¡Mae, qué despiche se está armando con estas bandas de acetileno! Cuando uno cree que ya ha visto todo, sale una noticia nueva que le revuelve el estómago. Diay, es que parece que ahora el deporte de moda es ver cómo revientan un cajero o una bóveda. La última joyita nos llega desde Pococí, donde un par de genios decidieron que era una excelente idea intentar vaciar las oficinas de la Coca-Cola. Así como lo oyen, la mismísima Coca-Cola. Supongo que pensaron que, además de la plata, se podían llevar unas cuantas birras para celebrar después. Por dicha, se jalaron una torta monumental y el plan se les fue completamente al traste.
La vara es que la Fuerza Pública se puso las pilas y los agarró con las manos en la masa, o casi. Según el reporte, los oficiales vieron un carro sospechoso a unos 300 metros de la escena del crimen, justo frente al cementerio. ¡Qué ironía! Casi que se estaban entregando solitos para que los enterraran ahí mismo, figurativamente hablando, claro. Gracias a las cámaras de seguridad, los identificaron y ¡zaz!, capturados. Estos maes, de entre 25 y 30 años, ahora van a tener bastante tiempo para pensar en sus malas decisiones, porque un juez les recetó seis meses de prisión preventiva. Seis meses para empezar a ver qué se resuelve, mientras la investigación sigue su curso. La verdad, es un alivio que los sacaran de la calle, porque el plan de ellos era llevarse no solo una bóveda, sino también el cajero automático que estaba ahí dentro. ¡No se andaban con pequeñeces!
Pero aquí es donde el asunto se pone más denso. Esto no es un caso aislado de dos tipos con mala suerte. Según el propio OIJ, en el país operan entre cinco y seis de estas bandas. ¡Seis! O sea, no estamos hablando de un par de aprendices, sino de grupos organizados que tienen este 'brete' como su principal fuente de ingresos. Esto explica por qué hemos visto tantos casos similares en los últimos meses. Se ha vuelto una epidemia. La técnica del acetileno no es cualquier chunche; requiere cierto conocimiento y equipo, lo que demuestra que esta gente no está improvisando. Están convirtiendo la paz de muchas comunidades en un verdadero infierno, y la pregunta que todos nos hacemos es: ¿qué se está haciendo para desmantelar estas estructuras de raíz?
Lo que me deja con un sin sabor es que esta historia tiene más capas. Hace poco también salió la noticia de que detuvieron a una encargada regional de Walmart, supuestamente ligada a otro de estos asaltos. Cuando el chorizo empieza a salpicar para arriba, es cuando uno de verdad se preocupa. Ya no son solo los cuatro gatos de siempre, sino que podría haber gente con puestos de confianza metida en el enredo, facilitando información y logística. Eso lo complica todo, porque la desconfianza crece y uno ya no sabe ni de quién cuidarse. Seis meses de preventiva para los de Pococí es un primer paso, pero si no se llega a los cabecillas y a los cómplices 'respetables', esto va a seguir pasando una y otra vez.
Al final del día, uno queda con una sensación de frustración. Por un lado, qué bien que agarraron a estos dos, pero por otro, ¡qué sal la nuestra! Tener que vivir pensando en que en cualquier momento te pueden volar un cajero al lado de la casa. La inseguridad se siente cada vez más cerca y estas bandas operan con una audacia que asusta. A mí me parece que la cosa va más allá de un simple robo; es un desafío directo a las autoridades y a nuestra tranquilidad. Así que, abro el debate en el foro: ¿Ustedes qué dicen? ¿Creen que con estas capturas se calma un poco la vara por Pococí o es solo una curita para una herida mucho más grande? ¿Qué más se podría hacer para frenar a esta gente de una vez por todas?
La vara es que la Fuerza Pública se puso las pilas y los agarró con las manos en la masa, o casi. Según el reporte, los oficiales vieron un carro sospechoso a unos 300 metros de la escena del crimen, justo frente al cementerio. ¡Qué ironía! Casi que se estaban entregando solitos para que los enterraran ahí mismo, figurativamente hablando, claro. Gracias a las cámaras de seguridad, los identificaron y ¡zaz!, capturados. Estos maes, de entre 25 y 30 años, ahora van a tener bastante tiempo para pensar en sus malas decisiones, porque un juez les recetó seis meses de prisión preventiva. Seis meses para empezar a ver qué se resuelve, mientras la investigación sigue su curso. La verdad, es un alivio que los sacaran de la calle, porque el plan de ellos era llevarse no solo una bóveda, sino también el cajero automático que estaba ahí dentro. ¡No se andaban con pequeñeces!
Pero aquí es donde el asunto se pone más denso. Esto no es un caso aislado de dos tipos con mala suerte. Según el propio OIJ, en el país operan entre cinco y seis de estas bandas. ¡Seis! O sea, no estamos hablando de un par de aprendices, sino de grupos organizados que tienen este 'brete' como su principal fuente de ingresos. Esto explica por qué hemos visto tantos casos similares en los últimos meses. Se ha vuelto una epidemia. La técnica del acetileno no es cualquier chunche; requiere cierto conocimiento y equipo, lo que demuestra que esta gente no está improvisando. Están convirtiendo la paz de muchas comunidades en un verdadero infierno, y la pregunta que todos nos hacemos es: ¿qué se está haciendo para desmantelar estas estructuras de raíz?
Lo que me deja con un sin sabor es que esta historia tiene más capas. Hace poco también salió la noticia de que detuvieron a una encargada regional de Walmart, supuestamente ligada a otro de estos asaltos. Cuando el chorizo empieza a salpicar para arriba, es cuando uno de verdad se preocupa. Ya no son solo los cuatro gatos de siempre, sino que podría haber gente con puestos de confianza metida en el enredo, facilitando información y logística. Eso lo complica todo, porque la desconfianza crece y uno ya no sabe ni de quién cuidarse. Seis meses de preventiva para los de Pococí es un primer paso, pero si no se llega a los cabecillas y a los cómplices 'respetables', esto va a seguir pasando una y otra vez.
Al final del día, uno queda con una sensación de frustración. Por un lado, qué bien que agarraron a estos dos, pero por otro, ¡qué sal la nuestra! Tener que vivir pensando en que en cualquier momento te pueden volar un cajero al lado de la casa. La inseguridad se siente cada vez más cerca y estas bandas operan con una audacia que asusta. A mí me parece que la cosa va más allá de un simple robo; es un desafío directo a las autoridades y a nuestra tranquilidad. Así que, abro el debate en el foro: ¿Ustedes qué dicen? ¿Creen que con estas capturas se calma un poco la vara por Pococí o es solo una curita para una herida mucho más grande? ¿Qué más se podría hacer para frenar a esta gente de una vez por todas?
