¡Ay, Dios mío! Melissa llegó pa' dar pelea, mae. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) no se anda con rodeos: la vertiente del Pacífico está recibiendo palazos indirectos de este huracán que se pasea por el Caribe. Parece que Jamaica va a llevarse el peor ahogo, pero nosotros acá sudando la gota gorda con toda esta lluvia.
La cosa pinta fea, porque los expertos ya le estaban echando ojo desde temprano. Llamaron a la calma, sí, pero con un cosquilleo de preocupación evidente en la voz. Guanacaste, como siempre, es la punta de lanza de esta tormenta. Ya saben cómo es esto: ellos primero reciben el chaparrón. Esa zona siempre tiene que sufrir, ¡qué vara!
"Seguimos con la influencia indirecta del huracán Melissa este martes... Aguaceros fijos sobre el Pacífico", gritaba el IMN en sus redes sociales. Más allá de las palabras técnicas, lo que dicen es que llueve, llueve y llueve, y que no parece que vaya a cambiar pronto. Por eso, si viven por ahí, agarren paraguas, botas y agüey, que esto se pone interesante.
Pero la verdadera bronca está en Santa Cruz. La Cruz Roja andaba hasta arriba con llamadas de emergencia, casi sesenta y cuatro en cuestión de horas, todas provenientes del cantón. ¡Imagínense la situación! Reportan que comunidades enteras, como Portegolpe, están totalmente inundadas. La gente pidiendo ayuda, sacando niños y abuelitos de encima… Un brete, vamos.
Y no es broma, la situación es seria. Los comités auxiliares de Santa Cruz, Filadelfia, Cartagena y Belén están trabajando a marchas forzadas, apoyando a las familias y tratando de coordinar la respuesta con las autoridades. Se ven imágenes fuertes, de casas hasta el techo de agua. El esfuerzo es admirable, pero la magnitud del problema es considerable.
La Comisión Nacional de Emergencias (CNE), hasta última hora, aún no daba un reporte oficial completo sobre el alcance de los daños. Uno piensa, ¿dónde andan esos señores mientras la gente sufre? Esperemos que empiecen a mover el trasero y a poner soluciones reales. Porque aunque el fenómeno no tenga impacto directo en Costa Rica, la inestabilidad climática nos está pegando duro, sin duda alguna.
Y la cosa no pinta que mejore rápido, diay. Según el pronóstico oficial, seguiremos teniendo este patrón lluvioso, especialmente en el Pacífico y el Valle Central. La Zona de Convergencia Intertropical se ha puesto bien consentuda en nuestras tierras, aumentando las precipitaciones desde la mañana hasta la noche. En el centro del país, a lo mejor conseguimos un respiro con unas lluvias suaves y neblina, pero en general, prepárense para estar mojados.
Así que, compas, con esto de Melissa y tanta agua acumulada, me pregunto: ¿cree usted que las autoridades deberían invertir más en sistemas de drenaje y prevención de riesgos en las zonas costeras de nuestro país, o estamos condenados a repetir estos escenarios año tras año?
La cosa pinta fea, porque los expertos ya le estaban echando ojo desde temprano. Llamaron a la calma, sí, pero con un cosquilleo de preocupación evidente en la voz. Guanacaste, como siempre, es la punta de lanza de esta tormenta. Ya saben cómo es esto: ellos primero reciben el chaparrón. Esa zona siempre tiene que sufrir, ¡qué vara!
"Seguimos con la influencia indirecta del huracán Melissa este martes... Aguaceros fijos sobre el Pacífico", gritaba el IMN en sus redes sociales. Más allá de las palabras técnicas, lo que dicen es que llueve, llueve y llueve, y que no parece que vaya a cambiar pronto. Por eso, si viven por ahí, agarren paraguas, botas y agüey, que esto se pone interesante.
Pero la verdadera bronca está en Santa Cruz. La Cruz Roja andaba hasta arriba con llamadas de emergencia, casi sesenta y cuatro en cuestión de horas, todas provenientes del cantón. ¡Imagínense la situación! Reportan que comunidades enteras, como Portegolpe, están totalmente inundadas. La gente pidiendo ayuda, sacando niños y abuelitos de encima… Un brete, vamos.
Y no es broma, la situación es seria. Los comités auxiliares de Santa Cruz, Filadelfia, Cartagena y Belén están trabajando a marchas forzadas, apoyando a las familias y tratando de coordinar la respuesta con las autoridades. Se ven imágenes fuertes, de casas hasta el techo de agua. El esfuerzo es admirable, pero la magnitud del problema es considerable.
La Comisión Nacional de Emergencias (CNE), hasta última hora, aún no daba un reporte oficial completo sobre el alcance de los daños. Uno piensa, ¿dónde andan esos señores mientras la gente sufre? Esperemos que empiecen a mover el trasero y a poner soluciones reales. Porque aunque el fenómeno no tenga impacto directo en Costa Rica, la inestabilidad climática nos está pegando duro, sin duda alguna.
Y la cosa no pinta que mejore rápido, diay. Según el pronóstico oficial, seguiremos teniendo este patrón lluvioso, especialmente en el Pacífico y el Valle Central. La Zona de Convergencia Intertropical se ha puesto bien consentuda en nuestras tierras, aumentando las precipitaciones desde la mañana hasta la noche. En el centro del país, a lo mejor conseguimos un respiro con unas lluvias suaves y neblina, pero en general, prepárense para estar mojados.
Así que, compas, con esto de Melissa y tanta agua acumulada, me pregunto: ¿cree usted que las autoridades deberían invertir más en sistemas de drenaje y prevención de riesgos en las zonas costeras de nuestro país, o estamos condenados a repetir estos escenarios año tras año?