Maes, no es por agüizotarlos, pero mientras uno aquí anda viendo si Joel Campbell anota o si por fin le ponen papel higiénico al Hospital México, el Ministerio de Educación Pública (MEP) ya nos recordó que el futuro llega más rápido de lo que uno cree. Así como lo leen: ya soltaron las fechas para la prematrícula del curso lectivo 2026. Sí, 2026. Así que si tienen güilas en edad de entrar al kínder o a la escuela, es hora de poner las barbas en remojo y prepararse para el clásico corre-corre de todos los años.
La vara es así, para que no los agarre desprevenidos. Según el Calendario Escolar 2025 (que ya está pensando en el 2026, ¡qué nivel de planificación!), el periodo de prematrícula va a ser del 4 al 8 de agosto de este 2025. Es una ventana de una semana para que los papás, mamás o encargados se apersonen al centro educativo público que más les cuadre. Ahí les explicarán cómo es el trámite, qué papeles necesitan y todo el protocolo. Ojo, el MEP dice que el proceso es "directamente en el centro educativo", lo que podría ser una bendición para evitarse plataformas caídas, pero también significa sacar el rato para ir a hacer la fila. Un brete más para la lista de pendientes.
Ahora, vamos a los requisitos, que es donde a más de uno se le enreda el mecate. Para que un niño o niña pueda entrar a Educación Preescolar, tiene que haber cumplido los 4 añitos al 15 de febrero de 2026. Y para el brinco a primer grado de primaria, la cosa se pone más seria: necesitan tener los 6 años cumplidos para esa misma fecha y, además, haber completado los niveles de Materno y Transición. En el anuncio, la viceministra académica, Guiselle Alpízar, se puso poética y soltó una frase que da para pensar: “En preescolar no solo se enseñan conocimientos, se forja el carácter y se nutre el corazón”. Suena bonito, y diay, ojalá sea cierto en cada aula del país.
Pero aquí es donde la cosa se pone interesante si uno levanta la vista del comunicado de prensa. Mientras el MEP nos habla de "nutrir el corazón", en otras noticias vemos a la Contraloría advirtiendo sobre municipalidades estancadas, a la gente de Cartago celebrando que por fin pueden pagar el bus con tarjeta y a un hospital nacional quedándose sin insumos básicos. Es un contraste que no deja de llamar la atención. Tenemos la capacidad de inaugurar laboratorios de innovación tecnológica como el K-Lab y atraer gigantes como IKEA, pero seguimos lidiando con problemas que parecen sacados de otro siglo. Es ese eterno balance tico entre aspirar a ser un país de primer mundo y la realidad de que a veces el día a día es un despiche.
No me malinterpreten, que se abran espacios para la educación siempre será una buena noticia. Es la base de todo. Pero el anuncio de la prematrícula, tan ordenado y con meses de antelación, se siente casi como una isla de planificación en medio de un mar de improvisación. La ratificación de esa matrícula será el 8 y 9 de diciembre, cerrando el ciclo burocrático. Pero bueno, más allá del trámite, me queda la duda... ¿Creen que el sistema educativo público, con todos los retos que enfrenta (desde infraestructura hasta presupuesto), de verdad está logrando esa meta tan poética de "forjar el carácter y nutrir el corazón"? ¿O se está quedando en un corre-corre para cumplir con un requisito más? Los leo, maes.
La vara es así, para que no los agarre desprevenidos. Según el Calendario Escolar 2025 (que ya está pensando en el 2026, ¡qué nivel de planificación!), el periodo de prematrícula va a ser del 4 al 8 de agosto de este 2025. Es una ventana de una semana para que los papás, mamás o encargados se apersonen al centro educativo público que más les cuadre. Ahí les explicarán cómo es el trámite, qué papeles necesitan y todo el protocolo. Ojo, el MEP dice que el proceso es "directamente en el centro educativo", lo que podría ser una bendición para evitarse plataformas caídas, pero también significa sacar el rato para ir a hacer la fila. Un brete más para la lista de pendientes.
Ahora, vamos a los requisitos, que es donde a más de uno se le enreda el mecate. Para que un niño o niña pueda entrar a Educación Preescolar, tiene que haber cumplido los 4 añitos al 15 de febrero de 2026. Y para el brinco a primer grado de primaria, la cosa se pone más seria: necesitan tener los 6 años cumplidos para esa misma fecha y, además, haber completado los niveles de Materno y Transición. En el anuncio, la viceministra académica, Guiselle Alpízar, se puso poética y soltó una frase que da para pensar: “En preescolar no solo se enseñan conocimientos, se forja el carácter y se nutre el corazón”. Suena bonito, y diay, ojalá sea cierto en cada aula del país.
Pero aquí es donde la cosa se pone interesante si uno levanta la vista del comunicado de prensa. Mientras el MEP nos habla de "nutrir el corazón", en otras noticias vemos a la Contraloría advirtiendo sobre municipalidades estancadas, a la gente de Cartago celebrando que por fin pueden pagar el bus con tarjeta y a un hospital nacional quedándose sin insumos básicos. Es un contraste que no deja de llamar la atención. Tenemos la capacidad de inaugurar laboratorios de innovación tecnológica como el K-Lab y atraer gigantes como IKEA, pero seguimos lidiando con problemas que parecen sacados de otro siglo. Es ese eterno balance tico entre aspirar a ser un país de primer mundo y la realidad de que a veces el día a día es un despiche.
No me malinterpreten, que se abran espacios para la educación siempre será una buena noticia. Es la base de todo. Pero el anuncio de la prematrícula, tan ordenado y con meses de antelación, se siente casi como una isla de planificación en medio de un mar de improvisación. La ratificación de esa matrícula será el 8 y 9 de diciembre, cerrando el ciclo burocrático. Pero bueno, más allá del trámite, me queda la duda... ¿Creen que el sistema educativo público, con todos los retos que enfrenta (desde infraestructura hasta presupuesto), de verdad está logrando esa meta tan poética de "forjar el carácter y nutrir el corazón"? ¿O se está quedando en un corre-corre para cumplir con un requisito más? Los leo, maes.