¡Ay, Dios mío! Aquí tenemos otro boche, pura sopa. La Contraloría General de la República le dio duro al Mideplán, acusándolos de no cumplir con las políticas, programas y planes para el empleo público. Parece que alguien anda durmiendo en los laureles, ¡y eso nos afecta a to’os!
Según el informe de la CGR, que salió este miércoles, la bronca es que Mideplán no ha cumplido con su chamba de dirigir y organizar el Sistema General de Empleo Público. Esto incluye desde no emitir políticas claras hasta no tener planes institucionales en muchas empresas estatales. ¡Qué desmadre!, como dicen por ahí.
La auditoría, que revisó documentos desde marzo del 2023 hasta agosto del 2025, encontró que la Ley Marco de Empleo Público, que buscaba ponerle orden a las cosas en el ámbito laboral del Estado, está prácticamente varada. Se supone que esa ley debía proteger nuestros derechos como ciudadanos y asegurar que el gobierno funcione eficientemente, pero parece que todavía hay mucho por hacer. De verdad, qué pena ajena.
Y los números no mienten, chunches. Según la Contraloría, el 89% de las entidades del sector público no tienen planes institucionales de empleo público para este año. ¡Eso es casi el ciento por ciento! Además, faltan tres instrumentos normativos importantes que Mideplán debería haber sacado hace tiempo. Parece que se les olvidó, o qué será. Un descuido tremendo, puede que hayan jalado una torta con esto.
Pero la cosa no termina ahí, diay. La Contraloría también descubrió que casi la mitad de los salarios en algunos ministerios –excepto el de Educación– se van en pluses salariales. Eso sí que es cargar el bulto, ¿eh? Y encima, esperan que el gasto en remuneraciones aumente aún más con el paso al salario global. ¡Qué patada en el trasero!
Ahora bien, ¿a quién le importa toda esta maraña burocrática? Pues a nosotros, mae. Porque si el Mideplán no cumple con su trabajo, el servicio público se vuelve lento, ineficiente e impredecible. Y eso significa que nuestros trámites tardan más, los hospitales funcionan peor y en general, la vida diaria se complica. ¡No queremos irnos al traste por culpa de tanta chapuza!
La auditoría señala que “las debilidades señaladas requieren atención prioritaria”. Ya saben, como diciendo que tienen que espabilarse. Laura Fernández, quien estaba a cargo del Mideplán cuando entró en vigor la Ley Marco de Empleo Público, tendrá que explicar cómo se llegó a esta situación. Aunque ahora no esté, la responsabilidad sigue ahí. Esperemos que la nueva administración le ponga el turbo a resolver estos problemas, porque la paciencia ya está que da rabia.
En fin, este caso nos deja pensando: ¿Cómo podemos exigir mayor transparencia y eficiencia al gobierno para que realmente cumpla con su obligación de servir al pueblo? ¿Es momento de buscar otras soluciones para mejorar la gestión del empleo público o deberíamos darle otra oportunidad al Mideplán para que enderrece la cosa?
Según el informe de la CGR, que salió este miércoles, la bronca es que Mideplán no ha cumplido con su chamba de dirigir y organizar el Sistema General de Empleo Público. Esto incluye desde no emitir políticas claras hasta no tener planes institucionales en muchas empresas estatales. ¡Qué desmadre!, como dicen por ahí.
La auditoría, que revisó documentos desde marzo del 2023 hasta agosto del 2025, encontró que la Ley Marco de Empleo Público, que buscaba ponerle orden a las cosas en el ámbito laboral del Estado, está prácticamente varada. Se supone que esa ley debía proteger nuestros derechos como ciudadanos y asegurar que el gobierno funcione eficientemente, pero parece que todavía hay mucho por hacer. De verdad, qué pena ajena.
Y los números no mienten, chunches. Según la Contraloría, el 89% de las entidades del sector público no tienen planes institucionales de empleo público para este año. ¡Eso es casi el ciento por ciento! Además, faltan tres instrumentos normativos importantes que Mideplán debería haber sacado hace tiempo. Parece que se les olvidó, o qué será. Un descuido tremendo, puede que hayan jalado una torta con esto.
Pero la cosa no termina ahí, diay. La Contraloría también descubrió que casi la mitad de los salarios en algunos ministerios –excepto el de Educación– se van en pluses salariales. Eso sí que es cargar el bulto, ¿eh? Y encima, esperan que el gasto en remuneraciones aumente aún más con el paso al salario global. ¡Qué patada en el trasero!
Ahora bien, ¿a quién le importa toda esta maraña burocrática? Pues a nosotros, mae. Porque si el Mideplán no cumple con su trabajo, el servicio público se vuelve lento, ineficiente e impredecible. Y eso significa que nuestros trámites tardan más, los hospitales funcionan peor y en general, la vida diaria se complica. ¡No queremos irnos al traste por culpa de tanta chapuza!
La auditoría señala que “las debilidades señaladas requieren atención prioritaria”. Ya saben, como diciendo que tienen que espabilarse. Laura Fernández, quien estaba a cargo del Mideplán cuando entró en vigor la Ley Marco de Empleo Público, tendrá que explicar cómo se llegó a esta situación. Aunque ahora no esté, la responsabilidad sigue ahí. Esperemos que la nueva administración le ponga el turbo a resolver estos problemas, porque la paciencia ya está que da rabia.
En fin, este caso nos deja pensando: ¿Cómo podemos exigir mayor transparencia y eficiencia al gobierno para que realmente cumpla con su obligación de servir al pueblo? ¿Es momento de buscar otras soluciones para mejorar la gestión del empleo público o deberíamos darle otra oportunidad al Mideplán para que enderrece la cosa?