Mae, de verdad que hay que sentarse a hablar de la tremenda torta que se está jalando el Partido Liberación Nacional en San Ramón. Diay, resulta que por un pleito de poder digno de serie de Netflix en un solo cantón, tienen secuestrado el acceso a la platica de la deuda política para toda la campaña nacional. ¡Así como suena! Un despiche monumental que deja claro que los problemas internos del partido están a otro nivel. Mientras el resto de agrupaciones ya está afinando motores para el 1 de octubre, en el PLN todavía están viendo cómo convencen a un puñado de delegados para que lleguen a una reunión. Honestamente, es casi tragicómico.
Para los que no están muy metidos en la vara, el resumen es este: en San Ramón hay un forcejeo marca diablo. Por un lado, está el grupo del exalcalde Nixon Ureña, que al parecer le está haciendo la vida imposible a la cúpula del partido. Por el otro, los jerarcas liberacionistas, con el secretario general Miguel Guillén a la cabeza. El chisme de pasillo, que obviamente todos niegan con una seriedad que da risa, es que todo este berrinche es para frenar una supuesta candidatura a diputado del propio Guillén. O sea, un brete de cálculo político personal que tiene al partido entero pagando los platos rotos y viendo cómo la plata que necesitan se les escapa de las manos.
Y es que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) ya se los cantó clarito y sin anestesia: si no arreglan ese desorden y completan la renovación de estructuras en San Ramón, pueden postular a presidente y diputados, pero de la plata del Estado, ¡nanay! Ni un cinco. Y la campaña arranca en menos de un mes. El fin de semana pasado fue el enésimo intento fallido de hacer la bendita asamblea cantonal. Necesitaban 54 delegados para el quórum y solo llegaron 39. Todo el plan de tener las finanzas listas para el arranque se fue al traste, otra vez. ¡Qué sal! Uno se pregunta si de verdad quieren ganar las elecciones.
Ahora, la “nueva estrategia” del Comité Ejecutivo, después de tanto papelón, es meterle una pausa al tema. Van a enfocarse primero en la asamblea nacional de este sábado para elegir diputados —que de por sí ya debe tener sus propios pleitos— y *después*, con supuesta “mayor tranquilidad”, van a retomar el tema de San Ramón. ¿Y cómo? Pues, según Guillén, conversando “de manera individual” con cada delegado. En buen tico: van a intentar negociar en privado y a puerta cerrada lo que no han podido resolver a la luz del día. Suena a que van a tener que prometer el oro y el moro para que esa gente por fin les haga el favor de presentarse a trabajar.
Al final, mae, este enredo es mucho más que un simple pleito de pueblo. Es el síntoma de un partido que parece incapaz de controlar sus propios demonios. Si arman este despiche para organizar una asamblea en un solo cantón, ¿con qué cara le piden al país que confíe en ellos para manejar el brete de gobernar una nación entera? La situación está para sentarse a ver el espectáculo con palomitas, porque parece que la campaña del PLN va a empezar más cuesta arriba de lo que cualquiera hubiera imaginado.
Mi pregunta para el foro es: ¿Creen que esta nueva táctica de "negociar en privado" les va a funcionar, o es simplemente patear la bola para adelante mientras el partido se sigue desangrando por dentro? ¿Es esto un presagio de la campaña caótica que se le viene encima al PLN?
Para los que no están muy metidos en la vara, el resumen es este: en San Ramón hay un forcejeo marca diablo. Por un lado, está el grupo del exalcalde Nixon Ureña, que al parecer le está haciendo la vida imposible a la cúpula del partido. Por el otro, los jerarcas liberacionistas, con el secretario general Miguel Guillén a la cabeza. El chisme de pasillo, que obviamente todos niegan con una seriedad que da risa, es que todo este berrinche es para frenar una supuesta candidatura a diputado del propio Guillén. O sea, un brete de cálculo político personal que tiene al partido entero pagando los platos rotos y viendo cómo la plata que necesitan se les escapa de las manos.
Y es que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) ya se los cantó clarito y sin anestesia: si no arreglan ese desorden y completan la renovación de estructuras en San Ramón, pueden postular a presidente y diputados, pero de la plata del Estado, ¡nanay! Ni un cinco. Y la campaña arranca en menos de un mes. El fin de semana pasado fue el enésimo intento fallido de hacer la bendita asamblea cantonal. Necesitaban 54 delegados para el quórum y solo llegaron 39. Todo el plan de tener las finanzas listas para el arranque se fue al traste, otra vez. ¡Qué sal! Uno se pregunta si de verdad quieren ganar las elecciones.
Ahora, la “nueva estrategia” del Comité Ejecutivo, después de tanto papelón, es meterle una pausa al tema. Van a enfocarse primero en la asamblea nacional de este sábado para elegir diputados —que de por sí ya debe tener sus propios pleitos— y *después*, con supuesta “mayor tranquilidad”, van a retomar el tema de San Ramón. ¿Y cómo? Pues, según Guillén, conversando “de manera individual” con cada delegado. En buen tico: van a intentar negociar en privado y a puerta cerrada lo que no han podido resolver a la luz del día. Suena a que van a tener que prometer el oro y el moro para que esa gente por fin les haga el favor de presentarse a trabajar.
Al final, mae, este enredo es mucho más que un simple pleito de pueblo. Es el síntoma de un partido que parece incapaz de controlar sus propios demonios. Si arman este despiche para organizar una asamblea en un solo cantón, ¿con qué cara le piden al país que confíe en ellos para manejar el brete de gobernar una nación entera? La situación está para sentarse a ver el espectáculo con palomitas, porque parece que la campaña del PLN va a empezar más cuesta arriba de lo que cualquiera hubiera imaginado.
Mi pregunta para el foro es: ¿Creen que esta nueva táctica de "negociar en privado" les va a funcionar, o es simplemente patear la bola para adelante mientras el partido se sigue desangrando por dentro? ¿Es esto un presagio de la campaña caótica que se le viene encima al PLN?
