¡Aguántense! La discusión está que arde en todos los rincones, desde la soda hasta el Congreso. Parece que finalmente alguien le está prestando atención a lo que la juventud tica ha estado gritando hace años: necesitamos cambios profundos, y ya. El artículo de opinión de Karla Salguero Moya encendió la chispa, y ahora la conversación va a toda máquina. Ya no es una cuestión de “si”, sino de “cómo” vamos a revitalizar este país.
Durante décadas, hemos seguido caminos trazados por generaciones anteriores, aferrados a modelos económicos que, seamos sinceros, nos han dejado bastante rezagados en comparación con otros países de la región. La globalización, esos tratados de libre comercio... algunos dicen que nos abrieron puertas, pero muchos otros señalan que nos dejaron expuestos a una competencia desigual y dependientes de factores externos que escapan a nuestro control. Es hora de replantearnos las cosas, y la juventud, con su frescura e ideas nuevas, podría ser justamente lo que necesitamos para darle un giro de 180 grados.
Pero, ¿qué significa realmente “despertar” a Costa Rica? No se trata de tirar todo a la basura y empezar de cero. Se trata de rescatar nuestra esencia, esa vocación de solidaridad, de compromiso social que siempre nos ha caracterizado. Recordemos nuestros valores de cooperación, de cuidado del medio ambiente, de educación pública de calidad. Eso es lo que debemos recuperar, fortalecer, y proyectarlo hacia el futuro. Porque si seguimos caminando por el mismo sendero, vaya que nos vamos a ir al traste.
Y ahí entra la juventud, con su energía inagotable y su capacidad de adaptación. Son ellos quienes están consumiendo tecnología a marchas forzadas, quienes entienden las dinámicas del mundo digital, quienes están conectados con las tendencias globales. Pero también son ellos quienes están más conscientes de los problemas ambientales, sociales y económicos que enfrentamos. Su perspectiva es fresca, innovadora y, a veces, directamente necesaria para romper con paradigmas obsoletos. ¿Quién mejor para diseñar soluciones creativas a los desafíos actuales?
Uno de los puntos clave que destaca Salguero Moya es la necesidad de impulsar la participación juvenil en la toma de decisiones políticas. No basta con que voten; necesitan tener voz activa en la construcción de leyes, en la definición de políticas públicas. Y eso implica abrir espacios, escuchar sus propuestas, y estar dispuestos a cambiar de rumbo cuando sea necesario. Porque si seguimos ignorándolos, estamos perdiendo una oportunidad invaluable.
El ejemplo de COP30 en Belém, mencionado por René Castro Salazar, nos da esperanza. La apuesta por la agroforestería y la electromovilidad no solo son medidas responsables con el planeta, sino que también pueden generar empleos verdes y diversificar nuestra economía. Si potenciamos estos sectores, aprovechando el conocimiento y la creatividad de la juventud, podríamos convertirnos en líderes regionales en sostenibilidad. Imaginen Costa Rica como un referente mundial en energías renovables y agricultura sostenible. ¡Sería qué chiva!
Sin embargo, no todo es color de rosa. También existen obstáculos importantes. La falta de oportunidades laborales, la precariedad económica, la desconfianza en las instituciones… todo esto contribuye a la frustración y al desencanto de muchos jóvenes. Tenemos que crear condiciones favorables para que puedan desarrollar su potencial, para que sientan que tienen un futuro prometedor en este país. Invertir en educación de calidad, promover la innovación, apoyar a emprendedores jóvenes, y combatir la corrupción son algunas de las tareas urgentes que tenemos por delante. Porque si no les damos herramientas, cómo esperan construir un mejor mañana?
En fin, la juventud es una fuerza poderosa, capaz de transformar realidades. Ahora bien, ¿cree usted que la sociedad costarricense está realmente dispuesta a escuchar y actuar de acuerdo con las propuestas de los jóvenes, o seguiremos aferrados a viejas fórmulas que ya demostraron no funcionar? Comparta su opinión en los comentarios – ¡quiero saber qué piensa mi gente!
Durante décadas, hemos seguido caminos trazados por generaciones anteriores, aferrados a modelos económicos que, seamos sinceros, nos han dejado bastante rezagados en comparación con otros países de la región. La globalización, esos tratados de libre comercio... algunos dicen que nos abrieron puertas, pero muchos otros señalan que nos dejaron expuestos a una competencia desigual y dependientes de factores externos que escapan a nuestro control. Es hora de replantearnos las cosas, y la juventud, con su frescura e ideas nuevas, podría ser justamente lo que necesitamos para darle un giro de 180 grados.
Pero, ¿qué significa realmente “despertar” a Costa Rica? No se trata de tirar todo a la basura y empezar de cero. Se trata de rescatar nuestra esencia, esa vocación de solidaridad, de compromiso social que siempre nos ha caracterizado. Recordemos nuestros valores de cooperación, de cuidado del medio ambiente, de educación pública de calidad. Eso es lo que debemos recuperar, fortalecer, y proyectarlo hacia el futuro. Porque si seguimos caminando por el mismo sendero, vaya que nos vamos a ir al traste.
Y ahí entra la juventud, con su energía inagotable y su capacidad de adaptación. Son ellos quienes están consumiendo tecnología a marchas forzadas, quienes entienden las dinámicas del mundo digital, quienes están conectados con las tendencias globales. Pero también son ellos quienes están más conscientes de los problemas ambientales, sociales y económicos que enfrentamos. Su perspectiva es fresca, innovadora y, a veces, directamente necesaria para romper con paradigmas obsoletos. ¿Quién mejor para diseñar soluciones creativas a los desafíos actuales?
Uno de los puntos clave que destaca Salguero Moya es la necesidad de impulsar la participación juvenil en la toma de decisiones políticas. No basta con que voten; necesitan tener voz activa en la construcción de leyes, en la definición de políticas públicas. Y eso implica abrir espacios, escuchar sus propuestas, y estar dispuestos a cambiar de rumbo cuando sea necesario. Porque si seguimos ignorándolos, estamos perdiendo una oportunidad invaluable.
El ejemplo de COP30 en Belém, mencionado por René Castro Salazar, nos da esperanza. La apuesta por la agroforestería y la electromovilidad no solo son medidas responsables con el planeta, sino que también pueden generar empleos verdes y diversificar nuestra economía. Si potenciamos estos sectores, aprovechando el conocimiento y la creatividad de la juventud, podríamos convertirnos en líderes regionales en sostenibilidad. Imaginen Costa Rica como un referente mundial en energías renovables y agricultura sostenible. ¡Sería qué chiva!
Sin embargo, no todo es color de rosa. También existen obstáculos importantes. La falta de oportunidades laborales, la precariedad económica, la desconfianza en las instituciones… todo esto contribuye a la frustración y al desencanto de muchos jóvenes. Tenemos que crear condiciones favorables para que puedan desarrollar su potencial, para que sientan que tienen un futuro prometedor en este país. Invertir en educación de calidad, promover la innovación, apoyar a emprendedores jóvenes, y combatir la corrupción son algunas de las tareas urgentes que tenemos por delante. Porque si no les damos herramientas, cómo esperan construir un mejor mañana?
En fin, la juventud es una fuerza poderosa, capaz de transformar realidades. Ahora bien, ¿cree usted que la sociedad costarricense está realmente dispuesta a escuchar y actuar de acuerdo con las propuestas de los jóvenes, o seguiremos aferrados a viejas fórmulas que ya demostraron no funcionar? Comparta su opinión en los comentarios – ¡quiero saber qué piensa mi gente!
