Maes, Pavas volvió a ser el centro de atención este fin de semana, y no precisamente por algo bueno. Entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, se armó un despiche de operativo policial que peinó varias de las comunidades más calientes del distrito: Pavas centro, Lomas del Río, Villa Esperanza y Rincón Grande. La vara es que, cuando la Fuerza Pública decide ponerse las pilas en un lugar como Pavas, los resultados siempre son de película, y esta vez no fue la excepción. Pero, más allá de la lista de decomisos que parece un inventario de bodega, la pregunta de fondo sigue ahí, flotando en el aire como el humo de una mala decisión.
Vamos al grano, a lo que a todos nos gusta saber: el "menú" que encontraron los pacos fue, digamos, bastante variado. Decomisaron desde marihuana (en su versión tradicional, en cigarrillos y hasta en formato “gourmet” tipo wax) hasta drogas de diseño que uno escucha más en raves que en un búnker de barrio. Hablamos de tusi, ketamina y, por supuesto, la infaltable cocaína. El combo venía acompañado de casi un melón de colones en efectivo y unos dolarillos para no perder la costumbre. Diay, es el típico kit de emprendimiento del bajo mundo, pero la cantidad y la variedad de chunches sí dejan claro que el negocio en esa zona no es precisamente una pulpería de barrio.
Y como si la fiesta narco no fuera suficiente, el operativo también le entró a otros problemas que son el pan de cada día. Cayeron tres armas de fuego y otra de esas "menos letales" que igual meten un susto del carajo. Además, cinco motocicletas fueron decomisadas, probablemente las mismas que uno ve sin placas y a toda mecha, haciendo malabares en media calle. Para completar el brete, los tráficos se pusieron generosos y repartieron 61 boletas y quitaron 15 placas. ¡Qué torta para los que andaban flojos de papeles! Es esa limpieza general que se ve bien para la foto, pero que uno sabe que es como secar el piso mientras la tubería sigue rota.
Pero aquí es donde la vara se pone realmente seria. Más allá de los gramos de droga y los chunches incautados, lo que de verdad preocupa es el perfil de los detenidos. La policía agarró a tres maes que tenían órdenes de captura pendientes, y no por no pagar la pensión, sino por delitos contra la vida. O sea, estamos hablando de gente que, presuntamente, ya ha atentado o matado a alguien. Esto confirma que el problema de Pavas, y de tantas otras comunidades, no es solo de drogas, es de una violencia que ya está instalada y que no se va a ir con un par de redadas nocturnas. Es un ecosistema completo que sigue funcionando apenas se va la última patrulla.
Entonces, llegamos al punto clave. ¡Claro que se aplaude que saquen armas y drogas de la calle! Nadie va a decir que no. Pero esta estrategia de "golpes de efecto" se siente cada vez más como un parche en una herida que necesita cirugía mayor. Pasan los meses, cambian los gobiernos, y la dinámica sigue siendo la misma: un gran operativo, titulares en los periódicos por dos días, una sensación de calma que dura una semana y, después, todo vuelve a la misma normalidad de siempre. Al final, parece más un show para que el Ministerio de Seguridad pueda decir que "está haciendo algo" que una solución de verdad.
La gran pregunta que queda en el aire, maes, es: ¿Creen que estos operativos son la solución real o solo un calmante que no ataca la raíz del problema en barrios como Pavas? ¿Qué se necesita para que la vara cambie de fondo? ¡Los leo!
Vamos al grano, a lo que a todos nos gusta saber: el "menú" que encontraron los pacos fue, digamos, bastante variado. Decomisaron desde marihuana (en su versión tradicional, en cigarrillos y hasta en formato “gourmet” tipo wax) hasta drogas de diseño que uno escucha más en raves que en un búnker de barrio. Hablamos de tusi, ketamina y, por supuesto, la infaltable cocaína. El combo venía acompañado de casi un melón de colones en efectivo y unos dolarillos para no perder la costumbre. Diay, es el típico kit de emprendimiento del bajo mundo, pero la cantidad y la variedad de chunches sí dejan claro que el negocio en esa zona no es precisamente una pulpería de barrio.
Y como si la fiesta narco no fuera suficiente, el operativo también le entró a otros problemas que son el pan de cada día. Cayeron tres armas de fuego y otra de esas "menos letales" que igual meten un susto del carajo. Además, cinco motocicletas fueron decomisadas, probablemente las mismas que uno ve sin placas y a toda mecha, haciendo malabares en media calle. Para completar el brete, los tráficos se pusieron generosos y repartieron 61 boletas y quitaron 15 placas. ¡Qué torta para los que andaban flojos de papeles! Es esa limpieza general que se ve bien para la foto, pero que uno sabe que es como secar el piso mientras la tubería sigue rota.
Pero aquí es donde la vara se pone realmente seria. Más allá de los gramos de droga y los chunches incautados, lo que de verdad preocupa es el perfil de los detenidos. La policía agarró a tres maes que tenían órdenes de captura pendientes, y no por no pagar la pensión, sino por delitos contra la vida. O sea, estamos hablando de gente que, presuntamente, ya ha atentado o matado a alguien. Esto confirma que el problema de Pavas, y de tantas otras comunidades, no es solo de drogas, es de una violencia que ya está instalada y que no se va a ir con un par de redadas nocturnas. Es un ecosistema completo que sigue funcionando apenas se va la última patrulla.
Entonces, llegamos al punto clave. ¡Claro que se aplaude que saquen armas y drogas de la calle! Nadie va a decir que no. Pero esta estrategia de "golpes de efecto" se siente cada vez más como un parche en una herida que necesita cirugía mayor. Pasan los meses, cambian los gobiernos, y la dinámica sigue siendo la misma: un gran operativo, titulares en los periódicos por dos días, una sensación de calma que dura una semana y, después, todo vuelve a la misma normalidad de siempre. Al final, parece más un show para que el Ministerio de Seguridad pueda decir que "está haciendo algo" que una solución de verdad.
La gran pregunta que queda en el aire, maes, es: ¿Creen que estos operativos son la solución real o solo un calmante que no ataca la raíz del problema en barrios como Pavas? ¿Qué se necesita para que la vara cambie de fondo? ¡Los leo!