Maes, ¿todo bien? Hablemos de una vara seria pero que, en realidad, es súper fácil de solucionar si nos ponemos las pilas. Resulta que nuestros compas de la Cruz Roja, esos que andan en todas en emergencias y despiches, están haciendo un llamado que nos debería importar a todos. Van a tener una campaña de donación de sangre el próximo lunes 18 de agosto en la sede de ellos en Zapote. Y no, no es un evento más en el calendario; es una oportunidad de oro para demostrar que somos más que posts en redes sociales. ¡Qué tuanis que organicen estas varas!, pero diay, de nada sirve si las sillas se quedan vacías, ¿verdad?
Pensemos en esto por un segundo. Uno va por la vida, en el brete, en la U, pensando que las emergencias son algo que le pasa a otros, que se ven en las noticias de las 7. Pero la realidad es que la necesidad de sangre no discrimina. Un accidente de un familiar, una complicación en un parto, una operación de emergencia... son situaciones donde cada bolsa de sangre cuenta, y cuenta un montón. El Banco Nacional de Sangre no se llena por arte de magia; se llena con gente como uno, que decide sacar 45 minutos de su día para hacer algo que, literalmente, puede salvarle la vida a hasta tres personas. Cuando uno lo ve así, la excusa de "no tengo tiempo" suena bastante floja.
Ahora, seguro están pensando: "¿Y qué hay que hacer? ¿Cuáles son los peros?". Pues, para serles honesta, los requisitos son de lo más lógicos del mundo, nada del otro mundo. La vara es simple: tener entre 18 y 65 años, pesar más de 52 kilitos (así que no hay excusa si se comieron bien el gallo pinto), sentirse en todas, y andar la cédula, residencia o pasaporte para que sepan quién es el héroe o la heroína. Y aquí va el consejo de oro, el que no se pueden brincar: ¡VAYAN DESAYUNADOS! Nada de hacerse los mártires y llegar en ayunas, porque ahí sí se pueden marear y la experiencia no va a ser chiva. La idea es llegar bien comido e hidratado. Es un toque de autocuidado antes de cuidar a otros.
La campaña va a ser de 8:00 a.m. a 11:00 a.m., un horario perfecto para ir antes de entrar al brete o de empezar las vueltas del día. Y honestamente, la gente que se apunta a estas varas, de verdad, ¡qué carga! Son personas que entienden que ser parte de una comunidad es más que solo vivir en el mismo país; es ayudarse cuando las cosas se ponen feas. Cada persona que estira el brazo y dona es un carga, ¡qué nivel de gente! No necesitan capa ni súper poderes, solo la voluntad de ayudar. Es un gesto pequeño con un impacto gigantesco, y eso, maes, es algo que debería llenarnos de orgullo.
Así que la invitación está más que hecha. Si cumplen con los requisitos y tienen un chancecito el lunes, mándense a Zapote. No duele casi nada, se siente increíble saber que estás ayudando y, quién quita un quite, hasta te dan una galletica y un fresco al final. Es una forma tangible de hacer la diferencia, de pasar de las palabras a los hechos. Dejemos el "diay, pobrecitos" para después y mejor convirtámoslo en un "diay, ¡voy a ir a ayudar!".
Y ahora la pregunta para el foro, maes: ¿Alguno de ustedes es donante frecuente? ¿Qué los motivó la primera vez? ¿O si nunca han donado, qué los detiene? Cuenten sus historias, ¡la vara es conversar!
Pensemos en esto por un segundo. Uno va por la vida, en el brete, en la U, pensando que las emergencias son algo que le pasa a otros, que se ven en las noticias de las 7. Pero la realidad es que la necesidad de sangre no discrimina. Un accidente de un familiar, una complicación en un parto, una operación de emergencia... son situaciones donde cada bolsa de sangre cuenta, y cuenta un montón. El Banco Nacional de Sangre no se llena por arte de magia; se llena con gente como uno, que decide sacar 45 minutos de su día para hacer algo que, literalmente, puede salvarle la vida a hasta tres personas. Cuando uno lo ve así, la excusa de "no tengo tiempo" suena bastante floja.
Ahora, seguro están pensando: "¿Y qué hay que hacer? ¿Cuáles son los peros?". Pues, para serles honesta, los requisitos son de lo más lógicos del mundo, nada del otro mundo. La vara es simple: tener entre 18 y 65 años, pesar más de 52 kilitos (así que no hay excusa si se comieron bien el gallo pinto), sentirse en todas, y andar la cédula, residencia o pasaporte para que sepan quién es el héroe o la heroína. Y aquí va el consejo de oro, el que no se pueden brincar: ¡VAYAN DESAYUNADOS! Nada de hacerse los mártires y llegar en ayunas, porque ahí sí se pueden marear y la experiencia no va a ser chiva. La idea es llegar bien comido e hidratado. Es un toque de autocuidado antes de cuidar a otros.
La campaña va a ser de 8:00 a.m. a 11:00 a.m., un horario perfecto para ir antes de entrar al brete o de empezar las vueltas del día. Y honestamente, la gente que se apunta a estas varas, de verdad, ¡qué carga! Son personas que entienden que ser parte de una comunidad es más que solo vivir en el mismo país; es ayudarse cuando las cosas se ponen feas. Cada persona que estira el brazo y dona es un carga, ¡qué nivel de gente! No necesitan capa ni súper poderes, solo la voluntad de ayudar. Es un gesto pequeño con un impacto gigantesco, y eso, maes, es algo que debería llenarnos de orgullo.
Así que la invitación está más que hecha. Si cumplen con los requisitos y tienen un chancecito el lunes, mándense a Zapote. No duele casi nada, se siente increíble saber que estás ayudando y, quién quita un quite, hasta te dan una galletica y un fresco al final. Es una forma tangible de hacer la diferencia, de pasar de las palabras a los hechos. Dejemos el "diay, pobrecitos" para después y mejor convirtámoslo en un "diay, ¡voy a ir a ayudar!".
Y ahora la pregunta para el foro, maes: ¿Alguno de ustedes es donante frecuente? ¿Qué los motivó la primera vez? ¿O si nunca han donado, qué los detiene? Cuenten sus historias, ¡la vara es conversar!