Ay, Dios mío, qué chinamanada. Resulta que la Junta Directiva de Cosevi, esos que siempre andan buscando cómo complicarle la vida a uno, decidieron echar pa’ atrás el acuerdo que dejaba sin efecto el concurso de la revisión técnica vehicular. Una movida más en este brete que parece no tener fin. Ya nadie sabe ni qué pensar, ¿verdad?
Todo esto empezó cuando la Contraloría General, esos que vigilan que todo esté chupado, metieron presión diciendo que el proceso que llevaban estaban manejando no estaba kosher. Le dijeron a Cosevi que las empresas que ya estaban precalificadas –Applus CR y Tüv Rheinland– tenían una expectativa de seguir adelante, y que no podían mandar todo al garete así nomás. Parece que alguien se jaló una torta al principio.
Entonces, ahora la pelota pasa al ministro de Obras Públicas y Transporte, don Efraín Zeledón. Él tendrá que ver estas resoluciones de la Contraloría y decidir si declarar o no la ‘lesividad’ del acto de precalificación. Para los que no estamos muy al día, la lesividad es como una herramienta que tiene el gobierno para anular cosas que hizo antes, pero solo si considera que eso es para el bien común. Un reseteo, vamos.
Y ojo, señores, porque este proceso no es nuevo. El Gobierno, con la promesa de bajarle los precios a la revisión técnica, venía batallando con esto desde mitad del 2024. Don Rodrigo Chaves, nuestro Presidente, dijo que el costo actual era un abuso y prometió una tarifa más amigable para los bolsillos de los nacionales. Pero parece que los trámites burocráticos le están jugando una mala pasada. ¡Qué carga!
Para asegurarse de que la promesa de bajar los precios se cumpliera, los ministros empezaron a aparecer en las sesiones de Cosevi, mandando a sus asesores a presionar para que se desechara el concurso. Las reuniones hasta pasaron a Casa Presidencial, porque querían que todo estuviera “bajo control”. Demasiada presión para un simple concurso, ¿no creen?
Mientras tanto, y aprovechando el caos administrativo, el Gobierno le extendió un contrato de prestamo a Dekra, la empresa que actualmente hace la revisión técnica. Un contrato provisional, esperando que saliera el nuevo concurso. Pero como nunca llegó, Dekra siguió operando como si nada. Una jugada arriesgada, diay.
El asunto se ha convertido en un verdadero pulso político y legal entre el Gobierno y los entes reguladores. La Contraloría, como mencionamos, va echándole tierra al plan original, y Cosevi, atrapado en medio del fuego cruzado, intenta navegar la situación con cautela. Ahora, todos esperan la decisión del Ministro Zeledón, que podría parar el proceso de golpe y tijera, o darle luz verde para que las empresas precalificadas avancen a la siguiente ronda.
Después de tanto lío, tanta vuelta y tantos dimes y diretes... me pregunto, ¿cree usted que el gobierno logrará finalmente entregar este servicio a un precio justo y transparente, o seguiremos viendo cómo este concurso se arrastra indefinidamente, dejando a los costarricenses varados en la incertidumbre y con el bolsillo apretado?
Todo esto empezó cuando la Contraloría General, esos que vigilan que todo esté chupado, metieron presión diciendo que el proceso que llevaban estaban manejando no estaba kosher. Le dijeron a Cosevi que las empresas que ya estaban precalificadas –Applus CR y Tüv Rheinland– tenían una expectativa de seguir adelante, y que no podían mandar todo al garete así nomás. Parece que alguien se jaló una torta al principio.
Entonces, ahora la pelota pasa al ministro de Obras Públicas y Transporte, don Efraín Zeledón. Él tendrá que ver estas resoluciones de la Contraloría y decidir si declarar o no la ‘lesividad’ del acto de precalificación. Para los que no estamos muy al día, la lesividad es como una herramienta que tiene el gobierno para anular cosas que hizo antes, pero solo si considera que eso es para el bien común. Un reseteo, vamos.
Y ojo, señores, porque este proceso no es nuevo. El Gobierno, con la promesa de bajarle los precios a la revisión técnica, venía batallando con esto desde mitad del 2024. Don Rodrigo Chaves, nuestro Presidente, dijo que el costo actual era un abuso y prometió una tarifa más amigable para los bolsillos de los nacionales. Pero parece que los trámites burocráticos le están jugando una mala pasada. ¡Qué carga!
Para asegurarse de que la promesa de bajar los precios se cumpliera, los ministros empezaron a aparecer en las sesiones de Cosevi, mandando a sus asesores a presionar para que se desechara el concurso. Las reuniones hasta pasaron a Casa Presidencial, porque querían que todo estuviera “bajo control”. Demasiada presión para un simple concurso, ¿no creen?
Mientras tanto, y aprovechando el caos administrativo, el Gobierno le extendió un contrato de prestamo a Dekra, la empresa que actualmente hace la revisión técnica. Un contrato provisional, esperando que saliera el nuevo concurso. Pero como nunca llegó, Dekra siguió operando como si nada. Una jugada arriesgada, diay.
El asunto se ha convertido en un verdadero pulso político y legal entre el Gobierno y los entes reguladores. La Contraloría, como mencionamos, va echándole tierra al plan original, y Cosevi, atrapado en medio del fuego cruzado, intenta navegar la situación con cautela. Ahora, todos esperan la decisión del Ministro Zeledón, que podría parar el proceso de golpe y tijera, o darle luz verde para que las empresas precalificadas avancen a la siguiente ronda.
Después de tanto lío, tanta vuelta y tantos dimes y diretes... me pregunto, ¿cree usted que el gobierno logrará finalmente entregar este servicio a un precio justo y transparente, o seguiremos viendo cómo este concurso se arrastra indefinidamente, dejando a los costarricenses varados en la incertidumbre y con el bolsillo apretado?