¡Ay, Dios mío! Esto de Finca Lajas me dejó con la boca abierta, ¿ustedes qué dicen? Ya todos sabemos de la tragedia: Don Toño y Doña Maureen, dos íconos de Santa Marta, encontrados sin vida en su propia soda. Una verdadera lástima, porque esos señores eran pura bondad, siempre con una sonrisa y el café listo para quien fuera.
La comunidad entera está sacudida, imagínense. Teníamos a Doña Maureen repartiendo pan dulce los domingos y a Don Toño contando historias de cuando eran jóvenes. Era un punto de encuentro, un lugar donde te sentías como en casa. Ahora eso se fue al traste, y eso duele hondo, créanme.
Según el OIJ, parece que el principal sospechoso es un extranjero que trabajaba con ellos. Uno de esos que vienen buscando el oro fácil, dicen algunos. Lo curioso es que varios vecinos le estaban echando una mano, ayudándolo con plata y otras cositas. ¡Qué vara! ¿Cómo es posible que alguien así les haga esto?
Y ni hablar de la onda que se armó cuando descubrieron los cuerpos. Senderistas, vecinos, gente del pueblo... Todos quedaron boquiabiertos. Llegaron las patrullas rapidísimo y la soda, que siempre estuvo llena de vida, se convirtió en una escena digna de película. Se escuchaban llantos por todas partes, era un ambiente pesado, sinceramente.
Pero esto no se queda solo en Finca Lajas, ¿eh? Este fin de semana hubo otros ocho asesinatos en distintos lados del país. ¡Qué sal! Ocho vidas truncadas, familias destrozadas... Costa Rica anda hecha un queso, y ya llevamos más de 770 homicidios este año. Superando cifras escalofriantes del año pasado. Algo tenemos que hacer, o esto se nos va de las manos, diay.
Ahora, el OIJ está investigando a fondo, tratando de armar el puzzle. La pista del extranjero es la que más fuerza tiene, pero todavía faltan pruebas contundentes. Hay mucha especulación, rumores que vuelan como papagayos, pero nada concreto. Esperemos que encuentren pronto al responsable y lo pongan pa’ dentro, porque esto ya no puede seguir así.
Esto además me hace pensar en la gente que se esfuerza, trabaja duro, para construir algo y de repente, llega alguien ajeno, aprovechándose de la buena fe de los demás, y termina causando tanto daño. Es triste, ¿verdad?, especialmente cuando ves cómo afecta a una comunidad tan unida como la de Santa Marta. Esa soda era más que un negocio, era un símbolo de la hospitalidad tica.
En fin, una tragedia que nos deja muchas preguntas y reflexiones. ¿Será que estamos perdiendo nuestra identidad, nuestro sentido de comunidad? ¿Estamos abriendo demasiado la puerta a gente que no comparte nuestros valores? Me pregunto, ¿cree usted que las autoridades deberían endurecer las medidas de control migratorio y revisar más a fondo los antecedentes de los extranjeros que llegan al país?
La comunidad entera está sacudida, imagínense. Teníamos a Doña Maureen repartiendo pan dulce los domingos y a Don Toño contando historias de cuando eran jóvenes. Era un punto de encuentro, un lugar donde te sentías como en casa. Ahora eso se fue al traste, y eso duele hondo, créanme.
Según el OIJ, parece que el principal sospechoso es un extranjero que trabajaba con ellos. Uno de esos que vienen buscando el oro fácil, dicen algunos. Lo curioso es que varios vecinos le estaban echando una mano, ayudándolo con plata y otras cositas. ¡Qué vara! ¿Cómo es posible que alguien así les haga esto?
Y ni hablar de la onda que se armó cuando descubrieron los cuerpos. Senderistas, vecinos, gente del pueblo... Todos quedaron boquiabiertos. Llegaron las patrullas rapidísimo y la soda, que siempre estuvo llena de vida, se convirtió en una escena digna de película. Se escuchaban llantos por todas partes, era un ambiente pesado, sinceramente.
Pero esto no se queda solo en Finca Lajas, ¿eh? Este fin de semana hubo otros ocho asesinatos en distintos lados del país. ¡Qué sal! Ocho vidas truncadas, familias destrozadas... Costa Rica anda hecha un queso, y ya llevamos más de 770 homicidios este año. Superando cifras escalofriantes del año pasado. Algo tenemos que hacer, o esto se nos va de las manos, diay.
Ahora, el OIJ está investigando a fondo, tratando de armar el puzzle. La pista del extranjero es la que más fuerza tiene, pero todavía faltan pruebas contundentes. Hay mucha especulación, rumores que vuelan como papagayos, pero nada concreto. Esperemos que encuentren pronto al responsable y lo pongan pa’ dentro, porque esto ya no puede seguir así.
Esto además me hace pensar en la gente que se esfuerza, trabaja duro, para construir algo y de repente, llega alguien ajeno, aprovechándose de la buena fe de los demás, y termina causando tanto daño. Es triste, ¿verdad?, especialmente cuando ves cómo afecta a una comunidad tan unida como la de Santa Marta. Esa soda era más que un negocio, era un símbolo de la hospitalidad tica.
En fin, una tragedia que nos deja muchas preguntas y reflexiones. ¿Será que estamos perdiendo nuestra identidad, nuestro sentido de comunidad? ¿Estamos abriendo demasiado la puerta a gente que no comparte nuestros valores? Me pregunto, ¿cree usted que las autoridades deberían endurecer las medidas de control migratorio y revisar más a fondo los antecedentes de los extranjeros que llegan al país?
