Maes, ¿se han dado cuenta de que el boom de grúas y torres de apartamentos en el centro de San José como que se enfrió? Si antes cada dos meses anunciaban un proyecto nuevo, ahora todo parece estar en un silencio incómodo, como cuando uno está esperando a que le contesten un WhatsApp que dejaron en visto. Pues resulta que no es pura percepción, hay un despiche montado en la Municipalidad de San José con la vara de los incentivos para construir, y la situación tiene a todo el sector con los pelos de punta, pensando si mejor se llevan la plata para otro lado.
Para ponerlos en contexto, la historia es así: hace más de veinte años, cuando Chepe era prácticamente un desierto después de las 6 de la tarde, a la Muni se le ocurrió una idea para traer gente a vivir al centro. Crearon unos incentivos bien llamativos: si una desarrolladora quería levantar una torre de apartamentos, le hacían un descuentazo en el impuesto de construcción y, además, le daban permiso para construir un buen porcentaje de área extra, o sea, más pisos. La lógica era simple: hacer que los números dieran, que fuera rentable invertir en la capital y así repoblarla. Durante años, la fórmula funcionó, con sus más y sus menos, pero mantuvo la construcción activa.
Pero ¡qué sal! Llegó la nueva administración del alcalde Diego Miranda y le puso un freno de mano a todo el asunto. El mae, con sus dudas sobre cómo se estaban aplicando estos beneficios, tardó más de un año en convocar a la Comisión de Renovación Urbana, que es el órgano que le da el visto bueno a estas varas. La reactivaron a mediados de este año, pero en lugar de dar luz verde a los proyectos en fila, salieron con que quieren cambiar las reglas del juego por completo. Presentaron una propuesta inicial, pero la versión final es un misterio. Y para rematar, un cambio de esa magnitud podría implicar reformar reglamentos que tardarían años en aprobarse. O sea, estamos hablando de un limbo total.
Y diay, como es de esperar, en el mundo de los negocios, la incertidumbre es veneno puro. Nadie en su sano juicio va a invertir millones de dólares en comprar un terreno y empezar a diseñar una torre si no sabe qué reglas le van a aplicar mañana. Los capos de la Cámara de la Construcción y del Colegio de Ingenieros y Arquitectos ya pegaron el grito al cielo. Dicen, con toda la razón del mundo, que esto está enfriando la inversión de una forma alarmante. Ya hay proyectos que están en pausa, otros que van a paso de tortuga y, lo más grave, desarrolladores que están activamente buscando dónde poner su plata en cantones vecinos como Curridabat, Tibás o Escazú, que los reciben con los brazos abiertos.
Al final del día, el plan de tener un San José más vivo, con gente caminando de noche y con vida de barrio, parece que podría irse al traste por pura indecisión administrativa. Mientras la Muni se toma un tiempo que nadie sabe cuánto será para definir su "nueva visión", el capital se fuga y las oportunidades se pierden. Se entiende la intención de querer ordenar la casa, pero la forma en que lo están manejando parece un manual de cómo espantar la inversión. Así que les pregunto a ustedes, maes: ¿Creen que la Muni está haciendo lo correcto al tomarse esta pausa para redefinir el futuro de la ciudad, aunque el costo sea este congelamiento? ¿O se están jalando una torta monumental que nos va a costar caro en el futuro?
Para ponerlos en contexto, la historia es así: hace más de veinte años, cuando Chepe era prácticamente un desierto después de las 6 de la tarde, a la Muni se le ocurrió una idea para traer gente a vivir al centro. Crearon unos incentivos bien llamativos: si una desarrolladora quería levantar una torre de apartamentos, le hacían un descuentazo en el impuesto de construcción y, además, le daban permiso para construir un buen porcentaje de área extra, o sea, más pisos. La lógica era simple: hacer que los números dieran, que fuera rentable invertir en la capital y así repoblarla. Durante años, la fórmula funcionó, con sus más y sus menos, pero mantuvo la construcción activa.
Pero ¡qué sal! Llegó la nueva administración del alcalde Diego Miranda y le puso un freno de mano a todo el asunto. El mae, con sus dudas sobre cómo se estaban aplicando estos beneficios, tardó más de un año en convocar a la Comisión de Renovación Urbana, que es el órgano que le da el visto bueno a estas varas. La reactivaron a mediados de este año, pero en lugar de dar luz verde a los proyectos en fila, salieron con que quieren cambiar las reglas del juego por completo. Presentaron una propuesta inicial, pero la versión final es un misterio. Y para rematar, un cambio de esa magnitud podría implicar reformar reglamentos que tardarían años en aprobarse. O sea, estamos hablando de un limbo total.
Y diay, como es de esperar, en el mundo de los negocios, la incertidumbre es veneno puro. Nadie en su sano juicio va a invertir millones de dólares en comprar un terreno y empezar a diseñar una torre si no sabe qué reglas le van a aplicar mañana. Los capos de la Cámara de la Construcción y del Colegio de Ingenieros y Arquitectos ya pegaron el grito al cielo. Dicen, con toda la razón del mundo, que esto está enfriando la inversión de una forma alarmante. Ya hay proyectos que están en pausa, otros que van a paso de tortuga y, lo más grave, desarrolladores que están activamente buscando dónde poner su plata en cantones vecinos como Curridabat, Tibás o Escazú, que los reciben con los brazos abiertos.
Al final del día, el plan de tener un San José más vivo, con gente caminando de noche y con vida de barrio, parece que podría irse al traste por pura indecisión administrativa. Mientras la Muni se toma un tiempo que nadie sabe cuánto será para definir su "nueva visión", el capital se fuga y las oportunidades se pierden. Se entiende la intención de querer ordenar la casa, pero la forma en que lo están manejando parece un manual de cómo espantar la inversión. Así que les pregunto a ustedes, maes: ¿Creen que la Muni está haciendo lo correcto al tomarse esta pausa para redefinir el futuro de la ciudad, aunque el costo sea este congelamiento? ¿O se están jalando una torta monumental que nos va a costar caro en el futuro?