Maes, en serio, ¿cuántas veces hemos escuchado esta misma vara? Limón está que arde después de otra balacera mortal, esta vez en pleno centro y frente a un bar, y para no variar, la respuesta que nos dan desde arriba suena a un disco rayado que ya nadie quiere bailar. El presidente Chaves se fue de gira por allá, vio el panorama, y soltó el diagnóstico que ya todos nos sabemos de memoria: el problema son los criminales que entran por una puerta y salen por la otra. ¡Qué novedad! La situación es un despiche monumental y la preocupación es real, pero las "soluciones" que se ponen sobre la mesa empiezan a oler a pura paja electoral.
El presi, en su gira por allá, soltó la que ya parece su frase de cabecera: “Costa Rica necesita un cambio de leyes y del Poder Judicial”. Y diay, mae, viéndolo fríamente, ¿quién le va a decir que no? Es evidente que el sistema tiene más huecos que un colador. El problema no es el diagnóstico, que hasta un güila de escuela lo entiende. El problema es que llevamos años en las mismas, con cada gobierno echándole la culpa al otro poder de la República, mientras en la calle la gente sigue cayendo como moscas. Apuntar el dedo es fácil, pero arremangarse las mangas y proponer una reforma integral, coherente y que de verdad ataque el meollo del asunto… eso es otro cuento.
Pero aquí es donde la vara se pone... extraña. Entra en escena el ministro de Justicia, Gerald Campos, con la que pretende ser la solución mágica, la panacea contra el crimen organizado: "Con la nueva celda vamos a cambiar las cosas de una vez por toda”. Mae, con todo respeto, ¿es en serio? ¿Una celda? Suena a que le están poniendo una curita a un paciente con una herida de bala. El crimen organizado no es un chunche que se arregla con más cemento y barrotes; es un monstruo con mil cabezas que se alimenta de la desigualdad, la falta de oportunidades y la corrupción. Pensar que una celda va a "cambiar las cosas de una vez por toda" es, por decir lo menos, increíblemente ingenuo.
Y es que este despiche va más allá de si un mae sale o no de la "guandoca". Es un problema de raíz. Mientras en Limón (y en otras zonas, no nos engañemos) falten bretes de calidad, educación que de verdad empodere y oportunidades reales para los más jóvenes, vamos a seguir en este círculo vicioso. Es muy fácil culpar al Poder Judicial, y claro que tiene su gran parte de responsabilidad, pero es una visión miope. Esto es un ecosistema completo que se fue al traste hace rato, donde la desesperanza es el mejor reclutador para las bandas narco. Si un carajo no ve futuro en lo legal, va a buscarlo en lo ilegal. Es así de simple y así de trágico.
Al final del día, nos quedamos con un presidente que pide cambios de leyes sin especificar cuáles ni cómo, un ministro que cree que una celda es un arma de destrucción masiva contra el narco, y una provincia que sigue contando sus muertos. La pelota se la tiran del Ejecutivo al Judicial y viceversa, y en el medio quedamos todos nosotros, viendo cómo el país se sigue desangrando. Maes, la pregunta del millón es: ¿dónde está la verdadera solución? ¿Es de verdad un cambio de leyes como dice el presi? ¿O el problema es mucho más profundo y nadie le está queriendo entrar de verdad al toro por los cuernos? ¿Qué opinan ustedes?
El presi, en su gira por allá, soltó la que ya parece su frase de cabecera: “Costa Rica necesita un cambio de leyes y del Poder Judicial”. Y diay, mae, viéndolo fríamente, ¿quién le va a decir que no? Es evidente que el sistema tiene más huecos que un colador. El problema no es el diagnóstico, que hasta un güila de escuela lo entiende. El problema es que llevamos años en las mismas, con cada gobierno echándole la culpa al otro poder de la República, mientras en la calle la gente sigue cayendo como moscas. Apuntar el dedo es fácil, pero arremangarse las mangas y proponer una reforma integral, coherente y que de verdad ataque el meollo del asunto… eso es otro cuento.
Pero aquí es donde la vara se pone... extraña. Entra en escena el ministro de Justicia, Gerald Campos, con la que pretende ser la solución mágica, la panacea contra el crimen organizado: "Con la nueva celda vamos a cambiar las cosas de una vez por toda”. Mae, con todo respeto, ¿es en serio? ¿Una celda? Suena a que le están poniendo una curita a un paciente con una herida de bala. El crimen organizado no es un chunche que se arregla con más cemento y barrotes; es un monstruo con mil cabezas que se alimenta de la desigualdad, la falta de oportunidades y la corrupción. Pensar que una celda va a "cambiar las cosas de una vez por toda" es, por decir lo menos, increíblemente ingenuo.
Y es que este despiche va más allá de si un mae sale o no de la "guandoca". Es un problema de raíz. Mientras en Limón (y en otras zonas, no nos engañemos) falten bretes de calidad, educación que de verdad empodere y oportunidades reales para los más jóvenes, vamos a seguir en este círculo vicioso. Es muy fácil culpar al Poder Judicial, y claro que tiene su gran parte de responsabilidad, pero es una visión miope. Esto es un ecosistema completo que se fue al traste hace rato, donde la desesperanza es el mejor reclutador para las bandas narco. Si un carajo no ve futuro en lo legal, va a buscarlo en lo ilegal. Es así de simple y así de trágico.
Al final del día, nos quedamos con un presidente que pide cambios de leyes sin especificar cuáles ni cómo, un ministro que cree que una celda es un arma de destrucción masiva contra el narco, y una provincia que sigue contando sus muertos. La pelota se la tiran del Ejecutivo al Judicial y viceversa, y en el medio quedamos todos nosotros, viendo cómo el país se sigue desangrando. Maes, la pregunta del millón es: ¿dónde está la verdadera solución? ¿Es de verdad un cambio de leyes como dice el presi? ¿O el problema es mucho más profundo y nadie le está queriendo entrar de verdad al toro por los cuernos? ¿Qué opinan ustedes?
