¡Ay, Dios mío! La tarde de ayer Pozos de Santa Ana amaneció con un susto tremendo. Un menor de edad, apenas unos añitos, terminó prensado entre una motocicleta y un carro, dejando a todos los vecinos mordiéndose las uñas esperando noticias. La cosa pinta muy fea, dicen los doctores, pero ahí vamos rezando para que el nene salga adelante.
Según nos cuentan los bomberos, el choque se dio alrededor de las cinco de la tarde, justo cuando la gente estaba regresando a casa después del brete del día. Al parecer, la moto y el carro se cruzaron en un punto complicado de la vía, y el resultado fue lamentable. Lo primero que hicieron los del cuerpo de bombero fue trabajar rápido para sacar al niño de esos hierros retorcidos, porque la situación era desesperante. La tensión se podía cortar con un cuchillo, diay.
Desde la Estación de Bomberos de Santa Ana movilizaron un equipo completo, que tuvo que usar herramientas especiales para liberar al pequeño. Una vez sacado, lo trasladaron de inmediato al Hospital Nacional de Niños, donde está recibiendo toda la atención médica necesaria. No sabemos exactamente qué tan grave está, pero la información que tenemos hasta ahora no es alentadora. Se dice que los médicos están haciendo todo lo posible para estabilizarlo, así que mantenemos la esperanza.
Este tipo de accidentes, lastimosamente, no son nuevos en Pozos de Santa Ana. Muchos vecinos han expresado su preocupación por la seguridad vial en la zona, señalando que la velocidad excesiva y la falta de señales claras contribuyen a estos incidentes. Ya van varias veces que se reportan choques similares, y la gente está harta de vivir con este miedo constante. Dicen que ya le escribieron al ayuntamiento, pero parece que nadie les hace caso.
"Esto es una carga, señor", nos comenta Doña Luisa, vecina de la zona y testigo del incidente. "Todos los días vemos carros pasando volando por acá, sin respetar los límites de velocidad. Y los peatones, pues ni hablar, tienen que correr para cruzar la calle. Que hagan algo, por favor, antes de que alguien más resulte herido".
Más allá del choque en sí, este hecho ha puesto el foco en la necesidad urgente de mejorar la infraestructura vial en Pozos de Santa Ana. Algunos sugieren instalar radares de velocidad, aumentar la presencia policial y colocar más señales de tránsito. Otros piden que se hagan estudios técnicos para determinar si hay puntos negros en la carretera que deban ser rediseñados.
Y no solo es un problema de Santa Ana. En todo el país hemos visto casos parecidos, accidentes que dejan familias enteras devastadas. Parece que todavía no aprendemos la lección: conducir con responsabilidad es fundamental para proteger nuestras vidas y la de los demás. Conducir a toda marcha pensando que no va a pasar nada, ¡qué torta!, esto termina en tragedia.
Esta tragedia nos obliga a reflexionar: ¿Qué medidas concretas podemos tomar como comunidad y gobierno para prevenir futuros accidentes viales y garantizar la seguridad de nuestros niños y jóvenes en las calles de Costa Rica? ¿Deberíamos exigir más control a las autoridades de tránsito o enfocarnos en campañas de concientización dirigidas a conductores y peatones?
Según nos cuentan los bomberos, el choque se dio alrededor de las cinco de la tarde, justo cuando la gente estaba regresando a casa después del brete del día. Al parecer, la moto y el carro se cruzaron en un punto complicado de la vía, y el resultado fue lamentable. Lo primero que hicieron los del cuerpo de bombero fue trabajar rápido para sacar al niño de esos hierros retorcidos, porque la situación era desesperante. La tensión se podía cortar con un cuchillo, diay.
Desde la Estación de Bomberos de Santa Ana movilizaron un equipo completo, que tuvo que usar herramientas especiales para liberar al pequeño. Una vez sacado, lo trasladaron de inmediato al Hospital Nacional de Niños, donde está recibiendo toda la atención médica necesaria. No sabemos exactamente qué tan grave está, pero la información que tenemos hasta ahora no es alentadora. Se dice que los médicos están haciendo todo lo posible para estabilizarlo, así que mantenemos la esperanza.
Este tipo de accidentes, lastimosamente, no son nuevos en Pozos de Santa Ana. Muchos vecinos han expresado su preocupación por la seguridad vial en la zona, señalando que la velocidad excesiva y la falta de señales claras contribuyen a estos incidentes. Ya van varias veces que se reportan choques similares, y la gente está harta de vivir con este miedo constante. Dicen que ya le escribieron al ayuntamiento, pero parece que nadie les hace caso.
"Esto es una carga, señor", nos comenta Doña Luisa, vecina de la zona y testigo del incidente. "Todos los días vemos carros pasando volando por acá, sin respetar los límites de velocidad. Y los peatones, pues ni hablar, tienen que correr para cruzar la calle. Que hagan algo, por favor, antes de que alguien más resulte herido".
Más allá del choque en sí, este hecho ha puesto el foco en la necesidad urgente de mejorar la infraestructura vial en Pozos de Santa Ana. Algunos sugieren instalar radares de velocidad, aumentar la presencia policial y colocar más señales de tránsito. Otros piden que se hagan estudios técnicos para determinar si hay puntos negros en la carretera que deban ser rediseñados.
Y no solo es un problema de Santa Ana. En todo el país hemos visto casos parecidos, accidentes que dejan familias enteras devastadas. Parece que todavía no aprendemos la lección: conducir con responsabilidad es fundamental para proteger nuestras vidas y la de los demás. Conducir a toda marcha pensando que no va a pasar nada, ¡qué torta!, esto termina en tragedia.
Esta tragedia nos obliga a reflexionar: ¿Qué medidas concretas podemos tomar como comunidad y gobierno para prevenir futuros accidentes viales y garantizar la seguridad de nuestros niños y jóvenes en las calles de Costa Rica? ¿Deberíamos exigir más control a las autoridades de tránsito o enfocarnos en campañas de concientización dirigidas a conductores y peatones?
