Maes, a veces uno lee noticias que parecen sacadas de un sketch de comedia, y la de hoy es una joya. Imagínense la escena: suena la alarma en el CAI Vilma Curling, allá en Desampa. ¡Alerta, alerta, una fuga! Uno se imagina una vara cinematográfica, con sábanas amarradas y planes maestros. Diay, parece que a una privada de libertad de apellido Vega, de apenas 25 años, se le ocurrió que la mañana de este viernes era perfecta para un cambio de aires. Logró salir de su módulo y, por un brevísimo instante, seguro sintió el viento de la libertad. El único detallito es que ese 'instante' fue de exactamente 15 minutos. Sí, leyeron bien. Le duró el mandado menos de lo que uno dura en una presa en la General Cañas.
La vara es que la muchacha, identificada como Vega Martínez, se las ingenió para evadir su ubicación. Pero su elaborado plan maestro, digno de una película de bajo presupuesto, consistía en... esconderse entre el zacate a la orilla del río que pasa cerca de la cárcel. Mae, con todo respeto, pero creo que se jaló una torta monumental si pensó que con eso la iba a librar. Es como jugar a las escondidas y taparse solo los ojos. Mientras ella estaba ahí, seguramente pensando en su próximo movimiento, la Policía Penitenciaria ya había armado un despiche de los buenos, pero un despiche organizado. Activaron todos los protocolos habidos y por haber, y la coordinación fue de otro nivel.
Aquí es donde la cosa se pone seria y, hay que decirlo, bastante eficiente. El Ministerio de Justicia no se anduvo por las ramas. Mandaron a la gente del CAI San Sebastián y de los centros de Occidente, soltaron a la Unidad Canina (pobres perritos, con este calor buscando gente en el monte), llamaron a la Unidad de Intervención Penitenciaria, a la Fuerza de Tarea... vamos, le mandaron todo el chunche policial encima. El subdirector Roy Brenes explicó, con una tranquilidad que casi da risa, que la localizaron rapidísimo. A las 10:52 a.m. ya la tenían de vuelta. El operativo fue tan veloz que seguro a la reclusa ni tiempo le dio de arrepentirse.
Según el reporte oficial, la 'prófuga' fue encontrada "oculta entre la vegetación cercana a la ribera del río". El plan, como era de esperarse, se le fue al traste en un abrir y cerrar de ojos. El mismo Brenes dijo que "gracias al arranque de intervención se logra su captura minutos después", destacando la respuesta inmediata del personal. Y sí, hay que darles el crédito. Contuvieron la situación sin que nadie saliera herido y sin que la seguridad del centro penal o de los vecinos se viera comprometida. Un brete rápido y limpio, no hay quite. Ahora, la procesión va por dentro para la muchacha, porque Justicia confirmó que le abrirán un nuevo proceso judicial por el intento de gracia.
Ahora, fuera de broma, la vara es para analizarla. Por un lado, uno dice: ¡qué sal la muchacha! Quince minutos de 'libertad' para ahora, muy probablemente, enfrentarse a más broncas legales y más tiempo encerrada. Es una historia de mala suerte y, seamos honestos, de un plan bastante malito. Pero por otro lado, esto abre un debate interesante sobre la seguridad en nuestras cárceles. ¿Qué nos dice esto? ¿Fue un operativo impecable que demuestra que el sistema funciona a la perfección, o el simple hecho de que una reclusa pueda salirse de su módulo ya es una bandera roja gigante que deberíamos estar viendo? ¿Ustedes qué opinan, maes? ¿Mérito absoluto de la policía, o un fallo de seguridad que por suerte se resolvió rápido?
La vara es que la muchacha, identificada como Vega Martínez, se las ingenió para evadir su ubicación. Pero su elaborado plan maestro, digno de una película de bajo presupuesto, consistía en... esconderse entre el zacate a la orilla del río que pasa cerca de la cárcel. Mae, con todo respeto, pero creo que se jaló una torta monumental si pensó que con eso la iba a librar. Es como jugar a las escondidas y taparse solo los ojos. Mientras ella estaba ahí, seguramente pensando en su próximo movimiento, la Policía Penitenciaria ya había armado un despiche de los buenos, pero un despiche organizado. Activaron todos los protocolos habidos y por haber, y la coordinación fue de otro nivel.
Aquí es donde la cosa se pone seria y, hay que decirlo, bastante eficiente. El Ministerio de Justicia no se anduvo por las ramas. Mandaron a la gente del CAI San Sebastián y de los centros de Occidente, soltaron a la Unidad Canina (pobres perritos, con este calor buscando gente en el monte), llamaron a la Unidad de Intervención Penitenciaria, a la Fuerza de Tarea... vamos, le mandaron todo el chunche policial encima. El subdirector Roy Brenes explicó, con una tranquilidad que casi da risa, que la localizaron rapidísimo. A las 10:52 a.m. ya la tenían de vuelta. El operativo fue tan veloz que seguro a la reclusa ni tiempo le dio de arrepentirse.
Según el reporte oficial, la 'prófuga' fue encontrada "oculta entre la vegetación cercana a la ribera del río". El plan, como era de esperarse, se le fue al traste en un abrir y cerrar de ojos. El mismo Brenes dijo que "gracias al arranque de intervención se logra su captura minutos después", destacando la respuesta inmediata del personal. Y sí, hay que darles el crédito. Contuvieron la situación sin que nadie saliera herido y sin que la seguridad del centro penal o de los vecinos se viera comprometida. Un brete rápido y limpio, no hay quite. Ahora, la procesión va por dentro para la muchacha, porque Justicia confirmó que le abrirán un nuevo proceso judicial por el intento de gracia.
Ahora, fuera de broma, la vara es para analizarla. Por un lado, uno dice: ¡qué sal la muchacha! Quince minutos de 'libertad' para ahora, muy probablemente, enfrentarse a más broncas legales y más tiempo encerrada. Es una historia de mala suerte y, seamos honestos, de un plan bastante malito. Pero por otro lado, esto abre un debate interesante sobre la seguridad en nuestras cárceles. ¿Qué nos dice esto? ¿Fue un operativo impecable que demuestra que el sistema funciona a la perfección, o el simple hecho de que una reclusa pueda salirse de su módulo ya es una bandera roja gigante que deberíamos estar viendo? ¿Ustedes qué opinan, maes? ¿Mérito absoluto de la policía, o un fallo de seguridad que por suerte se resolvió rápido?
