¡Ay, Dios mío! Quién iba a pensar que la historia de Costa Rica era tan movidita, ¿verdad? Resulta que la licenciada Marina Volio Brenes, una intelectual pura raza, dedicó su vida a desentrañar cómo llegó a ser este país que tanto amamos, con sus peculiaridades y todo. Y ahora, a un añito de su partida, vale la pena recordar su contribución gigante a entender nuestro pasado.
Volio, ¡la mae tenía cerebro!, se metió de lleno en los archivos, rebuscó documentos viejísimos, esos que huelen a humedad y tienen letras chiquitas, para reconstruir cómo se formó el Estado costarricense. Muchos creíamos que simplemente apareció así, de la noche a la mañana, pero resulta que hubo un proceso larguísimo y complejo, lleno de debates, ideas revolucionarias y gente de convicción que luchó por construir algo diferente.
Uno de sus trabajos más importantes, "Costa Rica en las Cortes de Cádiz", publicado allá por el 80, nos muestra cómo nuestros ancestros participaron en los movimientos independentistas de España. Resulta que Florencio del Castillo, nuestro primer diputado constituyente, representó a Costa Rica en esas cortes, y ahí luchó por los derechos de los americanos frente a los españoles peninsulares. ¡Imagínate qué brete era eso!
Pero no se quedó solo en eso. Volio, con su ojo crítico y fino, analizó los textos legales de la época, buscando pistas sobre cómo se estaban definiendo los derechos y las libertades de las personas. Utilizó herramientas de hermenéutica y exégesis jurídica, palabrotas difíciles pero que básicamente significan que interpretó a fondo esos documentos antiguos para sacarles toda la información posible. ¡Una maestra!
Luego vino "La creación del Estado Liberal de Derecho en Costa Rica“, una investigación aún más profunda, que sentó las bases para entender cómo se gestó nuestro sistema político actual. Aquí, Volio demuestra que el decreto V del 23 de septiembre de 1824 es el momento clave, el instante en que nació oficialmente Costa Rica como república independiente. Antes de esto, había intentos, hipótesis, cosas a medias, pero ahí, en ese decreto, ¡pum!, se cristalizó todo.
Lo que hace especial el trabajo de Volio es que no se quedó con las explicaciones fáciles, ni aceptó las versiones oficiales sin cuestionarlas. Con su metodología crítica, revisó todos los documentos disponibles, buscando contradicciones, lagunas, puntos débiles. Buscaba la verdad, aunque fuera incómoda. Como dicen por ahí, ¡quiso ir hasta el final del chunche!
Y claro, este legado que nos dejó Marina Volio es importantísimo hoy día, cuando vemos tantas crisis políticas y sociales. Nos recuerda que la democracia no es un regalo caído del cielo, sino una conquista constante, que requiere vigilancia, compromiso y voluntad de defender los principios fundacionales de nuestra nación. Pensemos en ello, porque el Estado de Derecho no es una obra acabada, siempre hay que estar puliéndola, adaptándola a los desafíos del presente.
Ahora dime, ¿crees que los jóvenes costarricenses valoramos lo suficiente el legado de figuras como Marina Volio y la labor de aquellos que construyeron nuestro país? ¿O estamos demasiado enfocados en los problemas del presente para dedicarle tiempo a entender cómo llegamos hasta acá?
Volio, ¡la mae tenía cerebro!, se metió de lleno en los archivos, rebuscó documentos viejísimos, esos que huelen a humedad y tienen letras chiquitas, para reconstruir cómo se formó el Estado costarricense. Muchos creíamos que simplemente apareció así, de la noche a la mañana, pero resulta que hubo un proceso larguísimo y complejo, lleno de debates, ideas revolucionarias y gente de convicción que luchó por construir algo diferente.
Uno de sus trabajos más importantes, "Costa Rica en las Cortes de Cádiz", publicado allá por el 80, nos muestra cómo nuestros ancestros participaron en los movimientos independentistas de España. Resulta que Florencio del Castillo, nuestro primer diputado constituyente, representó a Costa Rica en esas cortes, y ahí luchó por los derechos de los americanos frente a los españoles peninsulares. ¡Imagínate qué brete era eso!
Pero no se quedó solo en eso. Volio, con su ojo crítico y fino, analizó los textos legales de la época, buscando pistas sobre cómo se estaban definiendo los derechos y las libertades de las personas. Utilizó herramientas de hermenéutica y exégesis jurídica, palabrotas difíciles pero que básicamente significan que interpretó a fondo esos documentos antiguos para sacarles toda la información posible. ¡Una maestra!
Luego vino "La creación del Estado Liberal de Derecho en Costa Rica“, una investigación aún más profunda, que sentó las bases para entender cómo se gestó nuestro sistema político actual. Aquí, Volio demuestra que el decreto V del 23 de septiembre de 1824 es el momento clave, el instante en que nació oficialmente Costa Rica como república independiente. Antes de esto, había intentos, hipótesis, cosas a medias, pero ahí, en ese decreto, ¡pum!, se cristalizó todo.
Lo que hace especial el trabajo de Volio es que no se quedó con las explicaciones fáciles, ni aceptó las versiones oficiales sin cuestionarlas. Con su metodología crítica, revisó todos los documentos disponibles, buscando contradicciones, lagunas, puntos débiles. Buscaba la verdad, aunque fuera incómoda. Como dicen por ahí, ¡quiso ir hasta el final del chunche!
Y claro, este legado que nos dejó Marina Volio es importantísimo hoy día, cuando vemos tantas crisis políticas y sociales. Nos recuerda que la democracia no es un regalo caído del cielo, sino una conquista constante, que requiere vigilancia, compromiso y voluntad de defender los principios fundacionales de nuestra nación. Pensemos en ello, porque el Estado de Derecho no es una obra acabada, siempre hay que estar puliéndola, adaptándola a los desafíos del presente.
Ahora dime, ¿crees que los jóvenes costarricenses valoramos lo suficiente el legado de figuras como Marina Volio y la labor de aquellos que construyeron nuestro país? ¿O estamos demasiado enfocados en los problemas del presente para dedicarle tiempo a entender cómo llegamos hasta acá?
