Maes, agarren la DeLorean porque nos vamos de vuelta al pasado. ¿Se acuerdan de 1998? No existía Facebook, el iPhone era ciencia ficción y muchos de nosotros estábamos en el cole o ni siquiera habíamos nacido. Bueno, de esa época es la vara que por fin, después de un bostezo de 24 años, llegó a juicio esta semana. Hablamos del famoso “Caso Reaseguros”, un enredo que involucra al expresidente Miguel Ángel Rodríguez y a un montón de gente más, con acusaciones que suenan a guion de película de corrupción.
Diay, ¿y de qué va todo este despiche? La Fiscalía está diciendo que, en resumen, se armó un supuesto plan para desviar plata del Instituto Nacional de Seguros (INS) y del ICE. La movida, según la acusación, era simular pagos a una reaseguradora inglesa llamada PWS por una supuesta "asistencia técnica". La tesis del Ministerio Público es que eso era puro chorizo, una fachada para sacar fondos públicos. Y para ponerle la cereza al pastel, la acusación también menciona que de un fondo ilegal salía el dinero para pagar los viajes familiares de varios de los imputados. ¡Qué nivel de ride!
Hablemos de plata, porque aquí es donde la vara se pone color de hormiga. No estamos hablando de un menudo. La Fiscalía menciona pagos de hasta $2.1 millones de la compañía inglesa PWS a varios funcionarios. ¡Dos melones de dólares, maes! Y por si fuera poco, años después reventó otro escándalo que se sumó a la investigación: supuestamente, con plata de otra empresa mexicana se pagaron más de $47,000 de la tarjeta de crédito del expresidente Rodríguez. O sea, no era cualquier comprita en el súper, era un monto que a cualquiera de nosotros nos tomaría años de brete reunir.
Pero aquí viene la parte que a uno le vuela la cabeza y de verdad indigna: ¡el caso tiene 24 años! La denuncia original se puso en el 2001. ¡Veinticuatro años! En ese tiempo, un bebé aprendió a caminar, fue a la escuela, al cole, se graduó de la U y probablemente ya hasta está pagando impuestos. Es una completa torta que la justicia en este país se mueva a la velocidad de un perezoso con resaca. ¿Cómo es posible que un caso de esta magnitud, con un expresidente de por medio, se quede empolvado tanto tiempo? De verdad, ¡qué sal! para nosotros los ciudadanos que vemos cómo estos procesos se van al traste por pura lentitud y burocracia.
En fin, el juicio arrancó. Veremos en qué termina esta novela que parece sacada de los archivos X de la política tica. Pero más allá de si al final los encuentran culpables o no, el simple hecho de que haya tomado casi un cuarto de siglo llegar a este punto ya es una condena para nuestro sistema judicial. Nos deja un sinsabor terrible, una sensación de que aquí la justicia no es ni pronta ni cumplida. Ahora la pregunta queda en el aire, y me encantaría saber qué piensan ustedes en el foro...
¿Ustedes creen que después de tantísimo tiempo se puede hablar de 'justicia' de verdad, o esto ya es solo un teatro para cerrar un capítulo que a muchos les convenía olvidar?
Diay, ¿y de qué va todo este despiche? La Fiscalía está diciendo que, en resumen, se armó un supuesto plan para desviar plata del Instituto Nacional de Seguros (INS) y del ICE. La movida, según la acusación, era simular pagos a una reaseguradora inglesa llamada PWS por una supuesta "asistencia técnica". La tesis del Ministerio Público es que eso era puro chorizo, una fachada para sacar fondos públicos. Y para ponerle la cereza al pastel, la acusación también menciona que de un fondo ilegal salía el dinero para pagar los viajes familiares de varios de los imputados. ¡Qué nivel de ride!
Hablemos de plata, porque aquí es donde la vara se pone color de hormiga. No estamos hablando de un menudo. La Fiscalía menciona pagos de hasta $2.1 millones de la compañía inglesa PWS a varios funcionarios. ¡Dos melones de dólares, maes! Y por si fuera poco, años después reventó otro escándalo que se sumó a la investigación: supuestamente, con plata de otra empresa mexicana se pagaron más de $47,000 de la tarjeta de crédito del expresidente Rodríguez. O sea, no era cualquier comprita en el súper, era un monto que a cualquiera de nosotros nos tomaría años de brete reunir.
Pero aquí viene la parte que a uno le vuela la cabeza y de verdad indigna: ¡el caso tiene 24 años! La denuncia original se puso en el 2001. ¡Veinticuatro años! En ese tiempo, un bebé aprendió a caminar, fue a la escuela, al cole, se graduó de la U y probablemente ya hasta está pagando impuestos. Es una completa torta que la justicia en este país se mueva a la velocidad de un perezoso con resaca. ¿Cómo es posible que un caso de esta magnitud, con un expresidente de por medio, se quede empolvado tanto tiempo? De verdad, ¡qué sal! para nosotros los ciudadanos que vemos cómo estos procesos se van al traste por pura lentitud y burocracia.
En fin, el juicio arrancó. Veremos en qué termina esta novela que parece sacada de los archivos X de la política tica. Pero más allá de si al final los encuentran culpables o no, el simple hecho de que haya tomado casi un cuarto de siglo llegar a este punto ya es una condena para nuestro sistema judicial. Nos deja un sinsabor terrible, una sensación de que aquí la justicia no es ni pronta ni cumplida. Ahora la pregunta queda en el aire, y me encantaría saber qué piensan ustedes en el foro...
¿Ustedes creen que después de tantísimo tiempo se puede hablar de 'justicia' de verdad, o esto ya es solo un teatro para cerrar un capítulo que a muchos les convenía olvidar?