¡Aguante! Aquí vamos, pura verdá pa'l Foro. Últimamente, el asunto del perdón en matrimonios donde hubo infidelidad ha sido un churro caliente que todos nos estamos quemando los dedos. Gente buscando cómo lidiar con el rompimiento de confianza, con ese vacío que deja la traición... bueno, la Dra. Ana Yendry Morales, psicóloga bien reconocida acá en Costa Rica, nos da algunas claves para tratar de desenredar este brete.
Morales explica que reconocer el impacto emocional es el primer paso. No es fácil, ni mucho menos, pero negar el daño que se hizo solo empeora la cosa. "Validamos el dolor, la rabia, hasta la confusión", enfatiza, “porque cada emoción cumple una función importante en el proceso de curación”. Imaginen el batacazo que es descubrir que la persona con la que creías compartir tu vida tenía otra aventura; es normal sentirse perdido, furioso, triste… ¡y todo vale!
Ahora bien, la doctora aclara que perdonar no significa reconciliarse. Muchos se confunden ahí. Perdonar es dejar ir el rencor, liberarte del peso del pasado. Eso es totalmente personal, un acto de autocuidado. Reconciliarse, en cambio, requiere el compromiso de AMBAS partes para reconstruir la relación desde cero. Y eso ya es otro rollo, otra vara completamente diferente. No siempre es posible, y tampoco debería ser obligatorio si hay heridas demasiado profundas.
Una de las preguntas que surgen constantemente es: ¿Por qué pasó esto? Morales indica que explorar las razones detrás de la infidelidad no es justificarlas, sino entenderlas. Podrían haber problemas de comunicación pasados por alto, una falta de conexión emocional o física, o incluso crisis personales del infiel. “Quizás estaba buscando validación externa, quizás sentía que no era suficiente”, analiza. Entender el panorama completo ayuda a tomar decisiones más informadas, aunque duela reconocer ciertas verdades.
Otro punto crucial es diferenciar la responsabilidad compartida de la culpabilidad. Obviamente, quien fue infiel asume la responsabilidad de sus actos, nadie le va a quitar eso. Pero también es importante revisar si hubo dinámicas disfuncionales en la relación que contribuyeron a la situación. Esto no significa echarle la culpa a la víctima, sino analizar objetivamente qué pudo haberse hecho diferente. Requiere un trabajo delicado y honesto, con la guía de un terapeuta experimentado.
Si la pareja decide intentar salvar el matrimonio, la terapia de pareja es fundamental. Se enfoca en mejorar la comunicación, recuperar la confianza (con acciones concretas, no solo palabras), establecer nuevos límites y replantear las expectativas. Es un camino largo y arduo, lleno de altibajos, pero puede valer la pena si ambos están dispuestos a esforzarse. Y si el perdón es el único objetivo, la terapia individual es clave para sanar las heridas emocionales y fortalecer la autoestima, sin importar cuál sea el futuro de la relación.
Finalmente, Morales resalta que el perdón es un regalo para uno mismo. Liberar el resentimiento te permite avanzar, evita que el pasado te consuma y te abre la puerta a nuevas oportunidades. Independientemente de si la pareja logra superar la crisis o no, la persona que perdona sale fortalecida de la experiencia, con mayor autoconocimiento y resiliencia. Es sacarse un peso de encima, así de simple.
Bueno, compas, hablando de todo esto... ¿Ustedes creen que es realmente posible perdonar una infidelidad y reconstruir una relación? ¿O hay heridas que simplemente son demasiado profundas para sanar? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios! Vamos a armar un buen debate aquí en el Foro.
Morales explica que reconocer el impacto emocional es el primer paso. No es fácil, ni mucho menos, pero negar el daño que se hizo solo empeora la cosa. "Validamos el dolor, la rabia, hasta la confusión", enfatiza, “porque cada emoción cumple una función importante en el proceso de curación”. Imaginen el batacazo que es descubrir que la persona con la que creías compartir tu vida tenía otra aventura; es normal sentirse perdido, furioso, triste… ¡y todo vale!
Ahora bien, la doctora aclara que perdonar no significa reconciliarse. Muchos se confunden ahí. Perdonar es dejar ir el rencor, liberarte del peso del pasado. Eso es totalmente personal, un acto de autocuidado. Reconciliarse, en cambio, requiere el compromiso de AMBAS partes para reconstruir la relación desde cero. Y eso ya es otro rollo, otra vara completamente diferente. No siempre es posible, y tampoco debería ser obligatorio si hay heridas demasiado profundas.
Una de las preguntas que surgen constantemente es: ¿Por qué pasó esto? Morales indica que explorar las razones detrás de la infidelidad no es justificarlas, sino entenderlas. Podrían haber problemas de comunicación pasados por alto, una falta de conexión emocional o física, o incluso crisis personales del infiel. “Quizás estaba buscando validación externa, quizás sentía que no era suficiente”, analiza. Entender el panorama completo ayuda a tomar decisiones más informadas, aunque duela reconocer ciertas verdades.
Otro punto crucial es diferenciar la responsabilidad compartida de la culpabilidad. Obviamente, quien fue infiel asume la responsabilidad de sus actos, nadie le va a quitar eso. Pero también es importante revisar si hubo dinámicas disfuncionales en la relación que contribuyeron a la situación. Esto no significa echarle la culpa a la víctima, sino analizar objetivamente qué pudo haberse hecho diferente. Requiere un trabajo delicado y honesto, con la guía de un terapeuta experimentado.
Si la pareja decide intentar salvar el matrimonio, la terapia de pareja es fundamental. Se enfoca en mejorar la comunicación, recuperar la confianza (con acciones concretas, no solo palabras), establecer nuevos límites y replantear las expectativas. Es un camino largo y arduo, lleno de altibajos, pero puede valer la pena si ambos están dispuestos a esforzarse. Y si el perdón es el único objetivo, la terapia individual es clave para sanar las heridas emocionales y fortalecer la autoestima, sin importar cuál sea el futuro de la relación.
Finalmente, Morales resalta que el perdón es un regalo para uno mismo. Liberar el resentimiento te permite avanzar, evita que el pasado te consuma y te abre la puerta a nuevas oportunidades. Independientemente de si la pareja logra superar la crisis o no, la persona que perdona sale fortalecida de la experiencia, con mayor autoconocimiento y resiliencia. Es sacarse un peso de encima, así de simple.
Bueno, compas, hablando de todo esto... ¿Ustedes creen que es realmente posible perdonar una infidelidad y reconstruir una relación? ¿O hay heridas que simplemente son demasiado profundas para sanar? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios! Vamos a armar un buen debate aquí en el Foro.
