Maes, pónganse cómodos porque la vara que se armó hoy en la Asamblea Legislativa es para sentarse a analizarla con calma. Resulta que, después de meses de un novelón que ni en Repretel, los diputados decidieron mandar el veto del presidente Chaves a la ley de allanamientos 24/7 directo a la basura. Y no lo hicieron a medias: ¡fue un resello unánime de 43 votos! O sea, hasta la misma fracción oficialista, que en su momento defendió la postura del presi, terminó votando a favor. Un despiche total, si me preguntan.
Para entender este enredo, hay que rebobinar el casete. El 23 de abril, este mismo proyecto se aprobó con todos los votos, incluyendo los del chavismo. ¡Qué tuanis, todos de acuerdo por la seguridad del país! Pero, un momento… Seis días después, en la votación final, la misma fracción se echó para atrás y votó en contra. Y para rematar, el 14 de mayo, el presidente Chaves salió en su show de los miércoles a anunciar un veto con bombos y platillos. Dijo que no le iba a dar más herramientas a un OIJ y una Fiscalía "incompetentes y arbitrarios" y hasta se mandó con la frase del "capo di tutti". ¡Durísimo!
Diay, uno pensaría que con semejantes declaraciones, la postura del Gobierno era de cemento armado. Pero no. La diputada del PLN, Monserrat Ruiz, la proponente del proyecto, denunció que el Ejecutivo se hizo el mae y tuvo el veto guardado por 79 días, sin querer discutirlo. ¿Por qué? Según ella, simple y sencillamente "no le interesó". Y de repente, después de todo ese tiempo perdido y de jalarse una torta con el cambio de opinión, la cosa cambia de nuevo. El proyecto vuelve a una comisión, le quitan un parrafito que pedía justificar la urgencia del allanamiento, y ¡listo! Magia. El chavismo ahora dice que "se escuchó la inquietud" del Gobierno y celebran el "acuerdo alcanzado".
Aquí es donde la vara se pone más extraña. Doña Pilar Cisneros, con una cara que ni el teflón, aseguró en el Plenario que ella "nunca estuvo en contra del expediente", a pesar del veto del presidente que ella misma defiende. Es una gimnasia mental de campeonato. Pasaron de apoyar, a oponerse, a vetar con insultos incluidos, a negociar un cambio mínimo y terminar apoyando otra vez como si nada hubiera pasado. El plan original, que tenía el apoyo de todos, prácticamente se fue al traste por meses solo por un berrinche político que al final resolvieron con un curita.
Al final del día, el OIJ tendrá la herramienta que pidió para poder hacer allanamientos a cualquier hora, lo cual es la noticia de fondo. Pero el camino para llegar aquí fue un circo. Un recordatorio de que en la política tica, las convicciones a veces duran menos que un aguacero de mayo. La pregunta que queda en el aire es si todo este show fue una estrategia calculada para demostrar poder o si, simplemente, fue un despiche mal manejado desde el inicio. ¿Ustedes qué creen, maes? ¿Fue una jugada maestra o se les enredó el mecate y no les quedó más que dar el brazo a torcer?
Para entender este enredo, hay que rebobinar el casete. El 23 de abril, este mismo proyecto se aprobó con todos los votos, incluyendo los del chavismo. ¡Qué tuanis, todos de acuerdo por la seguridad del país! Pero, un momento… Seis días después, en la votación final, la misma fracción se echó para atrás y votó en contra. Y para rematar, el 14 de mayo, el presidente Chaves salió en su show de los miércoles a anunciar un veto con bombos y platillos. Dijo que no le iba a dar más herramientas a un OIJ y una Fiscalía "incompetentes y arbitrarios" y hasta se mandó con la frase del "capo di tutti". ¡Durísimo!
Diay, uno pensaría que con semejantes declaraciones, la postura del Gobierno era de cemento armado. Pero no. La diputada del PLN, Monserrat Ruiz, la proponente del proyecto, denunció que el Ejecutivo se hizo el mae y tuvo el veto guardado por 79 días, sin querer discutirlo. ¿Por qué? Según ella, simple y sencillamente "no le interesó". Y de repente, después de todo ese tiempo perdido y de jalarse una torta con el cambio de opinión, la cosa cambia de nuevo. El proyecto vuelve a una comisión, le quitan un parrafito que pedía justificar la urgencia del allanamiento, y ¡listo! Magia. El chavismo ahora dice que "se escuchó la inquietud" del Gobierno y celebran el "acuerdo alcanzado".
Aquí es donde la vara se pone más extraña. Doña Pilar Cisneros, con una cara que ni el teflón, aseguró en el Plenario que ella "nunca estuvo en contra del expediente", a pesar del veto del presidente que ella misma defiende. Es una gimnasia mental de campeonato. Pasaron de apoyar, a oponerse, a vetar con insultos incluidos, a negociar un cambio mínimo y terminar apoyando otra vez como si nada hubiera pasado. El plan original, que tenía el apoyo de todos, prácticamente se fue al traste por meses solo por un berrinche político que al final resolvieron con un curita.
Al final del día, el OIJ tendrá la herramienta que pidió para poder hacer allanamientos a cualquier hora, lo cual es la noticia de fondo. Pero el camino para llegar aquí fue un circo. Un recordatorio de que en la política tica, las convicciones a veces duran menos que un aguacero de mayo. La pregunta que queda en el aire es si todo este show fue una estrategia calculada para demostrar poder o si, simplemente, fue un despiche mal manejado desde el inicio. ¿Ustedes qué creen, maes? ¿Fue una jugada maestra o se les enredó el mecate y no les quedó más que dar el brazo a torcer?