¡Ay, mae! Resulta que MacKenzie Scott, la exesposa del mismísimo Jeff Bezos, anda haciendo movimientos fuertes con sus acciones de Amazon. La dama, que ya es leyenda por su filantropía, decidió vender casi la mitad de su jugoso paquete accionario – hablamos de unos $12.600 millones, diay–, dejando a muchos preguntándose si esto significa un cambio radical en su estrategia o simplemente otro capítulo en su cruzada solidaria. Esto pasó durante el último año, según nos cuentan los números de Bloomberg, así que no es broma.
Para ponerle un poco de contexto, Scott se adhirió al Giving Pledge, esa onda que inventaron Bill Gates y Warren Buffet para animar a los multimillonarios a donar gran parte de su riqueza mientras viven. Desde entonces, ha estado soltando fajos de billetes a organizaciones sin fines de lucro, destinándole ya más de $19 mil millones a miles de causas. Lo más chivo es que lo hace a su manera: donaciones sin muchas ataduras, sin esos eventos benéficos pomposos, sino directo a las fundaciones que realmente necesitan la ayuda, especialmente las que trabajan en temas de vivienda, salud y empleabilidad. ¡Qué carga!
Y no se crean que ahora se va a quedar quietecita. Aunque haya reducido su participación en Amazon, todavía le quedan unas 81.1 millones de acciones, lo cual la mantiene dentro del top mundial de las personas más ricas del planeta – estamos hablando de unos $32.400 millones, mis queridos lectores. Eso le da margen para seguir apoyando proyectos sociales y educativos, porque a ella parece que sí le importa el brete que tiene el país.
Pero vamos a ver qué ha estado financiando últimamente. Entre otras cosas, le puso $63 millones a la Morgan State University, otra tanda de $42 millones al programa 10,000 Degrees para ayudar a estudiantes de bajos recursos, y $70 millones a universidades históricamente afroamericanas a través de UNCF. También ha hecho aportes significativos a Girl Scouts of the USA ($84 millones), Habitat for Humanity ($436 millones) y Planned Parenthood ($275 millones). ¡Una verdadera máquina de hacer bien!
Ahora bien, ¿por qué este cambio tan drástico en su estrategia de inversión? Algunos analistas sugieren que Scott busca diversificar su cartera y reducir su exposición al sector tecnológico, que ha tenido sus altibajos últimamente. Otros creen que simplemente quiere acelerar su ritmo de donaciones, aprovechando que todavía tiene mucho dinero disponible para destinar a causas nobles. Sea cual sea la razón, lo cierto es que su estilo de filantropía sigue siendo único y efectivo: apuesta por organizaciones pequeñas y locales que tienen un impacto directo en la comunidad.
No olvidemos que Scott estuvo involucrada en los inicios mismos de Amazon. No solo era la esposa de Bezos, sino que también participó activamente en las operaciones de la empresa, desde llevar papeles hasta enviar los primeros paquetes. Incluso dicen que ella ayudó a elegir el nombre de la compañía, ¡qué historia! Su visión fue fundamental para sentar las bases de lo que hoy es uno de los gigantes del comercio electrónico mundial. Por eso, aunque haya disminuido su participación, todavía tiene una conexión muy fuerte con Amazon y con su legado.
Lo interesante de todo esto es cómo Scott desafía el modelo tradicional de filantropía. En lugar de crear su propia fundación con un ejército de empleados y altos costos administrativos, prefiere donar directamente a organizaciones que ya están haciendo un buen trabajo en sus comunidades. Este enfoque, que ha bautizado como Yield Giving, maximiza el impacto de sus donaciones y minimiza los gastos burocráticos. Es una forma de filantropía más ágil, transparente y efectiva, y eso es algo que merece ser aplaudido.
Entonces, ¿será este un punto de inflexión en la carrera filantrópica de MacKenzie Scott? ¿Estamos presenciando el inicio de una nueva fase en su relación con Amazon? O será simplemente un ajuste estratégico en su plan para cambiar el mundo, un poquito a la vez? ¿Ustedes creen que debería enfocarse en apoyar iniciativas locales en Costa Rica, aprovechando su influencia y recursos para impulsar el desarrollo social y económico del país? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!
Para ponerle un poco de contexto, Scott se adhirió al Giving Pledge, esa onda que inventaron Bill Gates y Warren Buffet para animar a los multimillonarios a donar gran parte de su riqueza mientras viven. Desde entonces, ha estado soltando fajos de billetes a organizaciones sin fines de lucro, destinándole ya más de $19 mil millones a miles de causas. Lo más chivo es que lo hace a su manera: donaciones sin muchas ataduras, sin esos eventos benéficos pomposos, sino directo a las fundaciones que realmente necesitan la ayuda, especialmente las que trabajan en temas de vivienda, salud y empleabilidad. ¡Qué carga!
Y no se crean que ahora se va a quedar quietecita. Aunque haya reducido su participación en Amazon, todavía le quedan unas 81.1 millones de acciones, lo cual la mantiene dentro del top mundial de las personas más ricas del planeta – estamos hablando de unos $32.400 millones, mis queridos lectores. Eso le da margen para seguir apoyando proyectos sociales y educativos, porque a ella parece que sí le importa el brete que tiene el país.
Pero vamos a ver qué ha estado financiando últimamente. Entre otras cosas, le puso $63 millones a la Morgan State University, otra tanda de $42 millones al programa 10,000 Degrees para ayudar a estudiantes de bajos recursos, y $70 millones a universidades históricamente afroamericanas a través de UNCF. También ha hecho aportes significativos a Girl Scouts of the USA ($84 millones), Habitat for Humanity ($436 millones) y Planned Parenthood ($275 millones). ¡Una verdadera máquina de hacer bien!
Ahora bien, ¿por qué este cambio tan drástico en su estrategia de inversión? Algunos analistas sugieren que Scott busca diversificar su cartera y reducir su exposición al sector tecnológico, que ha tenido sus altibajos últimamente. Otros creen que simplemente quiere acelerar su ritmo de donaciones, aprovechando que todavía tiene mucho dinero disponible para destinar a causas nobles. Sea cual sea la razón, lo cierto es que su estilo de filantropía sigue siendo único y efectivo: apuesta por organizaciones pequeñas y locales que tienen un impacto directo en la comunidad.
No olvidemos que Scott estuvo involucrada en los inicios mismos de Amazon. No solo era la esposa de Bezos, sino que también participó activamente en las operaciones de la empresa, desde llevar papeles hasta enviar los primeros paquetes. Incluso dicen que ella ayudó a elegir el nombre de la compañía, ¡qué historia! Su visión fue fundamental para sentar las bases de lo que hoy es uno de los gigantes del comercio electrónico mundial. Por eso, aunque haya disminuido su participación, todavía tiene una conexión muy fuerte con Amazon y con su legado.
Lo interesante de todo esto es cómo Scott desafía el modelo tradicional de filantropía. En lugar de crear su propia fundación con un ejército de empleados y altos costos administrativos, prefiere donar directamente a organizaciones que ya están haciendo un buen trabajo en sus comunidades. Este enfoque, que ha bautizado como Yield Giving, maximiza el impacto de sus donaciones y minimiza los gastos burocráticos. Es una forma de filantropía más ágil, transparente y efectiva, y eso es algo que merece ser aplaudido.
Entonces, ¿será este un punto de inflexión en la carrera filantrópica de MacKenzie Scott? ¿Estamos presenciando el inicio de una nueva fase en su relación con Amazon? O será simplemente un ajuste estratégico en su plan para cambiar el mundo, un poquito a la vez? ¿Ustedes creen que debería enfocarse en apoyar iniciativas locales en Costa Rica, aprovechando su influencia y recursos para impulsar el desarrollo social y económico del país? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!