Diay, maes, hay noticias que a uno le generan un cortocircuito. Por un lado, da un colerón que no se imaginan, pero por otro, uno siente un fresquito de que las cosas, a veces, salen bien. La última vara viene directo de Cieneguita, en nuestro querido y complejo Limón. Resulta que dos sujetos tuvieron la brillante idea de que era un negociazo meter dos tortugas marinas, así como si fueran cualquier chunche, en la cajuela de un carro. En serio, hay que tener el alma en un hilo para hacer algo así.
Claramente, estos individuos se jalaron una torta monumental. Pensaron que podían pasar agachados, pero se toparon con pared. Y no cualquier pared, sino con los oficiales del Grupo de Apoyo Operacional (GAO) de la Fuerza Pública. ¡Qué carga los oficiales del GAO, que andaban en la jugada! Según el reporte, que a veces suena más tieso que una tabla, los policías vieron el carro sospechoso, lo pararon y ¡zaz! Ahí estaban las dos tortugas, todas apretadas y seguro más asustadas que nunca. Es el tipo de operativo que uno celebra, porque no es solo agarrar a dos malos, es salvar vidas que ni siquiera pueden pedir ayuda.
Y aquí es donde el despiche se pone serio. Esto no es un simple robo, esto es un ataque directo a nuestro patrimonio natural. La Fiscalía ya tomó cartas en el asunto y a los dos detenidos les van a meter todo el peso de la Ley de Conservación de Vida Silvestre. Y ojalá que así sea. Porque mientras medio país se rompe el lomo tratando de posicionarnos como un paraíso verde y sostenible, no falta el par de vivos que creen que pueden lucrar con la extinción de una especie. Es una bofetada a todo el brete que hacen organizaciones y voluntarios en las costas.
Por dicha, el final de la historia para las tortugas, de momento, pinta a cachete. La Fuerza Pública, como debe ser, las entregó de una a los expertos del SINAC. Ellos son los que ahora tienen la misión de revisarlas, asegurarse de que estén sanas y salvas, y prepararlas para devolverlas al mar, que es donde siempre debieron estar. Ese momento, cuando las liberen de nuevo en las olas del Caribe, va a ser la verdadera victoria. Un recordatorio de que cada rescate cuenta y que la coordinación entre la policía, la fiscalía y las autoridades ambientales es la única forma de frenar este desastre.
El Ministerio de Seguridad ya lo dijo claro: van a seguir peinando la zona. Pero esto no es solo un trabajo de la policía. Es una señal de alerta para todos. Proteger nuestra fauna es una responsabilidad compartida. ¿De qué nos sirve tener los parques nacionales más tuanis si fuera de ellos la vida silvestre está a merced de criminales? La verdad, da mucho que pensar. Me alegra el rescate, pero me frustra la captura. Me frustra que en pleno 2025 sigamos en estas.
Así que, gente del foro, les tiro la pregunta: Más allá de aplaudir el buen brete del GAO, ¿qué creen que nos falta como sociedad para que a nadie se le ocurra ver una tortuga marina como un producto? ¿Son las leyes muy flojas, nos falta educación en las escuelas o simplemente hay gente a la que ya no se puede arreglar? El debate está abierto.
Claramente, estos individuos se jalaron una torta monumental. Pensaron que podían pasar agachados, pero se toparon con pared. Y no cualquier pared, sino con los oficiales del Grupo de Apoyo Operacional (GAO) de la Fuerza Pública. ¡Qué carga los oficiales del GAO, que andaban en la jugada! Según el reporte, que a veces suena más tieso que una tabla, los policías vieron el carro sospechoso, lo pararon y ¡zaz! Ahí estaban las dos tortugas, todas apretadas y seguro más asustadas que nunca. Es el tipo de operativo que uno celebra, porque no es solo agarrar a dos malos, es salvar vidas que ni siquiera pueden pedir ayuda.
Y aquí es donde el despiche se pone serio. Esto no es un simple robo, esto es un ataque directo a nuestro patrimonio natural. La Fiscalía ya tomó cartas en el asunto y a los dos detenidos les van a meter todo el peso de la Ley de Conservación de Vida Silvestre. Y ojalá que así sea. Porque mientras medio país se rompe el lomo tratando de posicionarnos como un paraíso verde y sostenible, no falta el par de vivos que creen que pueden lucrar con la extinción de una especie. Es una bofetada a todo el brete que hacen organizaciones y voluntarios en las costas.
Por dicha, el final de la historia para las tortugas, de momento, pinta a cachete. La Fuerza Pública, como debe ser, las entregó de una a los expertos del SINAC. Ellos son los que ahora tienen la misión de revisarlas, asegurarse de que estén sanas y salvas, y prepararlas para devolverlas al mar, que es donde siempre debieron estar. Ese momento, cuando las liberen de nuevo en las olas del Caribe, va a ser la verdadera victoria. Un recordatorio de que cada rescate cuenta y que la coordinación entre la policía, la fiscalía y las autoridades ambientales es la única forma de frenar este desastre.
El Ministerio de Seguridad ya lo dijo claro: van a seguir peinando la zona. Pero esto no es solo un trabajo de la policía. Es una señal de alerta para todos. Proteger nuestra fauna es una responsabilidad compartida. ¿De qué nos sirve tener los parques nacionales más tuanis si fuera de ellos la vida silvestre está a merced de criminales? La verdad, da mucho que pensar. Me alegra el rescate, pero me frustra la captura. Me frustra que en pleno 2025 sigamos en estas.
Así que, gente del foro, les tiro la pregunta: Más allá de aplaudir el buen brete del GAO, ¿qué creen que nos falta como sociedad para que a nadie se le ocurra ver una tortuga marina como un producto? ¿Son las leyes muy flojas, nos falta educación en las escuelas o simplemente hay gente a la que ya no se puede arreglar? El debate está abierto.