¡Aguante la biker community nacional! Más de doscientos fierros rugieron por la ruta 27 este fin de semana durante la edición 2025 de la Costa Rica Toy Run, una caravana solidaria que le puso sabor al día a día de muchísimos nenes de barrios humildes en San José y comunidades indígenas en el sur. Una verdadera demostración de que todavía hay corazones nobles rodando por estas tierras.
Esta movida, que ya va por los dieciocho años, es organizada por la Asociación Costarricense de Moto Clubes (ACMC), unos tipos bien dedicados que ponen huevo a buscar apoyos de personas y empresas para hacer realidad esta fiesta solidaria. Se trata de mucho más que regalar juguetes; es sembrar esperanza y oportunidades en la vida de esos pibles, brindándoles una mano amiga para que puedan seguir creciendo y aprendiendo.
El recorrido arrancó tempracito, a eso de las nueve de la mañana desde Ciudad Colón, y culminó en el gimnasio de Barrio Cuba, en pleno corazón de San José. Ahí los esperaban juegos, música, comida rica y, por supuesto, la emoción de recibir sus regalitos. Un ambiente familiar y lleno de energía positiva que te levantaba el ánimo al instante. Fue una escena que tocaba el alma verlos reír y disfrutar de ese momento especial.
Y hablando de apoyos, la concesionaria Ruta 27 by Globalvia se sumó a la onda por cuarta vez consecutiva, demostrando que el compromiso social va más allá de mantener nuestras carreteras en buen estado. Donaron obsequios para 38 niños de la comunidad indígena de Boruca, además de aportar kits escolares para todos los participantes en la actividad. Además, abrieron un peaje express para facilitar el paso de la caravana, evitando cualquier contratiempo en el camino. ¡Eso sí que es pensar en grande!
Según datos de la ACMC, este año pusieron un énfasis extra en la donación de útiles escolares, conscientes de las dificultades económicas que enfrentan muchas familias al principio del ciclo escolar. “Para nosotros es fundamental ayudar a que estos niños tengan las herramientas necesarias para sobresalir en la escuela,” comentó David Porras, representante de la asociación, quien añadió que este Toy Run no es solamente una caravana navideña, sino también un llamado a la solidaridad y al acompañamiento continuo hacia la niñez en situación vulnerable. De verdad, una actitud que da ejemplo para todos los que queremos construir un país mejor.
Montserrat Courrau, directora de Comunicación y RSE de Ruta 27 by Globalvia, resaltó que participar en esta iniciativa les permite conectar directamente con las comunidades que habitan cerca de las rutas que operan. “Sentimos que tenemos la responsabilidad de contribuir al desarrollo social de nuestro país, y la Toy Run nos brinda la oportunidad de hacerlo de manera tangible y significativa. Ver la sonrisa de esos nenes mientras reciben sus regalos… eso no tiene precio,” afirmó con orgullo.
La organización de la Toy Run requirió meses de planificación y coordinación, según explicó la ACMC. Identificar a las comunidades más necesitadas, contactar a posibles patrocinadores, asegurar la logística del evento... todo un brete que valió la pena gracias al esfuerzo conjunto de muchos voluntarios y aliados estratégicos. Es admirable ver cómo tantos grupos se unen para tenderle la mano a quienes más lo necesitan, demostrando que juntos podemos lograr cosas increíbles. Sin duda alguna, este evento es un faro de esperanza en medio de tanta incertidumbre.
En resumen, la edición 2025 de la Costa Rica Toy Run fue un éxito rotundo, dejando una huella imborrable en el corazón de los niños beneficiarios y reafirmando la importancia de la solidaridad y el compromiso social en nuestra sociedad. Pero me pregunto, ¿qué otras acciones creativas podríamos implementar para apoyar a las comunidades más vulnerables de Costa Rica y asegurarnos de que todos los niños tengan acceso a una educación de calidad? Déjenme saber sus ideas en los comentarios, ¡vamos a ponerle turbo a la conversación!
Esta movida, que ya va por los dieciocho años, es organizada por la Asociación Costarricense de Moto Clubes (ACMC), unos tipos bien dedicados que ponen huevo a buscar apoyos de personas y empresas para hacer realidad esta fiesta solidaria. Se trata de mucho más que regalar juguetes; es sembrar esperanza y oportunidades en la vida de esos pibles, brindándoles una mano amiga para que puedan seguir creciendo y aprendiendo.
El recorrido arrancó tempracito, a eso de las nueve de la mañana desde Ciudad Colón, y culminó en el gimnasio de Barrio Cuba, en pleno corazón de San José. Ahí los esperaban juegos, música, comida rica y, por supuesto, la emoción de recibir sus regalitos. Un ambiente familiar y lleno de energía positiva que te levantaba el ánimo al instante. Fue una escena que tocaba el alma verlos reír y disfrutar de ese momento especial.
Y hablando de apoyos, la concesionaria Ruta 27 by Globalvia se sumó a la onda por cuarta vez consecutiva, demostrando que el compromiso social va más allá de mantener nuestras carreteras en buen estado. Donaron obsequios para 38 niños de la comunidad indígena de Boruca, además de aportar kits escolares para todos los participantes en la actividad. Además, abrieron un peaje express para facilitar el paso de la caravana, evitando cualquier contratiempo en el camino. ¡Eso sí que es pensar en grande!
Según datos de la ACMC, este año pusieron un énfasis extra en la donación de útiles escolares, conscientes de las dificultades económicas que enfrentan muchas familias al principio del ciclo escolar. “Para nosotros es fundamental ayudar a que estos niños tengan las herramientas necesarias para sobresalir en la escuela,” comentó David Porras, representante de la asociación, quien añadió que este Toy Run no es solamente una caravana navideña, sino también un llamado a la solidaridad y al acompañamiento continuo hacia la niñez en situación vulnerable. De verdad, una actitud que da ejemplo para todos los que queremos construir un país mejor.
Montserrat Courrau, directora de Comunicación y RSE de Ruta 27 by Globalvia, resaltó que participar en esta iniciativa les permite conectar directamente con las comunidades que habitan cerca de las rutas que operan. “Sentimos que tenemos la responsabilidad de contribuir al desarrollo social de nuestro país, y la Toy Run nos brinda la oportunidad de hacerlo de manera tangible y significativa. Ver la sonrisa de esos nenes mientras reciben sus regalos… eso no tiene precio,” afirmó con orgullo.
La organización de la Toy Run requirió meses de planificación y coordinación, según explicó la ACMC. Identificar a las comunidades más necesitadas, contactar a posibles patrocinadores, asegurar la logística del evento... todo un brete que valió la pena gracias al esfuerzo conjunto de muchos voluntarios y aliados estratégicos. Es admirable ver cómo tantos grupos se unen para tenderle la mano a quienes más lo necesitan, demostrando que juntos podemos lograr cosas increíbles. Sin duda alguna, este evento es un faro de esperanza en medio de tanta incertidumbre.
En resumen, la edición 2025 de la Costa Rica Toy Run fue un éxito rotundo, dejando una huella imborrable en el corazón de los niños beneficiarios y reafirmando la importancia de la solidaridad y el compromiso social en nuestra sociedad. Pero me pregunto, ¿qué otras acciones creativas podríamos implementar para apoyar a las comunidades más vulnerables de Costa Rica y asegurarnos de que todos los niños tengan acceso a una educación de calidad? Déjenme saber sus ideas en los comentarios, ¡vamos a ponerle turbo a la conversación!