¡Ay, Dios mío! La cosa está que arde a nivel mundial, y no precisamente por el cambio climático. Resulta que cada vez hay más países metidos de lleno en la onda de buscarle la salida al problema del petróleo y el carbón. Brasil, liderando el baile, propuso una especie de ‘mapa’ pa' salirnos del embate de estos combustibles fosilizados, y parece que varios se animaron al quite.
La verdad, la movida ha cogido a muchos por sorpresa, inclusive a los medioambientales que andan ahí luchando hace años. Ya más de ochenta naciones están firmando la idea de negociar cómo sacarnos de encima estos vicios energéticos. Aunque claro, los países que viven del petróleo no están tan contentos, y eso le pone sabor a la jugada. Imagínense, discutirlo así a cara dura en la COP30, ¡una verdadera telenovela!
Lo bueno es que el tema está en la boca de todos, y eso es un avance importante. Ministros de países como Colombia, España, Reino Unido, ¡hasta Noruega que son unos productores feroces!, se pusieron a hablar de la importancia de meterle empeño a este tema. El tipo británico, Ed Miliband, lo dejó clarito: “Este tema tiene que estar en el centro de la conversación”. Y la ministra colombiana, Irene Vélez Torres, pues le echó duro: “En muchas COP nos han silenciado este asunto, ¡pero ya llegó el momento!”.
Ahora, la cosa es que la propuesta inicial de Brasil aún suena un poquito flojita, como una cebolla: le quitas capas y al final no encuentras nada sustancioso. Algunos expertos dicen que necesita más fuerza, que debería tener fechas claras, metas concretas... Cosas que hagan que la gente diga: 'Ok, esto sí va en serio'. La enviada climática de las Islas Marshall, Tina Stege, lo calificó de ‘débil’, y nuestra ministra Vélez Torres añadió: “Tiene oportunidades de mejora, diay”.
Pero ojo, que no todo es negativo. La viceministra sueca Helena Dyrssen comenta que la hoja de ruta podría ser superdetallada, con plazos estrictos. Lo importante, según ella, es encontrar un punto medio donde todos puedan irse de acuerdo, considerando las presiones de los países productores de petróleo. Afinal, estamos hablando de cambiar toda una economía, no es un changarro fácil.
Mientras tanto, las organizaciones ambientales están reventando de emoción. Jasper Inventor, de Greenpeace, cree que esto podría ser el ‘momento decisivo’ de la Cumbre. Después de ver a miles de personas marchar en Belém con ataúdes de cartón simbolizando el adiós al petróleo, uno siente que algo grande puede pasar. Fernanda Carvalho, de WWF, también está optimista, pero advierte que la hoja de ruta no puede caer en el olvido como tantas otras promesas vacías. Necesitamos 'hitos', metas claras, una calendarización que nos obligue a cumplir.
Al final del día, la idea de crear una “mesa redonda ministerial” para ayudar a los países a planear su transición energética es bastante interesante. Esto permitiría compartir experiencias, recibir apoyo técnico y financiero... En resumen, hacer el proceso un poco menos doloroso para aquellos que dependen mucho del petróleo. Es un paso en la dirección correcta, aunque todavía queda muchísimo por recorrer. Va a ser pan comido convencer a todos los que tienen intereses económicos hundidos en el negocio del combustible.
Entonces, ¿qué piensan ustedes? ¿Creemos que Costa Rica está realmente preparada para abrazar una transición rápida hacia energías renovables? ¿Estamos listos para dejar atrás el petroleo y apostar por un futuro más limpio y sostenible, o seguiremos arrastrando los pies?
La verdad, la movida ha cogido a muchos por sorpresa, inclusive a los medioambientales que andan ahí luchando hace años. Ya más de ochenta naciones están firmando la idea de negociar cómo sacarnos de encima estos vicios energéticos. Aunque claro, los países que viven del petróleo no están tan contentos, y eso le pone sabor a la jugada. Imagínense, discutirlo así a cara dura en la COP30, ¡una verdadera telenovela!
Lo bueno es que el tema está en la boca de todos, y eso es un avance importante. Ministros de países como Colombia, España, Reino Unido, ¡hasta Noruega que son unos productores feroces!, se pusieron a hablar de la importancia de meterle empeño a este tema. El tipo británico, Ed Miliband, lo dejó clarito: “Este tema tiene que estar en el centro de la conversación”. Y la ministra colombiana, Irene Vélez Torres, pues le echó duro: “En muchas COP nos han silenciado este asunto, ¡pero ya llegó el momento!”.
Ahora, la cosa es que la propuesta inicial de Brasil aún suena un poquito flojita, como una cebolla: le quitas capas y al final no encuentras nada sustancioso. Algunos expertos dicen que necesita más fuerza, que debería tener fechas claras, metas concretas... Cosas que hagan que la gente diga: 'Ok, esto sí va en serio'. La enviada climática de las Islas Marshall, Tina Stege, lo calificó de ‘débil’, y nuestra ministra Vélez Torres añadió: “Tiene oportunidades de mejora, diay”.
Pero ojo, que no todo es negativo. La viceministra sueca Helena Dyrssen comenta que la hoja de ruta podría ser superdetallada, con plazos estrictos. Lo importante, según ella, es encontrar un punto medio donde todos puedan irse de acuerdo, considerando las presiones de los países productores de petróleo. Afinal, estamos hablando de cambiar toda una economía, no es un changarro fácil.
Mientras tanto, las organizaciones ambientales están reventando de emoción. Jasper Inventor, de Greenpeace, cree que esto podría ser el ‘momento decisivo’ de la Cumbre. Después de ver a miles de personas marchar en Belém con ataúdes de cartón simbolizando el adiós al petróleo, uno siente que algo grande puede pasar. Fernanda Carvalho, de WWF, también está optimista, pero advierte que la hoja de ruta no puede caer en el olvido como tantas otras promesas vacías. Necesitamos 'hitos', metas claras, una calendarización que nos obligue a cumplir.
Al final del día, la idea de crear una “mesa redonda ministerial” para ayudar a los países a planear su transición energética es bastante interesante. Esto permitiría compartir experiencias, recibir apoyo técnico y financiero... En resumen, hacer el proceso un poco menos doloroso para aquellos que dependen mucho del petróleo. Es un paso en la dirección correcta, aunque todavía queda muchísimo por recorrer. Va a ser pan comido convencer a todos los que tienen intereses económicos hundidos en el negocio del combustible.
Entonces, ¿qué piensan ustedes? ¿Creemos que Costa Rica está realmente preparada para abrazar una transición rápida hacia energías renovables? ¿Estamos listos para dejar atrás el petroleo y apostar por un futuro más limpio y sostenible, o seguiremos arrastrando los pies?