Maes, ¿vieron esta vara que salió en el Extra? A veces uno lee noticias y de verdad que no sabe si reír o llorar por el nivel de algunas personas. Resulta que los agentes del OIJ, específicamente los de la sección de Delitos Medioambientales, le cayeron a un mae de 27 años, de apellido Cortés, allá por Estrada de Matina, en Limón. ¿La razón? El compa figura como sospechoso de andar cazando vida silvestre como si estuviéramos en el siglo XIX. Diay, en pleno 2024 y con todo lo que se supone que hemos avanzado en temas de conservación... ¡qué torta! La ley que prohíbe esta práctica tiene más de una década de existir, pero parece que a algunos el memorándum todavía no les llega.
Lo más interesante del brete del OIJ es que no fue un golpe de suerte. Al parecer, a este sujeto lo tenían en la mira desde abril de este año. O sea, no es que se lo toparon por casualidad con un rifle en la montaña. Hubo una investigación de por medio, lo que demuestra que las autoridades, por lo menos en este caso, se tomaron el asunto en serio. Le allanaron la choza y, según el reporte, le decomisaron varios chunches electrónicos y munición. Uno se queda pensando qué tipo de aparatos serían, ¿GPS para rastrear animales? ¿Cámaras trampa? El punto es que el mae no andaba jugando de boy scout, todo apunta a que tenía su operación bien montada.
Ahora, analicemos la situación con un poco más de cabeza fría. La Ley de Conservación de la Vida Silvestre prohibió la caza deportiva en todo el país desde el 2012. ¡Doce años! Este mae, con 27 años, tenía 15 cuando la ley entró en vigencia. No puede alegar ignorancia o que "así se hacían las cosas antes". Jalarse una torta de este calibre, en una de las zonas con mayor biodiversidad del país como lo es Limón, es de una irresponsabilidad monumental. Es un reflejo de esa mentalidad de que los recursos naturales son infinitos y que la fauna está ahí para el antojo de cualquiera. ¡Qué sal! Porque por gente así es que se joden ecosistemas enteros y especies que ya de por sí la tienen difícil.
La vara es que este tipo de noticias siempre me dejan un sabor agridulce. Por un lado, es tuanis ver que el OIJ tiene una sección especializada y que realmente hacen su trabajo para proteger lo nuestro. Eso da un poquito de esperanza. Pero por otro lado, da un cólera y una frustración enormes saber que estas prácticas siguen ocurriendo. Esto no es un caso aislado; la caza ilegal es un problema constante y silencioso en muchas partes de Costa Rica. Es una lucha que va más allá de un simple arresto; es una batalla cultural contra la idea de que la vida silvestre nos pertenece y podemos disponer de ella a nuestro gusto.
Al final, a Cortés lo presentaron ante el Ministerio Público para que le definan su situación jurídica, y ojalá que el proceso siente un precedente. Pero esto me lleva a la pregunta de fondo, y aquí es donde quiero leerlos a ustedes, maes. Más allá de aplaudir el arresto, ¿creen que las penas por caza ilegal en Costa Rica son realmente un disuasivo? ¿O el problema es más profundo, un tema de educación y de falta de conciencia que una multa o unos meses de cárcel no van a solucionar? ¿Qué más se podría hacer para que esta gente entienda que la biodiversidad del país no es un chereque más para su colección?
Lo más interesante del brete del OIJ es que no fue un golpe de suerte. Al parecer, a este sujeto lo tenían en la mira desde abril de este año. O sea, no es que se lo toparon por casualidad con un rifle en la montaña. Hubo una investigación de por medio, lo que demuestra que las autoridades, por lo menos en este caso, se tomaron el asunto en serio. Le allanaron la choza y, según el reporte, le decomisaron varios chunches electrónicos y munición. Uno se queda pensando qué tipo de aparatos serían, ¿GPS para rastrear animales? ¿Cámaras trampa? El punto es que el mae no andaba jugando de boy scout, todo apunta a que tenía su operación bien montada.
Ahora, analicemos la situación con un poco más de cabeza fría. La Ley de Conservación de la Vida Silvestre prohibió la caza deportiva en todo el país desde el 2012. ¡Doce años! Este mae, con 27 años, tenía 15 cuando la ley entró en vigencia. No puede alegar ignorancia o que "así se hacían las cosas antes". Jalarse una torta de este calibre, en una de las zonas con mayor biodiversidad del país como lo es Limón, es de una irresponsabilidad monumental. Es un reflejo de esa mentalidad de que los recursos naturales son infinitos y que la fauna está ahí para el antojo de cualquiera. ¡Qué sal! Porque por gente así es que se joden ecosistemas enteros y especies que ya de por sí la tienen difícil.
La vara es que este tipo de noticias siempre me dejan un sabor agridulce. Por un lado, es tuanis ver que el OIJ tiene una sección especializada y que realmente hacen su trabajo para proteger lo nuestro. Eso da un poquito de esperanza. Pero por otro lado, da un cólera y una frustración enormes saber que estas prácticas siguen ocurriendo. Esto no es un caso aislado; la caza ilegal es un problema constante y silencioso en muchas partes de Costa Rica. Es una lucha que va más allá de un simple arresto; es una batalla cultural contra la idea de que la vida silvestre nos pertenece y podemos disponer de ella a nuestro gusto.
Al final, a Cortés lo presentaron ante el Ministerio Público para que le definan su situación jurídica, y ojalá que el proceso siente un precedente. Pero esto me lleva a la pregunta de fondo, y aquí es donde quiero leerlos a ustedes, maes. Más allá de aplaudir el arresto, ¿creen que las penas por caza ilegal en Costa Rica son realmente un disuasivo? ¿O el problema es más profundo, un tema de educación y de falta de conciencia que una multa o unos meses de cárcel no van a solucionar? ¿Qué más se podría hacer para que esta gente entienda que la biodiversidad del país no es un chereque más para su colección?
