¡Qué susto nos dio a todos, raza! Hace unas semanas, la noticia de la caída del guardaparque Maynor Zúñiga en la Isla del Coco nos dejó a todos con el corazón en la boca. Un aparatoso accidente en medio de la selva, con consecuencias que parecían irreversibles, pusieron a prueba su fortaleza y la fe de toda una nación. Pero mira vos, el mae está dando vuelta a la tortilla, superando obstáculos que parecían montañitas.
Para ponerlos en clima, Maynor trabajaba como funcionario del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), dedicando su vida a proteger uno de los ecosistemas más valiosos del planeta. La Isla del Coco, Patrimonio Mundial de la UNESCO, es un tesoro nacional, y personas como él son los guardianes que velan por su conservación. Imagínense, un tipo que se enfrenta diario a las inclemencias del clima, a animales salvajes, y ahora, a una caída que parecía sacada de película. ¡Una verdadera barra!
Según relata Zúñiga, todo comenzó con una tormenta eléctrica brutal que azotó la isla. Una antena de comunicación quedó hecha pedazos, dejando a los guardaparques aislados del mundo exterior. “Les dije que me acercaría a otro punto para ver si lograba conexión,” cuenta el guardaparque con una sonrisa tenue, “pero seguía sin señal. Continué avanzando, pero el terreno estaba resbaloso… ahí fue cuando pasó”. Describió el instante en que el suelo cedió bajo sus pies, llevándolo a una caída libre de casi 50 metros.
Lo peor de todo es que al caer, sufrió fracturas gravísimas, incluyendo una lesión muy seria en la columna vertebral, la cual ameritó una cirugía de reconstrucción. “Era para que no pudiera mover mis extremidades”, confiesa Maynor, “pero ahí está el milagro, avanzando día a día en mi recuperación. El doctor dice que es una barbaridad cómo me estoy recuperando rápido. Dicen que las lesiones eran de esas que dejan secuelas, pero parece que el cuerpo quiere cooperar.”
Para ponerlos en clima, Maynor trabajaba como funcionario del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), dedicando su vida a proteger uno de los ecosistemas más valiosos del planeta. La Isla del Coco, Patrimonio Mundial de la UNESCO, es un tesoro nacional, y personas como él son los guardianes que velan por su conservación. Imagínense, un tipo que se enfrenta diario a las inclemencias del clima, a animales salvajes, y ahora, a una caída que parecía sacada de película. ¡Una verdadera barra!
Según relata Zúñiga, todo comenzó con una tormenta eléctrica brutal que azotó la isla. Una antena de comunicación quedó hecha pedazos, dejando a los guardaparques aislados del mundo exterior. “Les dije que me acercaría a otro punto para ver si lograba conexión,” cuenta el guardaparque con una sonrisa tenue, “pero seguía sin señal. Continué avanzando, pero el terreno estaba resbaloso… ahí fue cuando pasó”. Describió el instante en que el suelo cedió bajo sus pies, llevándolo a una caída libre de casi 50 metros.
Lo peor de todo es que al caer, sufrió fracturas gravísimas, incluyendo una lesión muy seria en la columna vertebral, la cual ameritó una cirugía de reconstrucción. “Era para que no pudiera mover mis extremidades”, confiesa Maynor, “pero ahí está el milagro, avanzando día a día en mi recuperación. El doctor dice que es una barbaridad cómo me estoy recuperando rápido. Dicen que las lesiones eran de esas que dejan secuelas, pero parece que el cuerpo quiere cooperar.”
