Oxígeno en la mira: ¿Se acabó la fiesta 'pet friendly' en los malls por culpa de Salud?

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Diay, maes, se armó el despiche. Lo que empezó como una noticia terrible en Multiplaza Escazú, con el chiquito que fue mordido por un perro, ahora se convirtió en un efecto dominó que nos va a salpicar a todos los que disfrutamos de andar con nuestros compas de cuatro patas. Como era de esperarse, el Ministerio de Salud reaccionó, pero la pregunta del millón es si la cura no será peor que la enfermedad. Ahora, el mall Oxígeno, que siempre ha sacado pecho por ser súper inclusivo con las mascotas, está en el ojo del huracán, tratando de descifrar cómo aplicar las nuevas reglas sin que su concepto se les vaya al traste.

Vamos por partes. El fin de semana pasado alguien se jaló una torta monumental en Escazú, y por la irresponsabilidad de uno, ahora pagamos todos. A raíz de ese incidente, el Ministerio de Salud se puso las pilas y sacó una directriz que, para ser honestos, tiene a medio mundo con los pelos de punta. Oxígeno, muy diplomáticamente, sacó un comunicado en redes diciendo que están "haciendo un análisis de estas directrices". Traducción para nosotros los mortales: están viendo cómo diablos le hacen frente a esta nueva vara sin espantar a la clientela que va precisamente por el ambiente relajado con los animales. Ellos aseguran que ya tienen sus protocolos y hasta un parque canino, pero las nuevas reglas del juego vienen de arriba y son para todos.

Aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. La principal directriz de Salud es tajante: se prohíbe el ingreso y la permanencia de animales en los servicios de alimentación. ¡Adiós a tomarse un café con el perrito a los pies en la plaza de comidas! La única excepción son los animales de asistencia, pero ojo al portillo: deberán andar siempre con collar, correa y… bozal. Sí, leyeron bien, bozal. Lo más curioso es que el propio Ministerio deja la puerta abierta al despiche, diciendo que el bozal es "en caso de resultar necesario". Diay, ¿y quién define cuándo es "necesario"? ¿El guarda del mall? ¿La doña de los batidos? ¿El cliente de la mesa de al lado que le tiene pánico a los perros? ¡Qué enredo!

Seamos claros, la seguridad de la gente, y en especial de los niños, es lo primero. Nadie en su sano juicio va a discutir eso. El problema es cuando se legisla a partir de un caso particular y se mete a todos en el mismo saco. Oxígeno y otros malls que le han apostado a ser espacios amigables con las mascotas ahora tienen un brete complicadísimo: cumplir con una normativa ambigua y, al mismo tiempo, no castigar a la enorme mayoría de dueños responsables que cuidan a sus animales y respetan a los demás. La vara es que se está creando un ambiente de tensión donde antes había una convivencia bastante tuanis.

Al final, esto va más allá de un simple reglamento. Es un debate sobre responsabilidad personal versus regulación estatal. ¿Es justo que por un dueño descuidado, se limite la libertad de miles que sí hacen las cosas bien? ¿O era absolutamente necesario poner un estatequieto antes de que pasara una tragedia mayor? El comunicado de Oxígeno es solo el primer capítulo de una novela que apenas comienza, y que va a definir el futuro de cómo compartimos los espacios públicos con nuestros animales en Costa Rica.

Y ustedes, maes, ¿qué opinan de toda esta vara? ¿Se le está pasando la mano a Salud o ya era hora de poner orden en el zoológico? ¿Creen que esto de verdad va a solucionar el problema o es solo un curita para una herida mucho más grande? Cuenten sus historias y lo que piensan.
 
Diay, maes, se armó el despiche. Lo que empezó como una noticia terrible en Multiplaza Escazú, con el chiquito que fue mordido por un perro, ahora se convirtió en un efecto dominó que nos va a salpicar a todos los que disfrutamos de andar con nuestros compas de cuatro patas. Como era de esperarse, el Ministerio de Salud reaccionó, pero la pregunta del millón es si la cura no será peor que la enfermedad. Ahora, el mall Oxígeno, que siempre ha sacado pecho por ser súper inclusivo con las mascotas, está en el ojo del huracán, tratando de descifrar cómo aplicar las nuevas reglas sin que su concepto se les vaya al traste.

Vamos por partes. El fin de semana pasado alguien se jaló una torta monumental en Escazú, y por la irresponsabilidad de uno, ahora pagamos todos. A raíz de ese incidente, el Ministerio de Salud se puso las pilas y sacó una directriz que, para ser honestos, tiene a medio mundo con los pelos de punta. Oxígeno, muy diplomáticamente, sacó un comunicado en redes diciendo que están "haciendo un análisis de estas directrices". Traducción para nosotros los mortales: están viendo cómo diablos le hacen frente a esta nueva vara sin espantar a la clientela que va precisamente por el ambiente relajado con los animales. Ellos aseguran que ya tienen sus protocolos y hasta un parque canino, pero las nuevas reglas del juego vienen de arriba y son para todos.

Aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. La principal directriz de Salud es tajante: se prohíbe el ingreso y la permanencia de animales en los servicios de alimentación. ¡Adiós a tomarse un café con el perrito a los pies en la plaza de comidas! La única excepción son los animales de asistencia, pero ojo al portillo: deberán andar siempre con collar, correa y… bozal. Sí, leyeron bien, bozal. Lo más curioso es que el propio Ministerio deja la puerta abierta al despiche, diciendo que el bozal es "en caso de resultar necesario". Diay, ¿y quién define cuándo es "necesario"? ¿El guarda del mall? ¿La doña de los batidos? ¿El cliente de la mesa de al lado que le tiene pánico a los perros? ¡Qué enredo!

Seamos claros, la seguridad de la gente, y en especial de los niños, es lo primero. Nadie en su sano juicio va a discutir eso. El problema es cuando se legisla a partir de un caso particular y se mete a todos en el mismo saco. Oxígeno y otros malls que le han apostado a ser espacios amigables con las mascotas ahora tienen un brete complicadísimo: cumplir con una normativa ambigua y, al mismo tiempo, no castigar a la enorme mayoría de dueños responsables que cuidan a sus animales y respetan a los demás. La vara es que se está creando un ambiente de tensión donde antes había una convivencia bastante tuanis.

Al final, esto va más allá de un simple reglamento. Es un debate sobre responsabilidad personal versus regulación estatal. ¿Es justo que por un dueño descuidado, se limite la libertad de miles que sí hacen las cosas bien? ¿O era absolutamente necesario poner un estatequieto antes de que pasara una tragedia mayor? El comunicado de Oxígeno es solo el primer capítulo de una novela que apenas comienza, y que va a definir el futuro de cómo compartimos los espacios públicos con nuestros animales en Costa Rica.

Y ustedes, maes, ¿qué opinan de toda esta vara? ¿Se le está pasando la mano a Salud o ya era hora de poner orden en el zoológico? ¿Creen que esto de verdad va a solucionar el problema o es solo un curita para una herida mucho más grande? Cuenten sus historias y lo que piensan.
es un tema complejo, los perritos son hermosos y buenos compañeros pero no deben andar en un mall
 
Los perritos actúan por instinto es nuestra responsabilidad velar por que su comportamiento no represente un peligro para los demás
 
Las mascotas son para estar en la casa, entiendo que hay perros o gatos que no representan peligro pero no los mall no son lugares para tenerlos. Tampoco los restaurantes
 
Yo creo que la solución no debería ser prohibir de golpe, sino aplicar más control y responsabilidad: exigir carné de vacunas, que los dueños estén pendientes de sus perros y que se sancione directamente a los irresponsables. Al final, la convivencia depende más de la educación de las personas que de llenar todo de reglas.
 
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Creo que depende del dueño y como se les enseñe, el jueves pasado casi no habían perritos en multiplaza
 
Hay cosas que se pueden y no deben hacer, y este tema es uno de ellos. Para que llevar a una mascota a un lugar así. Es mucho ruido, gente y iluminación para ellos. Eso solo los estresa mas.
 
Tuvo que pasar un accidente de estos que por dicha no fue lamentable para abrirnos los ojos, estos no son zonas para mascotas, no tienen que hacer nada ahi.
 
Mae por un lado, es claro que la seguridad tiene que estar primero, nadie quiere más chiquitos mordidos ni pleitos en los centros comerciales. Pero al mismo tiempo, se siente como que están pagando justos por pecadores: la mayoría de dueños responsables ahora van a tener que lidiar con reglas que los limitan solo porque alguien fue un irresponsable. El reto está en que Salud y los malls no caigan en soluciones parche o medidas extremas, sino en encontrar un equilibrio real: sancionar fuerte al que se porta mal, pero no ahogar a quienes sí hacen las cosas bien.
 
Yo creo que la solución no debería ser prohibir de golpe, sino aplicar más control y responsabilidad: exigir carné de vacunas, que los dueños estén pendientes de sus perros y que se sancione directamente a los irresponsables. Al final, la convivencia depende más de la educación de las personas que de llenar todo de reglas.
Cierto!!
 
Diay, maes, se armó el despiche. Lo que empezó como una noticia terrible en Multiplaza Escazú, con el chiquito que fue mordido por un perro, ahora se convirtió en un efecto dominó que nos va a salpicar a todos los que disfrutamos de andar con nuestros compas de cuatro patas. Como era de esperarse, el Ministerio de Salud reaccionó, pero la pregunta del millón es si la cura no será peor que la enfermedad. Ahora, el mall Oxígeno, que siempre ha sacado pecho por ser súper inclusivo con las mascotas, está en el ojo del huracán, tratando de descifrar cómo aplicar las nuevas reglas sin que su concepto se les vaya al traste.

Vamos por partes. El fin de semana pasado alguien se jaló una torta monumental en Escazú, y por la irresponsabilidad de uno, ahora pagamos todos. A raíz de ese incidente, el Ministerio de Salud se puso las pilas y sacó una directriz que, para ser honestos, tiene a medio mundo con los pelos de punta. Oxígeno, muy diplomáticamente, sacó un comunicado en redes diciendo que están "haciendo un análisis de estas directrices". Traducción para nosotros los mortales: están viendo cómo diablos le hacen frente a esta nueva vara sin espantar a la clientela que va precisamente por el ambiente relajado con los animales. Ellos aseguran que ya tienen sus protocolos y hasta un parque canino, pero las nuevas reglas del juego vienen de arriba y son para todos.

Aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. La principal directriz de Salud es tajante: se prohíbe el ingreso y la permanencia de animales en los servicios de alimentación. ¡Adiós a tomarse un café con el perrito a los pies en la plaza de comidas! La única excepción son los animales de asistencia, pero ojo al portillo: deberán andar siempre con collar, correa y… bozal. Sí, leyeron bien, bozal. Lo más curioso es que el propio Ministerio deja la puerta abierta al despiche, diciendo que el bozal es "en caso de resultar necesario". Diay, ¿y quién define cuándo es "necesario"? ¿El guarda del mall? ¿La doña de los batidos? ¿El cliente de la mesa de al lado que le tiene pánico a los perros? ¡Qué enredo!

Seamos claros, la seguridad de la gente, y en especial de los niños, es lo primero. Nadie en su sano juicio va a discutir eso. El problema es cuando se legisla a partir de un caso particular y se mete a todos en el mismo saco. Oxígeno y otros malls que le han apostado a ser espacios amigables con las mascotas ahora tienen un brete complicadísimo: cumplir con una normativa ambigua y, al mismo tiempo, no castigar a la enorme mayoría de dueños responsables que cuidan a sus animales y respetan a los demás. La vara es que se está creando un ambiente de tensión donde antes había una convivencia bastante tuanis.

Al final, esto va más allá de un simple reglamento. Es un debate sobre responsabilidad personal versus regulación estatal. ¿Es justo que por un dueño descuidado, se limite la libertad de miles que sí hacen las cosas bien? ¿O era absolutamente necesario poner un estatequieto antes de que pasara una tragedia mayor? El comunicado de Oxígeno es solo el primer capítulo de una novela que apenas comienza, y que va a definir el futuro de cómo compartimos los espacios públicos con nuestros animales en Costa Rica.

Y ustedes, maes, ¿qué opinan de toda esta vara? ¿Se le está pasando la mano a Salud o ya era hora de poner orden en el zoológico? ¿Creen que esto de verdad va a solucionar el problema o es solo un curita para una herida mucho más grande? Cuenten sus historias y lo que piensan.
Coincido con otros acá, mucha de la responsabilidad recae sobre los dueños. Los lugares deben tener si o si protocolos aptos y buenos, personal preparado! Pero nadie conoce a sus mascotas como los dueños.
 
Siempre me pareció negligente andar perros en esos locales. Son espacios con demasiado rstimulo para animales y que ni siquiera son buenos para las personas...

En fin, lastima que tuviera que pasar una desgracia para que se pusieran detrás de lo obvio
 

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