Mae, seamos honestos. Hay pocas frases en el español moderno que generen más ansiedad que esa pequeña letanía digital: "Espere mientras se verifica su solicitud…". Es el purgatorio en forma de GIF animado, un limbo de píxeles que decide si tu día sigue su curso o si todo se va a ir al traste. Uno lo ve y, diay, se le encoge algo por dentro. Es el equivalente digital a cuando uno está haciendo fila en una plataforma del banco, solo queda una persona delante suyo y el cajero cuelga el rótulo de "Vuelvo en 10 minutos". Es un atentado contra la paz mental.
Lo más irónico de toda esta vara es que se supone que la digitalización venía a salvarnos. ¡Ja! La promesa era menos filas, menos papeles, menos "vuelva mañana porque le falta una firma". Y en parte lo ha cumplido, pero también ha creado un nuevo tipo de tortura psicológica. Porque antes, al menos, uno le veía la cara al funcionario que le ponía trabas. Ahora nuestra némesis es un círculo que no para de girar. Y cuando encima el sistema está mal hecho y te tira un "solicitud…" con caracteres raros, uno sabe que detrás de ese chunche hay alguien que se jaló una torta monumental con la codificación. ¡Qué despiche que en pleno 2024 sigamos viendo esos errores!
Ese momento de espera es un viaje. Pasan por la mente todos los escenarios posibles. "¿Habré subido la cédula por los dos lados? ¿Puse bien el correo? ¿Será que el sistema de Hacienda se cayó OTRA VEZ?". Es una negociación con el universo, un "por favorcito, que pase, que no me toque ir a hacer esta vuelta a pata". Uno se siente increíblemente salado, como si el universo conspirara para que justo tu trámite, ese que te urge para el brete, sea el que se quede pegado por los siglos de los siglos. Y ni qué decir del sentimiento cuando, después de cinco minutos de ver la ruedita girar, la página refresca y te saca con un error 404. ¡Qué sal! Dan ganas de tirar la compu por la ventana.
El verdadero problema es cuando ese plan digital, esa supuesta solución, falla y te deja peor que al inicio. Porque ahora no solo no resolviste el trámite, sino que perdiste tiempo, te frustraste y, muy probablemente, igual te va a tocar ir en persona. Todo el esfuerzo, el escanear documentos, el llenar formularios con veinte campos obligatorios... todo se fue al traste por un servidor que no respondió. Es la definición de ineficiencia moderna: crear un sistema digital para evitar un problema análogo, y que el sistema digital sea tan malo que te obligue a volver al problema análogo original.
Al final, ese simple "loader" es más que una animación. Es un símbolo de nuestra relación de amor-odio con la burocracia tica, ahora en su versión 2.0. Es la prueba de que no basta con tener una página web; la experiencia de usuario, la estabilidad y el no hacernos perder el tiempo deberían ser la prioridad. Pero bueno, mientras eso pasa, seguiremos encomendándonos a todos los santos cada vez que le damos clic al botón de "Enviar". Así que, compas del foro, abro el debate: ¿Cuál ha sido el peor trámite digital que les ha tocado hacer? ¿Cuál es esa plataforma o página del gobierno que les provoca pesadillas solo de pensar en ella?
Lo más irónico de toda esta vara es que se supone que la digitalización venía a salvarnos. ¡Ja! La promesa era menos filas, menos papeles, menos "vuelva mañana porque le falta una firma". Y en parte lo ha cumplido, pero también ha creado un nuevo tipo de tortura psicológica. Porque antes, al menos, uno le veía la cara al funcionario que le ponía trabas. Ahora nuestra némesis es un círculo que no para de girar. Y cuando encima el sistema está mal hecho y te tira un "solicitud…" con caracteres raros, uno sabe que detrás de ese chunche hay alguien que se jaló una torta monumental con la codificación. ¡Qué despiche que en pleno 2024 sigamos viendo esos errores!
Ese momento de espera es un viaje. Pasan por la mente todos los escenarios posibles. "¿Habré subido la cédula por los dos lados? ¿Puse bien el correo? ¿Será que el sistema de Hacienda se cayó OTRA VEZ?". Es una negociación con el universo, un "por favorcito, que pase, que no me toque ir a hacer esta vuelta a pata". Uno se siente increíblemente salado, como si el universo conspirara para que justo tu trámite, ese que te urge para el brete, sea el que se quede pegado por los siglos de los siglos. Y ni qué decir del sentimiento cuando, después de cinco minutos de ver la ruedita girar, la página refresca y te saca con un error 404. ¡Qué sal! Dan ganas de tirar la compu por la ventana.
El verdadero problema es cuando ese plan digital, esa supuesta solución, falla y te deja peor que al inicio. Porque ahora no solo no resolviste el trámite, sino que perdiste tiempo, te frustraste y, muy probablemente, igual te va a tocar ir en persona. Todo el esfuerzo, el escanear documentos, el llenar formularios con veinte campos obligatorios... todo se fue al traste por un servidor que no respondió. Es la definición de ineficiencia moderna: crear un sistema digital para evitar un problema análogo, y que el sistema digital sea tan malo que te obligue a volver al problema análogo original.
Al final, ese simple "loader" es más que una animación. Es un símbolo de nuestra relación de amor-odio con la burocracia tica, ahora en su versión 2.0. Es la prueba de que no basta con tener una página web; la experiencia de usuario, la estabilidad y el no hacernos perder el tiempo deberían ser la prioridad. Pero bueno, mientras eso pasa, seguiremos encomendándonos a todos los santos cada vez que le damos clic al botón de "Enviar". Así que, compas del foro, abro el debate: ¿Cuál ha sido el peor trámite digital que les ha tocado hacer? ¿Cuál es esa plataforma o página del gobierno que les provoca pesadillas solo de pensar en ella?
