¡Ay, Dios mío! Esto sí que es bronca... Resulta que el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), la institución encargada de proteger a los ninos y niñas más vulnerables, anda con el agua al cuello. No es por falta de buena voluntad, sino porque parece que sus propias oficinas centrales están listas pa' irse al traste, literalmente.
Según el Ministerio de Salud, los edificios en Barrio Luján, donde atienden a cientos de familias diariamente, tienen fallas estructurales tan graves que ponen en riesgo la vida de usuarios y empleados. Hablamos de 342 funcionarios que tendrán apenas cuatro días para empacar y buscarle la vuelta, una situación que ha dejado a muchos preocupados y cuestionándose cómo van a seguir brindando el servicio esencial que ofrece el PANI. ¡Qué despiche!
Pero ojo, que esto no es novedad. Parece que el sindicato de empleados, el SEPI, lleva tiempo tirando la toalla, denunciando la precaria condición de las instalaciones. Un informe del Benemérito Cuerpo de Bomberos, fechado en abril de este año, sacudió la casa, señalando graves incumplimientos normativos en los tres edificios que componen las oficinas centrales. Tres edificios que, según el reporte, están prácticamente pidiendo raja.
El Centro de Cultura, por ejemplo, acumula 38 disposiciones de incumplimiento, 16 de ellas calificadas como “críticas”. Imaginen, un lugar lleno de niños y adolescentes, sin sistema de alarma contra incendios en el segundo piso, solo una salida de emergencia y escaleras de madera, ¡material inflamable! Eso, mis queridos lectores, es jugar con fuego.
Luego está el edificio Financiero-Contable, con 33 incumplimientos, 14 también calificados de críticos. Ahí, además de problemas estructurales, hay riesgos eléctricos evidentes: enchufes sin protección en zonas de preparación de alimentos. Y ni hablar de la distancia entre el edificio y el vecino, ¡cero metros!, lo que obliga a instalar un costoso sistema de protección contra incendios. El cuerpo de bomberos no se anduvo con rodeos: esos edificios son trampas mortales potenciales.
Y no nos olvidemos del tercer edificio, donde funciona la Presidencia Ejecutiva y el Centro de Orientación, con nada menos que 40 incumplimientos, 17 de ellos considerados críticos. Una escalera de emergencia inutilizada, un atrio que no cumple con las normas… Las fallas son tantas que hasta el más optimista se pone a sudar frío. ¡Una verdadera carga!
Kennly Garza, la presidenta ejecutiva del PANI, admitió que la orden del Ministerio de Salud los ha pillado desprevenidos. Reconoce que el plazo es cortísimo, pero insiste en que la seguridad de los funcionarios y usuarios es primordial. Están buscando opciones, analizando convenios con otras instituciones estatales para conseguir espacios temporales donde reubicar al personal. Dicen que se van a asegurar de que la atención a la población no se interrumpa, pero la verdad es que la situación pinta complicada, chunche.
Ahora bien, ¿cómo va a afectar esto a los niños y niñas que dependen del PANI? ¿Será posible mantener la calidad de los servicios en medio de este caos? ¿Quién asumirá la responsabilidad por esta negligencia y qué medidas se tomarán para evitar que una tragedia como esta vuelva a ocurrir? Les invito a compartir sus opiniones en el foro: ¿cree usted que el gobierno está haciendo lo suficiente para proteger a nuestros menores?
Según el Ministerio de Salud, los edificios en Barrio Luján, donde atienden a cientos de familias diariamente, tienen fallas estructurales tan graves que ponen en riesgo la vida de usuarios y empleados. Hablamos de 342 funcionarios que tendrán apenas cuatro días para empacar y buscarle la vuelta, una situación que ha dejado a muchos preocupados y cuestionándose cómo van a seguir brindando el servicio esencial que ofrece el PANI. ¡Qué despiche!
Pero ojo, que esto no es novedad. Parece que el sindicato de empleados, el SEPI, lleva tiempo tirando la toalla, denunciando la precaria condición de las instalaciones. Un informe del Benemérito Cuerpo de Bomberos, fechado en abril de este año, sacudió la casa, señalando graves incumplimientos normativos en los tres edificios que componen las oficinas centrales. Tres edificios que, según el reporte, están prácticamente pidiendo raja.
El Centro de Cultura, por ejemplo, acumula 38 disposiciones de incumplimiento, 16 de ellas calificadas como “críticas”. Imaginen, un lugar lleno de niños y adolescentes, sin sistema de alarma contra incendios en el segundo piso, solo una salida de emergencia y escaleras de madera, ¡material inflamable! Eso, mis queridos lectores, es jugar con fuego.
Luego está el edificio Financiero-Contable, con 33 incumplimientos, 14 también calificados de críticos. Ahí, además de problemas estructurales, hay riesgos eléctricos evidentes: enchufes sin protección en zonas de preparación de alimentos. Y ni hablar de la distancia entre el edificio y el vecino, ¡cero metros!, lo que obliga a instalar un costoso sistema de protección contra incendios. El cuerpo de bomberos no se anduvo con rodeos: esos edificios son trampas mortales potenciales.
Y no nos olvidemos del tercer edificio, donde funciona la Presidencia Ejecutiva y el Centro de Orientación, con nada menos que 40 incumplimientos, 17 de ellos considerados críticos. Una escalera de emergencia inutilizada, un atrio que no cumple con las normas… Las fallas son tantas que hasta el más optimista se pone a sudar frío. ¡Una verdadera carga!
Kennly Garza, la presidenta ejecutiva del PANI, admitió que la orden del Ministerio de Salud los ha pillado desprevenidos. Reconoce que el plazo es cortísimo, pero insiste en que la seguridad de los funcionarios y usuarios es primordial. Están buscando opciones, analizando convenios con otras instituciones estatales para conseguir espacios temporales donde reubicar al personal. Dicen que se van a asegurar de que la atención a la población no se interrumpa, pero la verdad es que la situación pinta complicada, chunche.
Ahora bien, ¿cómo va a afectar esto a los niños y niñas que dependen del PANI? ¿Será posible mantener la calidad de los servicios en medio de este caos? ¿Quién asumirá la responsabilidad por esta negligencia y qué medidas se tomarán para evitar que una tragedia como esta vuelva a ocurrir? Les invito a compartir sus opiniones en el foro: ¿cree usted que el gobierno está haciendo lo suficiente para proteger a nuestros menores?
