Maes, ¿se acuerdan de esa vara del robo masivo en un súper allá por Hone Creek, en Cahuita, hace como un mes? Diay, la noticia que sonaba a guion de película gringa, donde un grupo se levanta ₡50 melones como si nada. Bueno, agárrense, porque el OIJ madrugó hoy a armar un despiche bien organizado por todo el país para pescar a los responsables, y la cosa está que arde. Aunque ya cayeron varios, los peces gordos, incluido el supuesto cerebro de la operación, todavía andan por la libre, y la policía judicial está pidiendo cacao para que la gente ayude a ubicarlos. ¡Esto es un novelón!
Desde las 4 de la mañana, cuando la mayoría de nosotros estábamos en el quinto sueño, los agentes de la Sección de Robos del OIJ andaban pateando puertas. Y no fue cosa de un solo barrio, ¡qué va! Los allanamientos fueron simultáneos en un montón de lugares que no tienen nada que ver entre sí: León XIII, Guápiles, Pococí, el centro de Limón, Liberia y hasta San Nicolás de Cartago. O sea, la banda estaba más regada que el arroz con leche. El objetivo era claro: detener a por lo menos nueve sospechosos del delito de robo agravado y, de paso, recoger cualquier chunche que sirva como evidencia para amarrar bien el caso.
Para refrescarles la memoria, el golpe fue de película. El pasado 19 de abril, al menos tres tipos se metieron al supermercado vestidos como si fueran parte del brete. Una vez adentro, sacaron las armas de fuego, redujeron a los guardas y a los empleados que estaban ahí, y los amarraron con gasas plásticas como si fueran tamales. Pero la parte más carga de todo el plan fue que no llegaron con un martillo y un destornillador. No, señores. Los maes se llevaron un equipo de oxi-acetileno, un chunche de corte industrial que derrite metal, para abrir la caja fuerte. Cero improvisación, esto fue planeado hasta el último detalle.
Y aquí es donde la vara se pone más fea y traicionera. Resulta que este no fue un robo cualquiera; esto tuvo el sello de "trabajo interno". Entre los que ya están durmiendo en una celda del OIJ figuran varios empleados de la misma cadena de supermercados. ¡Qué torta! Imagínense, entre los detenidos está una encargada regional de la zona de Limón y hasta un encargado de otro Maxi Palí. Diay, con amigos así, ¿quién necesita enemigos? Claramente, estos personajes fueron los que pasaron el santo y seña, los horarios, la ubicación de la caja fuerte y, probablemente, hasta el tipo de café que le gustaba al guarda. Sin esa ayuda desde adentro, el plan se les hubiera ido al traste.
Ahora el OIJ confirmó que, a pesar de las detenciones, los objetivos más importantes siguen jugando al gato y al ratón, y eso incluye al presunto cabecilla. Ya soltaron las fotos de los sospechosos y activaron la línea confidencial 800-8000645 para que cualquiera que sepa algo, lo suelte sin miedo. Mientras tanto, los que ya cayeron van directo al Ministerio Público a que les dicten las medidas cautelares. Así que, la pregunta del millón queda en el aire. Diay, maes, ¿qué opinan de todo este enredo? ¿Creen que el OIJ logre pescar al cabecilla o el mae ya va camino a tomarse un daikiri en alguna playa perdida? Y lo más heavy, ¿qué tan salado es que la misma gente de adentro te venda así?
Desde las 4 de la mañana, cuando la mayoría de nosotros estábamos en el quinto sueño, los agentes de la Sección de Robos del OIJ andaban pateando puertas. Y no fue cosa de un solo barrio, ¡qué va! Los allanamientos fueron simultáneos en un montón de lugares que no tienen nada que ver entre sí: León XIII, Guápiles, Pococí, el centro de Limón, Liberia y hasta San Nicolás de Cartago. O sea, la banda estaba más regada que el arroz con leche. El objetivo era claro: detener a por lo menos nueve sospechosos del delito de robo agravado y, de paso, recoger cualquier chunche que sirva como evidencia para amarrar bien el caso.
Para refrescarles la memoria, el golpe fue de película. El pasado 19 de abril, al menos tres tipos se metieron al supermercado vestidos como si fueran parte del brete. Una vez adentro, sacaron las armas de fuego, redujeron a los guardas y a los empleados que estaban ahí, y los amarraron con gasas plásticas como si fueran tamales. Pero la parte más carga de todo el plan fue que no llegaron con un martillo y un destornillador. No, señores. Los maes se llevaron un equipo de oxi-acetileno, un chunche de corte industrial que derrite metal, para abrir la caja fuerte. Cero improvisación, esto fue planeado hasta el último detalle.
Y aquí es donde la vara se pone más fea y traicionera. Resulta que este no fue un robo cualquiera; esto tuvo el sello de "trabajo interno". Entre los que ya están durmiendo en una celda del OIJ figuran varios empleados de la misma cadena de supermercados. ¡Qué torta! Imagínense, entre los detenidos está una encargada regional de la zona de Limón y hasta un encargado de otro Maxi Palí. Diay, con amigos así, ¿quién necesita enemigos? Claramente, estos personajes fueron los que pasaron el santo y seña, los horarios, la ubicación de la caja fuerte y, probablemente, hasta el tipo de café que le gustaba al guarda. Sin esa ayuda desde adentro, el plan se les hubiera ido al traste.
Ahora el OIJ confirmó que, a pesar de las detenciones, los objetivos más importantes siguen jugando al gato y al ratón, y eso incluye al presunto cabecilla. Ya soltaron las fotos de los sospechosos y activaron la línea confidencial 800-8000645 para que cualquiera que sepa algo, lo suelte sin miedo. Mientras tanto, los que ya cayeron van directo al Ministerio Público a que les dicten las medidas cautelares. Así que, la pregunta del millón queda en el aire. Diay, maes, ¿qué opinan de todo este enredo? ¿Creen que el OIJ logre pescar al cabecilla o el mae ya va camino a tomarse un daikiri en alguna playa perdida? Y lo más heavy, ¿qué tan salado es que la misma gente de adentro te venda así?