¡Una penca de lana!, eso es lo que el Instituto Nacional de Seguros (INS) ha logrado juntar con los pagos del marchamo. Alrededor de ¢222 mil millones, para ser exactos, hasta las nueve de la mañana de este viernes. Digamos que la gente se ha espabilado para poner sus papeles en regla, aunque todavía queda tiempo para cumplir con la fecha límite del 31 de diciembre. Una cifra así, diay, da esperanzas de que esto pueda ayudar a mejorar algunas cosas, pero también nos hace pensar si realmente es suficiente.
Para entender bien qué significa toda esta plata, hay que recordar que el marchamo no es solo pagarle al gobierno por poder circular. Es un sistema complejo donde entra el Seguro Obligatorio Automotor (SOA), el impuesto por el vehículo, las cuotas al Consejo de Transporte Público (CTP) y al Consejo de Seguridad Vial (COSEVI), el IVA y hasta los timbres. Todo eso va sumándose para llegar a la suma final que todos los conductores tenemos que asumir anualmente. Ojo, que si te vas por las ramas y no pagas a tiempo, ¡te comes una multa!”, advirtieron desde el INS.
Este año, con la inflación y los precios altos, muchos se han quejado de que el marchamo está más salado que nunca. Además, la economía no anda regalada y la preocupación por los gastos básicos sigue latente. Por eso, ver que tanta gente ha cumplido con el pago, a pesar de todo, es algo positivo. Demuestra que la mayoría de los conductores son responsables y entienden la importancia de tener todo al día para evitar problemas con la policía de tránsito. Pero, vamos a ser honestos, todavía hay quienes prefieren jugársela y correr el riesgo de una multa. ¡Quédese ahí!
Según datos oficiales, casi seis millones de personas han realizado consultas sobre el marchamo y ya se han procesado más de un millón doscientas cuarenta mil pagos. Esto demuestra que el INS está trabajando duro para facilitar el proceso y hacer que sea lo más sencillo posible para los usuarios. Han implementado diferentes canales de pago, desde oficinas físicas hasta plataformas online, para adaptarse a las necesidades de todos. ¡Se esforzaron, qué lindo!, pero el reto ahora es asegurarse de que esa recolección de fondos se traduzca en mejoras reales en la seguridad vial.
Y precisamente ahí radica la gran pregunta: ¿Esta lluvia de billetes que está cayendo en las arcas del INS será suficiente para solucionar los problemas de inseguridad vial que tanto nos afectan? Porque, lamentablemente, las estadísticas siguen siendo preocupantes. Accidentes, muertes, lesiones... una tragedia constante en nuestras carreteras. Se necesita mucho más que solo dinero. Se requiere una cultura de respeto a las normas de tránsito, una mayor presencia policial, mejores infraestructuras viales y campañas educativas efectivas. ¡Eso sí que es importante!
Muchos expertos señalan que una parte importante de estos recursos debería destinarse a modernizar las estaciones de control vehicular, dotarlas de tecnología más avanzada para detectar vehículos sin seguro o con documentación vencida, e invertir en programas de capacitación para conductores. También sería fundamental fortalecer la fiscalización y sancionar más severamente a aquellos que infringen las leyes de tránsito, especialmente a los conductores ebrios o bajo el efecto de drogas. Porque eso, ¡qué torta!, es un problema grave que cobra vidas inocentes.
Además, se podría utilizar parte de este dinero para financiar proyectos de mejora en las condiciones de las carreteras rurales, donde a menudo faltan señales adecuadas, iluminación y barreras de protección. Estas vías suelen ser utilizadas por agricultores y trabajadores que se desplazan a diario a sus lugares de empleo, y son especialmente vulnerables a sufrir accidentes. Eso sí que es una vara delicada y que merece atención prioritaria. Seamos conscientes que la seguridad vial es responsabilidad de todos, no solo del gobierno ni del INS.
En fin, parece que este año el INS logró batir récords de recaudación con el marchamo. Pero ahora viene la verdadera prueba: demostrar que esos recursos se utilizan de manera eficiente y transparente para mejorar la seguridad vial en Costa Rica. Con tantas preocupaciones económicas, ¿cree usted que el gobierno invertirá sabiamente este dinero para reducir los accidentes y proteger a los ciudadanos en las carreteras?
Para entender bien qué significa toda esta plata, hay que recordar que el marchamo no es solo pagarle al gobierno por poder circular. Es un sistema complejo donde entra el Seguro Obligatorio Automotor (SOA), el impuesto por el vehículo, las cuotas al Consejo de Transporte Público (CTP) y al Consejo de Seguridad Vial (COSEVI), el IVA y hasta los timbres. Todo eso va sumándose para llegar a la suma final que todos los conductores tenemos que asumir anualmente. Ojo, que si te vas por las ramas y no pagas a tiempo, ¡te comes una multa!”, advirtieron desde el INS.
Este año, con la inflación y los precios altos, muchos se han quejado de que el marchamo está más salado que nunca. Además, la economía no anda regalada y la preocupación por los gastos básicos sigue latente. Por eso, ver que tanta gente ha cumplido con el pago, a pesar de todo, es algo positivo. Demuestra que la mayoría de los conductores son responsables y entienden la importancia de tener todo al día para evitar problemas con la policía de tránsito. Pero, vamos a ser honestos, todavía hay quienes prefieren jugársela y correr el riesgo de una multa. ¡Quédese ahí!
Según datos oficiales, casi seis millones de personas han realizado consultas sobre el marchamo y ya se han procesado más de un millón doscientas cuarenta mil pagos. Esto demuestra que el INS está trabajando duro para facilitar el proceso y hacer que sea lo más sencillo posible para los usuarios. Han implementado diferentes canales de pago, desde oficinas físicas hasta plataformas online, para adaptarse a las necesidades de todos. ¡Se esforzaron, qué lindo!, pero el reto ahora es asegurarse de que esa recolección de fondos se traduzca en mejoras reales en la seguridad vial.
Y precisamente ahí radica la gran pregunta: ¿Esta lluvia de billetes que está cayendo en las arcas del INS será suficiente para solucionar los problemas de inseguridad vial que tanto nos afectan? Porque, lamentablemente, las estadísticas siguen siendo preocupantes. Accidentes, muertes, lesiones... una tragedia constante en nuestras carreteras. Se necesita mucho más que solo dinero. Se requiere una cultura de respeto a las normas de tránsito, una mayor presencia policial, mejores infraestructuras viales y campañas educativas efectivas. ¡Eso sí que es importante!
Muchos expertos señalan que una parte importante de estos recursos debería destinarse a modernizar las estaciones de control vehicular, dotarlas de tecnología más avanzada para detectar vehículos sin seguro o con documentación vencida, e invertir en programas de capacitación para conductores. También sería fundamental fortalecer la fiscalización y sancionar más severamente a aquellos que infringen las leyes de tránsito, especialmente a los conductores ebrios o bajo el efecto de drogas. Porque eso, ¡qué torta!, es un problema grave que cobra vidas inocentes.
Además, se podría utilizar parte de este dinero para financiar proyectos de mejora en las condiciones de las carreteras rurales, donde a menudo faltan señales adecuadas, iluminación y barreras de protección. Estas vías suelen ser utilizadas por agricultores y trabajadores que se desplazan a diario a sus lugares de empleo, y son especialmente vulnerables a sufrir accidentes. Eso sí que es una vara delicada y que merece atención prioritaria. Seamos conscientes que la seguridad vial es responsabilidad de todos, no solo del gobierno ni del INS.
En fin, parece que este año el INS logró batir récords de recaudación con el marchamo. Pero ahora viene la verdadera prueba: demostrar que esos recursos se utilizan de manera eficiente y transparente para mejorar la seguridad vial en Costa Rica. Con tantas preocupaciones económicas, ¿cree usted que el gobierno invertirá sabiamente este dinero para reducir los accidentes y proteger a los ciudadanos en las carreteras?
