¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, los gringos otra vez metidos en un brete monumental. Resulta que la parálisis presupuestaria en Estados Unidos ha escalado a niveles rarísimos, con la Casa Blanca amenazando con despidos masivos si los congresistas no le encuentran la vuelta al asunto. Parece que la cosa está más que salada y ya empiezan a sentirlo hasta en las cocinas.
La jugada empezó con la disputa entre demócratas y republicanos sobre extender el presupuesto. Al final, el gobierno de Trump se vio obligado a cerrar algunas oficinas gubernamentales, dejando a unos funcionarios con la patita afuera y a otros trabajando sin recibir su sueldito. Pero eso era solo el principio, porque ahora viene la bomba: el Presidente amenazando con despedir gente a diestra y siniestra para obligar al Congreso a ceder.
Y no es cualquier recorte, chavales. El tío Trump, buscando apalancarse, ha decidido recortarle una buena lana a estados clave como Nueva York y California, esos que siempre andan de progresistas. Según la información que sale, estamos hablando de miles de millones de dólares que desaparecerían como agua entre los dedos, afectando proyectos de energía y transporte que estaban contemplados hace años.
California, ese estado que siempre se cree el ombligo del mundo, recibió un golpe duro con la cancelación de casi mil doscientos millones de dólares destinados a un proyecto de energía de hidrógeno. Eso, según el gobernador Newsom, pone en riesgo muchísimos trabajos, así que no se quedan calladitos, obvio. Están diciendo que esto es pura venganza política y que Trump está usando la economía como arma.
Nueva York tampoco se queda atrás. Ese lugar, con su eterno tráfico y sus interminables filas, iba a recibir alrededor de dieciocho mil millones de dólares para ampliar sus líneas de metro y construir nuevos túneles. Ahora, esos planos quedaron congelados indefinidamente mientras el gobierno hace una revisión administrativa. Dicen que buscan detectar contratos con requisitos de contratación basados en etnias... ¡Qué cosa!
Los defensores del Presidente argumentan que estos recortes son necesarios para acabar con lo que ellos llaman la “nueva estafa verde”, acusando a los proyectos financiados de estar diseñados para impulsar una agenda climática de izquierda. Russell Vought, el tipo que maneja el presupuesto en la Casa Blanca, salió a dispararles a punta de mensajes en redes sociales, mencionando específicamente a los distritos donde Trump perdió las últimas elecciones...¡Qué manera de buscar bronca!
La verdad es que el panorama está feísimo. Desde asociaciones de controladores aéreos hasta aerolíneas han alertado sobre los riesgos de seguridad y posibles retrasos en los vuelos debido a este batallar político. Ya hemos visto cosas parecidas antes, como aquel ‘shutdown’ de 2019 que duró 35 días y nos dio para hartarnos. Uno se pregunta, ¿hasta cuándo vamos a tener que aguantar estas payasadas?
Ahora bien, aquí me pregunto, ¿cree usted que esta parálisis presupuestaria en Estados Unidos tendrá un impacto directo en Costa Rica, especialmente en áreas como el turismo y las inversiones? ¿Considera que los políticos estadounidenses se han pasado de la raya al politizar temas económicos de esta manera?
La jugada empezó con la disputa entre demócratas y republicanos sobre extender el presupuesto. Al final, el gobierno de Trump se vio obligado a cerrar algunas oficinas gubernamentales, dejando a unos funcionarios con la patita afuera y a otros trabajando sin recibir su sueldito. Pero eso era solo el principio, porque ahora viene la bomba: el Presidente amenazando con despedir gente a diestra y siniestra para obligar al Congreso a ceder.
Y no es cualquier recorte, chavales. El tío Trump, buscando apalancarse, ha decidido recortarle una buena lana a estados clave como Nueva York y California, esos que siempre andan de progresistas. Según la información que sale, estamos hablando de miles de millones de dólares que desaparecerían como agua entre los dedos, afectando proyectos de energía y transporte que estaban contemplados hace años.
California, ese estado que siempre se cree el ombligo del mundo, recibió un golpe duro con la cancelación de casi mil doscientos millones de dólares destinados a un proyecto de energía de hidrógeno. Eso, según el gobernador Newsom, pone en riesgo muchísimos trabajos, así que no se quedan calladitos, obvio. Están diciendo que esto es pura venganza política y que Trump está usando la economía como arma.
Nueva York tampoco se queda atrás. Ese lugar, con su eterno tráfico y sus interminables filas, iba a recibir alrededor de dieciocho mil millones de dólares para ampliar sus líneas de metro y construir nuevos túneles. Ahora, esos planos quedaron congelados indefinidamente mientras el gobierno hace una revisión administrativa. Dicen que buscan detectar contratos con requisitos de contratación basados en etnias... ¡Qué cosa!
Los defensores del Presidente argumentan que estos recortes son necesarios para acabar con lo que ellos llaman la “nueva estafa verde”, acusando a los proyectos financiados de estar diseñados para impulsar una agenda climática de izquierda. Russell Vought, el tipo que maneja el presupuesto en la Casa Blanca, salió a dispararles a punta de mensajes en redes sociales, mencionando específicamente a los distritos donde Trump perdió las últimas elecciones...¡Qué manera de buscar bronca!
La verdad es que el panorama está feísimo. Desde asociaciones de controladores aéreos hasta aerolíneas han alertado sobre los riesgos de seguridad y posibles retrasos en los vuelos debido a este batallar político. Ya hemos visto cosas parecidas antes, como aquel ‘shutdown’ de 2019 que duró 35 días y nos dio para hartarnos. Uno se pregunta, ¿hasta cuándo vamos a tener que aguantar estas payasadas?
Ahora bien, aquí me pregunto, ¿cree usted que esta parálisis presupuestaria en Estados Unidos tendrá un impacto directo en Costa Rica, especialmente en áreas como el turismo y las inversiones? ¿Considera que los políticos estadounidenses se han pasado de la raya al politizar temas económicos de esta manera?