Mae, si usted es profe y siente que el brete acá a veces no da la talla, párele bolas a esto. Resulta que anda por ahí una oportunidad que, sinceramente, suena demasiado buena para ser verdad, pero es 100% real. Un programa llamado Participate Learning anda buscando educadores ticos para irse a dar clases a Estados Unidos. Y no, no es para ir a pulsearla a ver qué sale. Es con contrato, buen salario y todo el paquete. ¡Qué tuanis!
Les cuento la vara: la oferta es para jalar a Carolina del Norte, Carolina del Sur o Virginia. Y el salario, agárrense, va desde los $41,000 hasta los $55,000 al año. Hagan la conversión y me cuentan. Obviamente depende de la experiencia y el título, pero diay, sigue siendo un platal. Pero espere, que la cosa se pone mejor. El programa no solo le consigue el brete, sino que le monta un paquete de beneficios a cachete: le pagan el pasaje de avión, le dan seguro médico y, para rematar, se puede llevar a su pareja e hijos. ¡Qué nivel! Es básicamente un “vámonos todos a empezar una nueva vida” con el camino ya medio asfaltado. El contrato puede ser hasta por cinco años, tiempo más que suficiente para hacer platica y vivir una experiencia increíble.
Ahora, no es que cualquiera se puede montar en ese avión. Hay requisitos, como en todo. Lo primero y más obvio: necesita un título universitario en educación. No vale ser “profe de la vida”. También piden un mínimo de dos años de experiencia a tiempo completo dando clases, así que los recién graduados tendrán que esperar un toquecito. Un punto clave es el inglés: tiene que ser avanzado. Pero aquí viene lo bueno, no le piden el chunche del TOEFL ni ninguna certificación carísima. El nivel se lo miden en las entrevistas, más relajado. Además, tiene que estar trabajando actualmente, tener licencia de conducir (allá sin carro uno no es nadie) y, claro, estar dispuesto a irse a vivir al norte por un mínimo de dos años.
Si usted cumple con todo eso, la aplicación es gratis y está abierta todo el año en la página de ellos. Las plazas que más urgen son para profes de preescolar y primaria que puedan dar clases en español (programas de inmersión), además de profes de español como segunda lengua. Esto es una ventaja gigante para nosotros, porque el dominio nativo del español es precisamente lo que buscan. Es una oportunidad para que nuestro “acento neutro” (guiño, guiño) brille con luz propia en las aulas de Gringolandia y, de paso, nos paguen muchísimo mejor de lo que estamos acostumbrados por hacer exactamente lo que amamos.
Y aquí es donde la vara se pone un toque agridulce, ¿no creen? Por un lado, es una oportunidad de oro para cualquier educador que quiera crecer profesionalmente y tener una estabilidad económica que aquí, seamos honestos, es una batalla. Pero por otro, es un reflejo de que el talento tico en educación tiene que jalar para que lo valoren como se debe. Es un aplauso para los profes que lo logren, pero también una campanada de alerta para nuestro propio sistema. Dejando la filosofía de lado, la oportunidad está ahí, servida en bandeja para quien tenga las ganas y los atestados.
La pregunta del millón, foreros: ¿es esto una oportunidad increíble que hay que tomar sin pensarlo, o un síntoma triste de que no estamos valorando a nuestros educadores como se debe? ¿O son las dos varas al mismo tiempo?
Les cuento la vara: la oferta es para jalar a Carolina del Norte, Carolina del Sur o Virginia. Y el salario, agárrense, va desde los $41,000 hasta los $55,000 al año. Hagan la conversión y me cuentan. Obviamente depende de la experiencia y el título, pero diay, sigue siendo un platal. Pero espere, que la cosa se pone mejor. El programa no solo le consigue el brete, sino que le monta un paquete de beneficios a cachete: le pagan el pasaje de avión, le dan seguro médico y, para rematar, se puede llevar a su pareja e hijos. ¡Qué nivel! Es básicamente un “vámonos todos a empezar una nueva vida” con el camino ya medio asfaltado. El contrato puede ser hasta por cinco años, tiempo más que suficiente para hacer platica y vivir una experiencia increíble.
Ahora, no es que cualquiera se puede montar en ese avión. Hay requisitos, como en todo. Lo primero y más obvio: necesita un título universitario en educación. No vale ser “profe de la vida”. También piden un mínimo de dos años de experiencia a tiempo completo dando clases, así que los recién graduados tendrán que esperar un toquecito. Un punto clave es el inglés: tiene que ser avanzado. Pero aquí viene lo bueno, no le piden el chunche del TOEFL ni ninguna certificación carísima. El nivel se lo miden en las entrevistas, más relajado. Además, tiene que estar trabajando actualmente, tener licencia de conducir (allá sin carro uno no es nadie) y, claro, estar dispuesto a irse a vivir al norte por un mínimo de dos años.
Si usted cumple con todo eso, la aplicación es gratis y está abierta todo el año en la página de ellos. Las plazas que más urgen son para profes de preescolar y primaria que puedan dar clases en español (programas de inmersión), además de profes de español como segunda lengua. Esto es una ventaja gigante para nosotros, porque el dominio nativo del español es precisamente lo que buscan. Es una oportunidad para que nuestro “acento neutro” (guiño, guiño) brille con luz propia en las aulas de Gringolandia y, de paso, nos paguen muchísimo mejor de lo que estamos acostumbrados por hacer exactamente lo que amamos.
Y aquí es donde la vara se pone un toque agridulce, ¿no creen? Por un lado, es una oportunidad de oro para cualquier educador que quiera crecer profesionalmente y tener una estabilidad económica que aquí, seamos honestos, es una batalla. Pero por otro, es un reflejo de que el talento tico en educación tiene que jalar para que lo valoren como se debe. Es un aplauso para los profes que lo logren, pero también una campanada de alerta para nuestro propio sistema. Dejando la filosofía de lado, la oportunidad está ahí, servida en bandeja para quien tenga las ganas y los atestados.
La pregunta del millón, foreros: ¿es esto una oportunidad increíble que hay que tomar sin pensarlo, o un síntoma triste de que no estamos valorando a nuestros educadores como se debe? ¿O son las dos varas al mismo tiempo?