Maes, en serio, a veces parece que en lugar de vivir en Costa Rica estamos viendo los capítulos más intensos de una novela turca. La vara entre el presi Rodrigo Chaves y el Poder Judicial escaló a un nivel que ya dejó de ser un simple pleito político para convertirse en un verdadero despiche institucional. Y como en toda buena novela, cuando un protagonista lanza una bomba, el otro no se puede quedar callado. Esta vez, fue el Poder Judicial el que salió a parar el carro en seco, y con toda la razón del mundo, porque la acusación que les tiraron no era cualquier cosa.
Para los que andan un poco perdidos, el resumen es este: el presidente Chaves, en medio de la investigación que se le sigue y la posibilidad de que le levanten la inmunidad, soltó la frase del millón: que le están montando un "golpe de Estado judicial". ¡Así, con todas las letras! Una declaración que, seamos honestos, es una torta de proporciones épicas en un país que se jacta de su estabilidad. Usar ese término es como jugar con dinamita en una gasolinera. Es un lenguaje que busca polarizar, que apunta a minar la confianza en una de las columnas vertebrales de nuestra democracia.
Pero diay, como era de esperarse, la Corte no se iba a quedar de brazos cruzados. Salió el mero mero, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Orlando Aguirre, a dar un mensaje que se puede traducir en buen tico como: "Un momentito, aquí las cosas no son así". Con una seriedad que cortaba el aire, Aguirre rechazó de plano la idea del "golpe de Estado" y, de paso, le mandó un filazo a los "insultos lanzados contra personas magistradas y fiscales". Dejó clarísimo que todo el proceso se está haciendo apegado a la ley, sin presiones de nadie y que su único brete es asegurarse de que la justicia funcione, le guste a quien le guste.
Y aquí es donde la vara se pone realmente seria para nosotros, los ciudadanos de a pie. Este agarrón ya no es sobre si Chaves es culpable o inocente de lo que se le acusa; eso le tocará a la justicia decidirlo. El verdadero problema es el daño que este tipo de discurso le hace al país. Cuando desde la silla presidencial se ataca de esa forma a otro poder de la República, se está dinamitando la confianza de la gente en el sistema. Aguirre lo dijo muy elegantemente, haciendo un llamado al "espíritu crítico", que en otras palabras significa: "maes, no se coman el cuento entero, piensen por ustedes mismos".
Al final, este pleito nos deja con un sabor amargo. La famosa independencia de poderes, esa vara que siempre sacamos a relucir con orgullo, parece que corre el riesgo de irse al traste si seguimos en esta línea de confrontación. Más allá de quién tiene la razón en este round específico, el verdadero perdedor es el país, que ve cómo sus líderes gastan energía en peleas en lugar de solucionar los problemas reales. La estabilidad no es un chunche que se compra en la pulpe, hay que cuidarla todos los días.
Ahora les paso la bola a ustedes, ¿qué opinan de todo este enredo? ¿Creen que Chaves se jaló una torta garrafal con esa declaración o tiene un punto válido para sentirse perseguido? ¿O será que ya nos acostumbramos a este nivel de conflicto y no va a pasar nada? ¡Abro debate en el foro!
Para los que andan un poco perdidos, el resumen es este: el presidente Chaves, en medio de la investigación que se le sigue y la posibilidad de que le levanten la inmunidad, soltó la frase del millón: que le están montando un "golpe de Estado judicial". ¡Así, con todas las letras! Una declaración que, seamos honestos, es una torta de proporciones épicas en un país que se jacta de su estabilidad. Usar ese término es como jugar con dinamita en una gasolinera. Es un lenguaje que busca polarizar, que apunta a minar la confianza en una de las columnas vertebrales de nuestra democracia.
Pero diay, como era de esperarse, la Corte no se iba a quedar de brazos cruzados. Salió el mero mero, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Orlando Aguirre, a dar un mensaje que se puede traducir en buen tico como: "Un momentito, aquí las cosas no son así". Con una seriedad que cortaba el aire, Aguirre rechazó de plano la idea del "golpe de Estado" y, de paso, le mandó un filazo a los "insultos lanzados contra personas magistradas y fiscales". Dejó clarísimo que todo el proceso se está haciendo apegado a la ley, sin presiones de nadie y que su único brete es asegurarse de que la justicia funcione, le guste a quien le guste.
Y aquí es donde la vara se pone realmente seria para nosotros, los ciudadanos de a pie. Este agarrón ya no es sobre si Chaves es culpable o inocente de lo que se le acusa; eso le tocará a la justicia decidirlo. El verdadero problema es el daño que este tipo de discurso le hace al país. Cuando desde la silla presidencial se ataca de esa forma a otro poder de la República, se está dinamitando la confianza de la gente en el sistema. Aguirre lo dijo muy elegantemente, haciendo un llamado al "espíritu crítico", que en otras palabras significa: "maes, no se coman el cuento entero, piensen por ustedes mismos".
Al final, este pleito nos deja con un sabor amargo. La famosa independencia de poderes, esa vara que siempre sacamos a relucir con orgullo, parece que corre el riesgo de irse al traste si seguimos en esta línea de confrontación. Más allá de quién tiene la razón en este round específico, el verdadero perdedor es el país, que ve cómo sus líderes gastan energía en peleas en lugar de solucionar los problemas reales. La estabilidad no es un chunche que se compra en la pulpe, hay que cuidarla todos los días.
Ahora les paso la bola a ustedes, ¿qué opinan de todo este enredo? ¿Creen que Chaves se jaló una torta garrafal con esa declaración o tiene un punto válido para sentirse perseguido? ¿O será que ya nos acostumbramos a este nivel de conflicto y no va a pasar nada? ¡Abro debate en el foro!