¡Ay, Dios mío, qué torta! El Hospital Dr. Enrique Baltodano Briceño en Liberia está funcionando como si le hubieran puesto dinamita, con gente por todos lados y nadie sabe bien cómo salir de este brete. Parece que estamos viviendo en una película de terror sanitario, donde las esperanzas de mejorar la situación se van diluyendo como azúcar en agua caliente.
La cosa es clara: el servicio de emergencias está reventando, con una ocupación del 143%. ¡Eso significa que tiene más pacientes de los que puede aguantar! Imagínate llegar buscando ayuda urgente y encontrarte con una sala llena hasta arriba, con gente esperando turnos bajo el sol o la lluvia… pura angustia. Y encima, tenemos el lujo de saber que hay un proyecto de ampliación parado, como pelota contra la pared, esperando que alguien le dé un empujón serio.
Según un informe de la Auditoría de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Hospital de Liberia es el quinto más hacinado del país. Entre las fallas, encontramos desde hongos por la humedad hasta camillas pegadas unas a otras, un peligro latente para cualquier brote infeccioso. La sala de shock, ese espacio vital para atender emergencias críticas, está siendo utilizada como cualquier otra habitación, ¡qué sal!
Y eso no es todo, porque parece que el problema va más allá de la falta de espacio. Según cuentan los que trabajan ahí, la llegada masiva de pacientes de toda la Región Chorotega, sin contar con la infraestructura necesaria, ha convertido la situación en insostenible. 'Nos dotan de nada', lamenta el director general, Dr. Marvin Palma, quien además agrega que tienen déficit de camas en hospitalización y cirugía, con ocupaciones rondando el 90-100%. ¡Una locura!
Pero la historia del proyecto de ampliación es aún más desconcertante. Hace ya nueve años, los arquitectos e ingenieros del CCSS identificaron los problemas del servicio, pero se priorizó otro área de salud en Liberia. Luego, en 2020, recomendaron frenar el proyecto. Ahora, en 2024, la Dirección de Proyección de Servicios de Salud asegura que no hay un estudio de demanda actualizado ni criterios técnicos favorables. ¡Parece que nos toman el pelo!
Lo peor de todo es el tiempo que los pacientes terminan pasando en urgencias. Según datos de la Dra. Vanessa Montiel, jefa de emergencias, algunos llegan a pasar ¡hasta quince días! En camillas de observación, en sillones de pasillo... ¡incluso en bancas metálicas! Pacientes asmáticos, necesitados de tratamiento intravenoso... todos sufriendo las consecuencias de esta crisis crónica. Imagínate tener que dormir en una silla de metal esperando que te atiendan… qué nivel de precariedad.
La gerencia del hospital ha tenido que recurrir a medidas desesperadas: coordinar con otros centros médicos, crear hospitales de día, implementar jornadas especiales… soluciones parche que apenas alivian temporalmente la situación. Pero, ¿cómo esperar que mejore la calidad de la atención cuando las condiciones son tan adversas? Es como tratar de apagar un incendio con un vaso de agua.
En fin, la situación del Hospital Dr. Enrique Baltodano Briceño es un claro reflejo de la falta de planificación y priorización en materia de salud pública. Una verdadera torta que afecta directamente a miles de familias en la Región Chorotega. Con tantos problemas evidentes, ¿creen ustedes que realmente el Ministerio de Salud está haciendo todo lo posible para solucionar esta crisis, o estamos condenados a seguir viendo cómo el hospital se va al traste?
La cosa es clara: el servicio de emergencias está reventando, con una ocupación del 143%. ¡Eso significa que tiene más pacientes de los que puede aguantar! Imagínate llegar buscando ayuda urgente y encontrarte con una sala llena hasta arriba, con gente esperando turnos bajo el sol o la lluvia… pura angustia. Y encima, tenemos el lujo de saber que hay un proyecto de ampliación parado, como pelota contra la pared, esperando que alguien le dé un empujón serio.
Según un informe de la Auditoría de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Hospital de Liberia es el quinto más hacinado del país. Entre las fallas, encontramos desde hongos por la humedad hasta camillas pegadas unas a otras, un peligro latente para cualquier brote infeccioso. La sala de shock, ese espacio vital para atender emergencias críticas, está siendo utilizada como cualquier otra habitación, ¡qué sal!
Y eso no es todo, porque parece que el problema va más allá de la falta de espacio. Según cuentan los que trabajan ahí, la llegada masiva de pacientes de toda la Región Chorotega, sin contar con la infraestructura necesaria, ha convertido la situación en insostenible. 'Nos dotan de nada', lamenta el director general, Dr. Marvin Palma, quien además agrega que tienen déficit de camas en hospitalización y cirugía, con ocupaciones rondando el 90-100%. ¡Una locura!
Pero la historia del proyecto de ampliación es aún más desconcertante. Hace ya nueve años, los arquitectos e ingenieros del CCSS identificaron los problemas del servicio, pero se priorizó otro área de salud en Liberia. Luego, en 2020, recomendaron frenar el proyecto. Ahora, en 2024, la Dirección de Proyección de Servicios de Salud asegura que no hay un estudio de demanda actualizado ni criterios técnicos favorables. ¡Parece que nos toman el pelo!
Lo peor de todo es el tiempo que los pacientes terminan pasando en urgencias. Según datos de la Dra. Vanessa Montiel, jefa de emergencias, algunos llegan a pasar ¡hasta quince días! En camillas de observación, en sillones de pasillo... ¡incluso en bancas metálicas! Pacientes asmáticos, necesitados de tratamiento intravenoso... todos sufriendo las consecuencias de esta crisis crónica. Imagínate tener que dormir en una silla de metal esperando que te atiendan… qué nivel de precariedad.
La gerencia del hospital ha tenido que recurrir a medidas desesperadas: coordinar con otros centros médicos, crear hospitales de día, implementar jornadas especiales… soluciones parche que apenas alivian temporalmente la situación. Pero, ¿cómo esperar que mejore la calidad de la atención cuando las condiciones son tan adversas? Es como tratar de apagar un incendio con un vaso de agua.
En fin, la situación del Hospital Dr. Enrique Baltodano Briceño es un claro reflejo de la falta de planificación y priorización en materia de salud pública. Una verdadera torta que afecta directamente a miles de familias en la Región Chorotega. Con tantos problemas evidentes, ¿creen ustedes que realmente el Ministerio de Salud está haciendo todo lo posible para solucionar esta crisis, o estamos condenados a seguir viendo cómo el hospital se va al traste?