En un rincón del trópico costarricense, la naturaleza y la ciencia han dado lugar a una auténtica joya tropical: la piña rosada. Después de 17 años de investigación y una inversión millonaria, Fresh Del Monte ha logrado cultivar esta exótica fruta, cuya característica más notable es su pulpa de un vibrante color rosa. Sin embargo, esta innovación no ha estado exenta de controversias, desafíos legales y una creciente demanda en los mercados más exclusivos del mundo.
La piña rosada, comercializada bajo el nombre Pinkglow, ha captado la atención internacional no solo por su atractivo color, resultado del licopeno, el mismo pigmento que da el color rojo a tomates y sandías, sino también por su sabor más dulce y menos ácido comparado con las piñas tradicionales. Este producto se cultiva en Buenos Aires de Puntarenas, una región de Costa Rica donde las condiciones climáticas y del suelo son ideales para su desarrollo. El proceso desde la plantación hasta la cosecha toma aproximadamente 16 meses, lo que hace de cada piña una inversión significativa de tiempo y recursos.
La piña rosada ha encontrado un nicho en mercados de lujo en países como Estados Unidos, Canadá, Qatar y varios estados del Golfo Pérsico. Cada unidad puede llegar a costar hasta 400 dólares en restaurantes de alta gama y tiendas selectas, reflejando no solo su rareza sino también el complejo proceso de producción que requiere.
No obstante, la historia de la piña rosada en Costa Rica no es solo un cuento de éxito comercial. La exclusividad en su cultivo y comercialización ha generado conflictos significativos. A pesar de que Fresh Del Monte posee la patente y los derechos exclusivos para su producción, se ha detectado la venta y cultivo ilegal de esta fruta en varias regiones del país, especialmente en la zona de Pital de San Carlos. El Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) ha llevado a cabo operativos para eliminar estas plantaciones ilegales, enfrentándose a la resistencia de los productores involucrados.
La empresa ha expresado su preocupación por estos actos ilícitos que no solo violan los derechos de propiedad intelectual, sino que también ponen en riesgo la calidad y la reputación del producto en el mercado internacional. Fresh Del Monte ha hecho un llamado a los consumidores costarricenses para que eviten comprar piñas rosadas de procedencia dudosa, subrayando la importancia de respetar las regulaciones y las licencias otorgadas.
A pesar de estos desafíos, la piña rosada sigue siendo un símbolo de innovación y excelencia agrícola en Costa Rica. El país ha logrado posicionarse como un líder en la producción de esta fruta exótica, aprovechando su clima favorable y su compromiso con prácticas agrícolas sostenibles. La piña rosada no solo representa un avance en la biotecnología alimentaria, sino que también refleja el espíritu emprendedor y la capacidad de adaptación de los agricultores costarricenses.
La demanda de la piña rosada continúa creciendo, impulsada por su exclusividad y su perfil nutricional, que incluye altos niveles de antioxidantes beneficiosos para la salud. Mientras Fresh Del Monte trabaja para proteger sus derechos y expandir su mercado, la piña rosada sigue siendo un testimonio del potencial de la agricultura costarricense y su capacidad para innovar en el competitivo mercado global de frutas exóticas.
La piña rosada de Costa Rica es mucho más que una curiosidad botánica; es un producto que encapsula años de investigación, desafíos legales y un futuro prometedor en los mercados de lujo alrededor del mundo. Sin duda, una historia que continúa evolucionando y que seguirá siendo un tema de interés tanto para consumidores como para productores agrícolas.
La piña rosada, comercializada bajo el nombre Pinkglow, ha captado la atención internacional no solo por su atractivo color, resultado del licopeno, el mismo pigmento que da el color rojo a tomates y sandías, sino también por su sabor más dulce y menos ácido comparado con las piñas tradicionales. Este producto se cultiva en Buenos Aires de Puntarenas, una región de Costa Rica donde las condiciones climáticas y del suelo son ideales para su desarrollo. El proceso desde la plantación hasta la cosecha toma aproximadamente 16 meses, lo que hace de cada piña una inversión significativa de tiempo y recursos.
La piña rosada ha encontrado un nicho en mercados de lujo en países como Estados Unidos, Canadá, Qatar y varios estados del Golfo Pérsico. Cada unidad puede llegar a costar hasta 400 dólares en restaurantes de alta gama y tiendas selectas, reflejando no solo su rareza sino también el complejo proceso de producción que requiere.
No obstante, la historia de la piña rosada en Costa Rica no es solo un cuento de éxito comercial. La exclusividad en su cultivo y comercialización ha generado conflictos significativos. A pesar de que Fresh Del Monte posee la patente y los derechos exclusivos para su producción, se ha detectado la venta y cultivo ilegal de esta fruta en varias regiones del país, especialmente en la zona de Pital de San Carlos. El Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) ha llevado a cabo operativos para eliminar estas plantaciones ilegales, enfrentándose a la resistencia de los productores involucrados.
La empresa ha expresado su preocupación por estos actos ilícitos que no solo violan los derechos de propiedad intelectual, sino que también ponen en riesgo la calidad y la reputación del producto en el mercado internacional. Fresh Del Monte ha hecho un llamado a los consumidores costarricenses para que eviten comprar piñas rosadas de procedencia dudosa, subrayando la importancia de respetar las regulaciones y las licencias otorgadas.
A pesar de estos desafíos, la piña rosada sigue siendo un símbolo de innovación y excelencia agrícola en Costa Rica. El país ha logrado posicionarse como un líder en la producción de esta fruta exótica, aprovechando su clima favorable y su compromiso con prácticas agrícolas sostenibles. La piña rosada no solo representa un avance en la biotecnología alimentaria, sino que también refleja el espíritu emprendedor y la capacidad de adaptación de los agricultores costarricenses.
La demanda de la piña rosada continúa creciendo, impulsada por su exclusividad y su perfil nutricional, que incluye altos niveles de antioxidantes beneficiosos para la salud. Mientras Fresh Del Monte trabaja para proteger sus derechos y expandir su mercado, la piña rosada sigue siendo un testimonio del potencial de la agricultura costarricense y su capacidad para innovar en el competitivo mercado global de frutas exóticas.
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La piña rosada de Costa Rica es mucho más que una curiosidad botánica; es un producto que encapsula años de investigación, desafíos legales y un futuro prometedor en los mercados de lujo alrededor del mundo. Sin duda, una historia que continúa evolucionando y que seguirá siendo un tema de interés tanto para consumidores como para productores agrícolas.
