¡Ay, Dios mío! Resulta que la inflación en Costa Rica dio una bajada histórica este mes de noviembre, con un -0,38% interanual. Suena chévere, ¿verdad? Pues no tanto, porque seguimos lejos de la meta del Banco Central. Imagínate, andamos dando vueltas en círculo, buscando dónde se va el dinero y no lo encontramos. Como buscar aguacate maduro en el mercado chino, ¡qué torta!
Según el INESDEC, de los 289 productos y servicios que miden, casi la mitad subieron de precio, mientras que alrededor de un tercio bajaron. Lo que nos demuestra que ni modo, siempre hay algo que te golpea el bolsillo. Ya sea el teléfono, el pasaje aéreo –si quieres irte de vacaciones, claro– o hasta el simple tomate que le echas a la gallina perezosa. Las cosas no son fáciles para nadie.
Si revisamos qué categorías fueron las que sufrieron más, vemos que la información y comunicación, el recreación, deportes y cultura, la comida fuera de casa, el transporte… todas esas cositas que usamos diario, fueron a la alza. Mientras que algunas otras, como bebidas alcohólicas y tabaco, muebles y artículos para el hogar, y ropa, vieron una ligera mejora. Pero vamos, que eso no llena la nevera, ¿eh?
Y aquí viene lo interesante, mae. Aunque el índice general diga que estamos bien, la realidad es diferente para muchos hogares costarricenses, especialmente los que tienen menos recursos. De hecho, entre 2022 y 2025, los precios aumentaron un 3% en esos hogares, ¡casi cuatro veces más que el promedio nacional! Esto significa que la baja inflación no está llegando a aliviar la carga para aquellos que realmente lo necesitan. Es como si estuvieran corriendo en círculos tratando de alcanzar un tren que nunca llega.
El economista Luis Vargas de la UCR nos pone las cartas sobre la mesa: analizar la inflación solo desde el promedio es una “trama de los promedios”, como él mismo lo dice. Un ejemplo clarito es el arroz, un producto básico en la dieta de muchas familias. Si el arroz sube, duele en el bolsillo. En cambio, si bajan los boletos de avión, eso beneficia más a los que pueden pagárselos, y ahí se queda. Entonces, ¿cómo hacemos para medir de verdad cómo les va a la gente?
Este fenómeno de la inflación diferenciada está ligado a varios factores, incluyendo cambios en patrones de consumo, subsidios gubernamentales y fluctuaciones en los precios internacionales de materias primas. Por ejemplo, la reciente caída en el precio de la gasolina ayudó a moderar la inflación general, pero no compensó el incremento en otros gastos esenciales. Además, la política monetaria del Banco Central, aunque busca controlar la inflación, también puede tener efectos indirectos en diferentes sectores de la economía.
El gobierno insiste en que la situación está bajo control y que las medidas implementadas están funcionando. Sin embargo, muchos ciudadanos sienten que no se ven reflejadas sus preocupaciones en los datos oficiales. Las redes sociales se han llenado de quejas sobre el aumento de precios en los supermercados y la dificultad para llegar a fin de mes. Parece que la brecha entre la teoría económica y la realidad cotidiana sigue siendo bastante amplia. Uno se pregunta si realmente alguien en el Palacio está escuchando el clamor popular, diay.
Definitivamente, la baja inflación no es suficiente para aliviar la presión económica sobre los hogares más vulnerables de Costa Rica. Si bien es cierto que algunos precios han disminuido, el impacto en la calidad de vida de las personas es limitado. Entonces, ¿cuál crees tú que debería ser la siguiente estrategia del gobierno para combatir el alto costo de vida y asegurar que todos los costarricenses puedan tener una vida digna? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios!
Según el INESDEC, de los 289 productos y servicios que miden, casi la mitad subieron de precio, mientras que alrededor de un tercio bajaron. Lo que nos demuestra que ni modo, siempre hay algo que te golpea el bolsillo. Ya sea el teléfono, el pasaje aéreo –si quieres irte de vacaciones, claro– o hasta el simple tomate que le echas a la gallina perezosa. Las cosas no son fáciles para nadie.
Si revisamos qué categorías fueron las que sufrieron más, vemos que la información y comunicación, el recreación, deportes y cultura, la comida fuera de casa, el transporte… todas esas cositas que usamos diario, fueron a la alza. Mientras que algunas otras, como bebidas alcohólicas y tabaco, muebles y artículos para el hogar, y ropa, vieron una ligera mejora. Pero vamos, que eso no llena la nevera, ¿eh?
Y aquí viene lo interesante, mae. Aunque el índice general diga que estamos bien, la realidad es diferente para muchos hogares costarricenses, especialmente los que tienen menos recursos. De hecho, entre 2022 y 2025, los precios aumentaron un 3% en esos hogares, ¡casi cuatro veces más que el promedio nacional! Esto significa que la baja inflación no está llegando a aliviar la carga para aquellos que realmente lo necesitan. Es como si estuvieran corriendo en círculos tratando de alcanzar un tren que nunca llega.
El economista Luis Vargas de la UCR nos pone las cartas sobre la mesa: analizar la inflación solo desde el promedio es una “trama de los promedios”, como él mismo lo dice. Un ejemplo clarito es el arroz, un producto básico en la dieta de muchas familias. Si el arroz sube, duele en el bolsillo. En cambio, si bajan los boletos de avión, eso beneficia más a los que pueden pagárselos, y ahí se queda. Entonces, ¿cómo hacemos para medir de verdad cómo les va a la gente?
Este fenómeno de la inflación diferenciada está ligado a varios factores, incluyendo cambios en patrones de consumo, subsidios gubernamentales y fluctuaciones en los precios internacionales de materias primas. Por ejemplo, la reciente caída en el precio de la gasolina ayudó a moderar la inflación general, pero no compensó el incremento en otros gastos esenciales. Además, la política monetaria del Banco Central, aunque busca controlar la inflación, también puede tener efectos indirectos en diferentes sectores de la economía.
El gobierno insiste en que la situación está bajo control y que las medidas implementadas están funcionando. Sin embargo, muchos ciudadanos sienten que no se ven reflejadas sus preocupaciones en los datos oficiales. Las redes sociales se han llenado de quejas sobre el aumento de precios en los supermercados y la dificultad para llegar a fin de mes. Parece que la brecha entre la teoría económica y la realidad cotidiana sigue siendo bastante amplia. Uno se pregunta si realmente alguien en el Palacio está escuchando el clamor popular, diay.
Definitivamente, la baja inflación no es suficiente para aliviar la presión económica sobre los hogares más vulnerables de Costa Rica. Si bien es cierto que algunos precios han disminuido, el impacto en la calidad de vida de las personas es limitado. Entonces, ¿cuál crees tú que debería ser la siguiente estrategia del gobierno para combatir el alto costo de vida y asegurar que todos los costarricenses puedan tener una vida digna? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios!