¡Ay, Dios mío! Se nos fue Don Luis Fernando Solano Carrera, figura clave en la historia jurídica de Costa Rica. A sus 82 años, dejó este mundo este jueves, dejándonos un vacío enorme, especialmente en el ámbito del derecho constitucional. La noticia cayó como balde de agua fría, primero en la página del TSE y luego confirmada por la UCR, donde también ejerció como decano. En fin, una pérdida irreparable para el país, qué pena.
Solano Carrera, como muchos lo recordarán, no era un nombre cualquiera. Fue uno de los arquitectos de la Sala Constitucional, ese organismo que ha marcado la pauta en muchísimas decisiones cruciales para el desarrollo democrático de Costa Rica. Él mismo lo decía, hace años, que “hay un antes y un después” de la Sala, y vaya que tenía razón. Su impronta se siente en cada fallo, en cada interpretación de la ley. Era un hombre con visión, un verdadero patriota que dedicó su vida al servicio público.
Desde que ingresó a la Sala el 31 de octubre de 1989 hasta su jubilación en febrero de 2008, participó activamente en la construcción de este órgano fundamental del Estado. Recordemos que en esos tiempos, la Sala recibía una avalancha de recursos: habeas corpus, amparos, acciones de inconstitucionalidad... ¡Un brete!, pero él y sus compañeros trabajaron incansablemente para sentar las bases de lo que hoy es la Sala Constitucional, un espacio con más de 150 funcionarios resolviendo miles de casos anualmente. Esa primera Sala, conformada por Rodríguez, Piza, Castro, Baudrit, Mora y Arias, junto a Solano, marcó un hito histórico.
Pero don Luis Fernando era mucho más que un jurista consumado. Era un esposo devoto, un padre ejemplar y un amigo leal. Después de tantos años de entrega al país, decidió tomarse un tiempo para sí mismo, para disfrutar de su familia, para escribir, para concentrarse en proyectos personales. Como él dijo, necesitaba “darse un tiempo para cuidarse”. De hecho, después de dejar la Sala, solía comentar que era hora de relajarse un poquito y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, porque trabajar tanto cansa, ¡diay!
Este fallecimiento deja a Costa Rica sin el último miembro vivo del grupo fundador de la Sala Constitucional, un hecho que añade aún más tristeza a esta partida. Imaginen la responsabilidad que implicaba construir un nuevo sistema judicial, definir los límites del poder estatal y proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos. Un trabajo colosal que Solano Carrera realizó con pasión y compromiso, siempre buscando la justicia y el bienestar común. Muchos jóvenes abogados lo tenían como ídolo, quien no querría seguir sus pasos?
La Facultad de Derecho de la UCR, donde también tuvo una importante trayectoria como decano, expresó su profundo pesar por la partida de Don Luis Fernando. Con un mensaje en redes sociales, reconocieron su legado y enviaron sus condolencias a su familia y amigos. Las muestras de cariño y respeto han sido innumerables desde que se dio a conocer la noticia, demostrando el gran afecto que la gente sentía por él. Al final, todos coincidimos en que dejó una huella imborrable en la sociedad costarricense, qué grande fue.
Y hablando de legado, es imposible olvidar su contribución a la defensa del Estado de Derecho y la protección de los derechos humanos en Costa Rica. Su labor en la Sala Constitucional fue fundamental para fortalecer las instituciones democráticas y garantizar la igualdad ante la ley. Recordaremos siempre su inteligencia, su honestidad y su profunda vocación de servicio. ¡Qué ejemplo nos dejó! Es una gran pérdida para la abogacía nacional y para todos los costarricenses que valoramos la justicia y la transparencia.
Ante esta triste coyuntura, me pregunto: ¿Cuál creen ustedes que ha sido el mayor logro de la Sala Constitucional durante estos más de 35 años, y cómo podemos honrar el legado de figuras como Luis Fernando Solano Carrera para asegurar que la justicia siga siendo un pilar fundamental de nuestra nación?
Solano Carrera, como muchos lo recordarán, no era un nombre cualquiera. Fue uno de los arquitectos de la Sala Constitucional, ese organismo que ha marcado la pauta en muchísimas decisiones cruciales para el desarrollo democrático de Costa Rica. Él mismo lo decía, hace años, que “hay un antes y un después” de la Sala, y vaya que tenía razón. Su impronta se siente en cada fallo, en cada interpretación de la ley. Era un hombre con visión, un verdadero patriota que dedicó su vida al servicio público.
Desde que ingresó a la Sala el 31 de octubre de 1989 hasta su jubilación en febrero de 2008, participó activamente en la construcción de este órgano fundamental del Estado. Recordemos que en esos tiempos, la Sala recibía una avalancha de recursos: habeas corpus, amparos, acciones de inconstitucionalidad... ¡Un brete!, pero él y sus compañeros trabajaron incansablemente para sentar las bases de lo que hoy es la Sala Constitucional, un espacio con más de 150 funcionarios resolviendo miles de casos anualmente. Esa primera Sala, conformada por Rodríguez, Piza, Castro, Baudrit, Mora y Arias, junto a Solano, marcó un hito histórico.
Pero don Luis Fernando era mucho más que un jurista consumado. Era un esposo devoto, un padre ejemplar y un amigo leal. Después de tantos años de entrega al país, decidió tomarse un tiempo para sí mismo, para disfrutar de su familia, para escribir, para concentrarse en proyectos personales. Como él dijo, necesitaba “darse un tiempo para cuidarse”. De hecho, después de dejar la Sala, solía comentar que era hora de relajarse un poquito y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, porque trabajar tanto cansa, ¡diay!
Este fallecimiento deja a Costa Rica sin el último miembro vivo del grupo fundador de la Sala Constitucional, un hecho que añade aún más tristeza a esta partida. Imaginen la responsabilidad que implicaba construir un nuevo sistema judicial, definir los límites del poder estatal y proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos. Un trabajo colosal que Solano Carrera realizó con pasión y compromiso, siempre buscando la justicia y el bienestar común. Muchos jóvenes abogados lo tenían como ídolo, quien no querría seguir sus pasos?
La Facultad de Derecho de la UCR, donde también tuvo una importante trayectoria como decano, expresó su profundo pesar por la partida de Don Luis Fernando. Con un mensaje en redes sociales, reconocieron su legado y enviaron sus condolencias a su familia y amigos. Las muestras de cariño y respeto han sido innumerables desde que se dio a conocer la noticia, demostrando el gran afecto que la gente sentía por él. Al final, todos coincidimos en que dejó una huella imborrable en la sociedad costarricense, qué grande fue.
Y hablando de legado, es imposible olvidar su contribución a la defensa del Estado de Derecho y la protección de los derechos humanos en Costa Rica. Su labor en la Sala Constitucional fue fundamental para fortalecer las instituciones democráticas y garantizar la igualdad ante la ley. Recordaremos siempre su inteligencia, su honestidad y su profunda vocación de servicio. ¡Qué ejemplo nos dejó! Es una gran pérdida para la abogacía nacional y para todos los costarricenses que valoramos la justicia y la transparencia.
Ante esta triste coyuntura, me pregunto: ¿Cuál creen ustedes que ha sido el mayor logro de la Sala Constitucional durante estos más de 35 años, y cómo podemos honrar el legado de figuras como Luis Fernando Solano Carrera para asegurar que la justicia siga siendo un pilar fundamental de nuestra nación?