Imagínate la movida, pura gente por redes sociales preguntándose cómo anda el dipu Feinzaig después del zumbadorazo que vivió. Pues, después de pasar unos días delicados en el hospital, el mae ya está de vuelta en su casa, aunque con cuatro costillas rotas y el esternón engrapado, pa' que te hagas una idea. Pero lejos de echarnos papayas, decidió contarle al mundo cómo está llevando esto, y vaya que tiene motivos pa' agradecer.
Feinzaig empezó hablando del diagnóstico médico, obvio. Cuatro costillas quebradas no son broma, ni el esternón engrapado tampoco. Dijo que se está adaptando a la situación, siguiendo las indicaciones de los doctores y los tratamientos, buscando retomar la normalidad lo más pronto posible. Y claro, no podía faltar un agradecimiento enorme a Ericka Benavides, su asesora, a quien lamentablemente perdimos en este desafortunado incidente. Un verdadero golpe bajo para todos, pero especialmente para su familia y compañeros de trabajo.
Lo que realmente tocó el corazón de muchos fue reconocer la fortaleza de Álvaro y Andrés, los hijitos de Ericka. Imagínate recibir un mensaje de esos en medio del dolor… Su esposa, Rosi, lo contactó, transmitiendo el cariño y la gratitud de los niños. Que consideren que estos últimos cuatro años, los que Ericka dedicó con entrega al proyecto político del PLN, fueron los mejores de su corta pero intensa vida. Ese tipo de palabras, mae, eso te levanta el ánimo como pocos lo hacen.
Pa' darle más contexto, resulta que el viernes ya salió del hospital, aunque reconoce que todavía hay ciertas cosas que no puede hacer, como asistir a eventos públicos o viajar. Quería ir a la sinagoga para recitar la oración del Birkat HaGomel, pero los médicos le recomendaron quedarse tranquilo en casa. Eso sí, la recitó con su familia antes de salir del hospital, mostrando que la fe sigue siendo importante en estos momentos difíciles. Una muestra de sencillez y humildad que queda lindo, ¿verdad?
Pero la lista de agradecimientos no termina ahí. Feinzaig habló de varios “ángeles” que aparecieron durante la emergencia, personas que simplemente hicieron lo que tenían que hacer sin esperar nada a cambio. Doña Heylin Azofeifa y su esposo, Leonel Anchía, por ejemplo. Fueron de los primeros en correr a ayudar después del choque. Mientras Leonel se fue a auxiliar a Fabián, quien resultó más afectado, Heylin nunca se apartó de Eli, manteniéndolo despierto y dando instrucciones hasta que llegaron los servicios de emergencia. Duro, tremendo lo que tuvo que pasar.
Luego, recordó a una muchacha desconocida, producto del aturdimiento post-accidente, que lo ayudó mucho. No recuerda su nombre, pero sí que estaba estudiando y se preparaba para rendir los exámenes nacionales. ¡Qué chévere ver gente joven con tantas ganas de progresar, incluso en medio de una tragedia como ésta! Se espera que tenga y siga teniendo éxito. Poco a poco, los hechos se van aclarando y la gratitud de Feinzaig se torna palpable.
Y no podemos olvidarnos de los cuerpos de rescate: bomberos, cruzrojistas, Fuerza Pública y Tránsito, quienes hicieron un trabajo espectacular para atender la emergencia y trasladar a los lesionados. Dice que se encontró con Monseñor Javier Román en el hospital, compartiendo conversaciones y deseos de pronta recuperación. Además de todo el personal médico –desde el guardia de seguridad hasta el presidente de la corporación–, incluyendo el personal de limpieza, fisioterapia, terapia respiratoria, imágenes médicas, emergencias, sala de cirugía y recuperación, psicología, nutrición, y el personal administrativo y de seguridad...¡una mole de personas brindando apoyo!
Para cerrar, Feinzaig lanzó un mensaje directo a la sociedad: “No nos lo decimos lo suficiente: LOS AMO.” Un recordatorio contundente de que la vida es efímera y que debemos aprovecharla al máximo, valorando a nuestros seres queridos y expresando nuestro afecto. Ahora dime, ¿crees que la respuesta de Feinzaig, tan humana y llena de agradecimiento, ayudará a sanar las heridas generadas por este trágico accidente y a fortalecer la confianza en la política nacional?
Feinzaig empezó hablando del diagnóstico médico, obvio. Cuatro costillas quebradas no son broma, ni el esternón engrapado tampoco. Dijo que se está adaptando a la situación, siguiendo las indicaciones de los doctores y los tratamientos, buscando retomar la normalidad lo más pronto posible. Y claro, no podía faltar un agradecimiento enorme a Ericka Benavides, su asesora, a quien lamentablemente perdimos en este desafortunado incidente. Un verdadero golpe bajo para todos, pero especialmente para su familia y compañeros de trabajo.
Lo que realmente tocó el corazón de muchos fue reconocer la fortaleza de Álvaro y Andrés, los hijitos de Ericka. Imagínate recibir un mensaje de esos en medio del dolor… Su esposa, Rosi, lo contactó, transmitiendo el cariño y la gratitud de los niños. Que consideren que estos últimos cuatro años, los que Ericka dedicó con entrega al proyecto político del PLN, fueron los mejores de su corta pero intensa vida. Ese tipo de palabras, mae, eso te levanta el ánimo como pocos lo hacen.
Pa' darle más contexto, resulta que el viernes ya salió del hospital, aunque reconoce que todavía hay ciertas cosas que no puede hacer, como asistir a eventos públicos o viajar. Quería ir a la sinagoga para recitar la oración del Birkat HaGomel, pero los médicos le recomendaron quedarse tranquilo en casa. Eso sí, la recitó con su familia antes de salir del hospital, mostrando que la fe sigue siendo importante en estos momentos difíciles. Una muestra de sencillez y humildad que queda lindo, ¿verdad?
Pero la lista de agradecimientos no termina ahí. Feinzaig habló de varios “ángeles” que aparecieron durante la emergencia, personas que simplemente hicieron lo que tenían que hacer sin esperar nada a cambio. Doña Heylin Azofeifa y su esposo, Leonel Anchía, por ejemplo. Fueron de los primeros en correr a ayudar después del choque. Mientras Leonel se fue a auxiliar a Fabián, quien resultó más afectado, Heylin nunca se apartó de Eli, manteniéndolo despierto y dando instrucciones hasta que llegaron los servicios de emergencia. Duro, tremendo lo que tuvo que pasar.
Luego, recordó a una muchacha desconocida, producto del aturdimiento post-accidente, que lo ayudó mucho. No recuerda su nombre, pero sí que estaba estudiando y se preparaba para rendir los exámenes nacionales. ¡Qué chévere ver gente joven con tantas ganas de progresar, incluso en medio de una tragedia como ésta! Se espera que tenga y siga teniendo éxito. Poco a poco, los hechos se van aclarando y la gratitud de Feinzaig se torna palpable.
Y no podemos olvidarnos de los cuerpos de rescate: bomberos, cruzrojistas, Fuerza Pública y Tránsito, quienes hicieron un trabajo espectacular para atender la emergencia y trasladar a los lesionados. Dice que se encontró con Monseñor Javier Román en el hospital, compartiendo conversaciones y deseos de pronta recuperación. Además de todo el personal médico –desde el guardia de seguridad hasta el presidente de la corporación–, incluyendo el personal de limpieza, fisioterapia, terapia respiratoria, imágenes médicas, emergencias, sala de cirugía y recuperación, psicología, nutrición, y el personal administrativo y de seguridad...¡una mole de personas brindando apoyo!
Para cerrar, Feinzaig lanzó un mensaje directo a la sociedad: “No nos lo decimos lo suficiente: LOS AMO.” Un recordatorio contundente de que la vida es efímera y que debemos aprovecharla al máximo, valorando a nuestros seres queridos y expresando nuestro afecto. Ahora dime, ¿crees que la respuesta de Feinzaig, tan humana y llena de agradecimiento, ayudará a sanar las heridas generadas por este trágico accidente y a fortalecer la confianza en la política nacional?