¡Ay, mi gente! Resulta que en el Colegio Redentorista San Alfonso de Alajuela, los estudiantes de octavo año han hecho algo que ni Don Pedro Vargas Ullén se imaginaba. En lugar de andar pensando en qué brete les va a tocar hacer para el proyecto final, se inspiraron en la comida del comedor... ¡y nació una canción! Sí, diay, una canción dedicada al humilde pero glorioso pastel de yuca.
Todo empezó porque el profe de música, Elio Meléndez, les puso el reto de crear una obra musical usando tecnología y sus propias habilidades digitales. Quería que encontraran inspiración en su entorno, en su día a día en el cole. Y Angie Valeria Reyes, con toda la razón del mundo, pensó: '¿Qué representa más mi colegio que el pastel de yuca del comedor?' Porque, seamos honestos, ese pastel es un tesoro nacional, ¡una verdadera joya!
Usaron unas plataformas de inteligencia artificial, como Suno, donde le dan las indicaciones y la IA hace la magia. Imagínense, darle instrucciones a una computadora para que cree una canción sobre un pastel de yuca… ¡Qué carga! Pero ahí quedó demostrado que hasta las cosas más simples pueden ser fuente de creatividad. Y claro, como todo buen proyecto escolar, tuvieron que justificar su elección por escrito. Angie nos contó que simplemente no podía evitar pensar en lo rico que está el pastel, y cómo le alegra el día.
Elizabeth Arias, la cocinera del colegio, reaccionó con pura felicidad. Dice que para ella esto es como recibir un reconocimiento enorme, una prueba de que su trabajo es apreciado. "Eso me anima a seguir cocinando con amor y seguridad", nos dijo, visiblemente emocionada. Y bueno, ahora, cuando vayan a preparar el pastel de yuca, van a ponerle la canción para motivarse aún más. ¡Qué tuanis!
Pero el talento no se quedó solo en el pastel de yuca. Sus compañeros también se dejaron llevar por la onda y crearon canciones sobre otras cositas del colegio. Hay una dedicada a los baños (porque esos siempre son tema de conversación), otra sobre matemáticas en el trap (¡diay!), una queja por la falta de un gimnasio, otro homenaje a la semana de exámenes (¡qué torta!) y, por supuesto, una exaltación del espíritu del colegio.
El profe Meléndez está contento porque está logrando que las clases sean más dinámicas e interesantes. Quiere conectar el aprendizaje con la vida real de los estudiantes, inyectarle un poco de modernidad y sacarles el máximo provecho a las herramientas digitales disponibles. Ya no es solo aprender notas musicales, sino explorar la tecnología y encontrar formas creativas de expresarse. Y vaya que lo lograron, ¡con un pastel de yuca al frente!
Esto demuestra que la educación no tiene por qué ser aburrida ni rígida. Se puede aprender mientras te diviertes y exploras tus propios intereses. Y si ese interés es un pastel de yuca, pues bienvenido sea. Después de todo, ¿quién puede resistirse a un buen pastel de yuca recién horneado? Ese saborcito dulce y humeante que te transporta a la infancia, a los tiempos de merienda en el colegio… ¡ufff, qué recuerdos!
Ahora, cuéntenme, ¿cuál es la comida que más recuerdan de su época de estudiante? ¿Y creen que este tipo de iniciativas, que conectan el currículo con la realidad cotidiana, son una buena idea para mejorar la educación en Costa Rica?
Todo empezó porque el profe de música, Elio Meléndez, les puso el reto de crear una obra musical usando tecnología y sus propias habilidades digitales. Quería que encontraran inspiración en su entorno, en su día a día en el cole. Y Angie Valeria Reyes, con toda la razón del mundo, pensó: '¿Qué representa más mi colegio que el pastel de yuca del comedor?' Porque, seamos honestos, ese pastel es un tesoro nacional, ¡una verdadera joya!
Usaron unas plataformas de inteligencia artificial, como Suno, donde le dan las indicaciones y la IA hace la magia. Imagínense, darle instrucciones a una computadora para que cree una canción sobre un pastel de yuca… ¡Qué carga! Pero ahí quedó demostrado que hasta las cosas más simples pueden ser fuente de creatividad. Y claro, como todo buen proyecto escolar, tuvieron que justificar su elección por escrito. Angie nos contó que simplemente no podía evitar pensar en lo rico que está el pastel, y cómo le alegra el día.
Elizabeth Arias, la cocinera del colegio, reaccionó con pura felicidad. Dice que para ella esto es como recibir un reconocimiento enorme, una prueba de que su trabajo es apreciado. "Eso me anima a seguir cocinando con amor y seguridad", nos dijo, visiblemente emocionada. Y bueno, ahora, cuando vayan a preparar el pastel de yuca, van a ponerle la canción para motivarse aún más. ¡Qué tuanis!
Pero el talento no se quedó solo en el pastel de yuca. Sus compañeros también se dejaron llevar por la onda y crearon canciones sobre otras cositas del colegio. Hay una dedicada a los baños (porque esos siempre son tema de conversación), otra sobre matemáticas en el trap (¡diay!), una queja por la falta de un gimnasio, otro homenaje a la semana de exámenes (¡qué torta!) y, por supuesto, una exaltación del espíritu del colegio.
El profe Meléndez está contento porque está logrando que las clases sean más dinámicas e interesantes. Quiere conectar el aprendizaje con la vida real de los estudiantes, inyectarle un poco de modernidad y sacarles el máximo provecho a las herramientas digitales disponibles. Ya no es solo aprender notas musicales, sino explorar la tecnología y encontrar formas creativas de expresarse. Y vaya que lo lograron, ¡con un pastel de yuca al frente!
Esto demuestra que la educación no tiene por qué ser aburrida ni rígida. Se puede aprender mientras te diviertes y exploras tus propios intereses. Y si ese interés es un pastel de yuca, pues bienvenido sea. Después de todo, ¿quién puede resistirse a un buen pastel de yuca recién horneado? Ese saborcito dulce y humeante que te transporta a la infancia, a los tiempos de merienda en el colegio… ¡ufff, qué recuerdos!
Ahora, cuéntenme, ¿cuál es la comida que más recuerdan de su época de estudiante? ¿Y creen que este tipo de iniciativas, que conectan el currículo con la realidad cotidiana, son una buena idea para mejorar la educación en Costa Rica?
