¡Ay, Dios mío, qué atajo! La polémica por la cancelación del Tope Nacional sigue echando humo por todas partes y ahora salió con todo Don Jorge Arturo González, alias Cañero, para defender nuestras tradiciones y darle una afinadita al alcalde de San José, Diego Miranda. El asunto se puso caliente porque Miranda dijo que el Tope era una ‘práctica anticuada’ y ‘clasista’, ¡y Cañero no se quedó calladito!
Como bien saben, Cañero es una leyenda en el mundo equino y del sector agrícola; conoce de rodeos y de guanarritas como la palma de su mano. Así que, obviamente, no le tragó fácil las excusas del alcalde. Desde su plataforma, donde siempre dice las cosas como son –sin pelos en la lengua, pa' que estar mintiendo–, Cañero soltó que el señor Miranda vive desconectado de la realidad del campo tico y que su visión es, simplemente, ’chueca’.
“¿Anticuada? ¡Qué lata! Eso es cultura, eso es raíz, eso es demostrarle al mundo que acá sabemos trabajar la tierra y cuidar de nuestros animales”, exclamó Cañero, visiblemente molesto. “No es cuestión de tener un caballo de raza pura o un ternero premiado, es cuestión de orgullo, de comunidad y de celebrar el fruto de nuestro trabajo”. Él recalcó que el Tope no se trata solamente de pavonearse, sino de mostrar el esfuerzo de familias que viven del campo y que mantienen vivas nuestras costumbres.
Y ahí no paró. Cañero siguió descargando contra el alcalde, acusándolo de pertenecer a una ‘generación que le hace chiribiría a la tradición’. Según él, muchos políticos jóvenes tienen una idea equivocada de lo que significa ser costarricense y no entienden la importancia de valorar y proteger nuestras raíces. “Estos tipos andan más preocupados por lo moderno y lo globalizado que por lo nuestro”, añadió con cierto dejo de decepción.
Ahora, hablando claro, el tema del Tope va más allá de unos cuantos caballos bonitos y algunos carros antiguos restaurados. Se trata de un espacio de encuentro, de compartir experiencias, de celebrar nuestra idiosincrasia y de reafirmar nuestra identidad como pueblo tico. Es un pretexto para reunirnos, para reírnos, para comer un buen gallito con chicharrón y para olvidarnos, aunque sea por unas horas, de tanta bronca y problema que nos aqueja día tras día. Imagínate quitarle eso al pueblo… ¡qué despiche!
Además, Cañero aprovechó la oportunidad para defender a esos campesinos que tanto critican algunos sectores urbanos. Dijo que no hay nada de malo en que alguien que ha trabajado duro quiera presumir sus logros y disfrutar de los frutos de su esfuerzo. “Si un mae se compra un caballo con el sudor de su frente, ¿quién le va a decir que no puede exhibirlo? Mejor que se preocupen por otros temas, por ejemplo, cómo vamos a combatir la inseguridad o cómo vamos a mejorar la educación”, sentenció con firmeza.
Cañero, además, hizo referencia a la ola de noticias negativas que nos azota últimamente: crímenes, corrupción, escándalos... Un panorama bastante gris. Por eso, enfatizó que es aún más importante mantener vivos estos espacios de esparcimiento y de sana convivencia. “En medio de tanto despecho, necesitamos un respiro, un momento para olvidar las penas y recordar quiénes somos”, concluyó, recordando tiempos mejores y prometiendo seguir luchando por nuestras tradiciones.
Con todo esto dicho, me pregunto: ¿Estamos perdiendo nuestras tradiciones por querer parecernos demasiado modernos o creen que el Tope Nacional tiene un valor cultural invaluable que merece ser preservado? ¡Déjenme saber su opinión en los comentarios, mi gente! Venga a debatir, pero con respeto, ¡que aquí no queremos tortas!
Como bien saben, Cañero es una leyenda en el mundo equino y del sector agrícola; conoce de rodeos y de guanarritas como la palma de su mano. Así que, obviamente, no le tragó fácil las excusas del alcalde. Desde su plataforma, donde siempre dice las cosas como son –sin pelos en la lengua, pa' que estar mintiendo–, Cañero soltó que el señor Miranda vive desconectado de la realidad del campo tico y que su visión es, simplemente, ’chueca’.
“¿Anticuada? ¡Qué lata! Eso es cultura, eso es raíz, eso es demostrarle al mundo que acá sabemos trabajar la tierra y cuidar de nuestros animales”, exclamó Cañero, visiblemente molesto. “No es cuestión de tener un caballo de raza pura o un ternero premiado, es cuestión de orgullo, de comunidad y de celebrar el fruto de nuestro trabajo”. Él recalcó que el Tope no se trata solamente de pavonearse, sino de mostrar el esfuerzo de familias que viven del campo y que mantienen vivas nuestras costumbres.
Y ahí no paró. Cañero siguió descargando contra el alcalde, acusándolo de pertenecer a una ‘generación que le hace chiribiría a la tradición’. Según él, muchos políticos jóvenes tienen una idea equivocada de lo que significa ser costarricense y no entienden la importancia de valorar y proteger nuestras raíces. “Estos tipos andan más preocupados por lo moderno y lo globalizado que por lo nuestro”, añadió con cierto dejo de decepción.
Ahora, hablando claro, el tema del Tope va más allá de unos cuantos caballos bonitos y algunos carros antiguos restaurados. Se trata de un espacio de encuentro, de compartir experiencias, de celebrar nuestra idiosincrasia y de reafirmar nuestra identidad como pueblo tico. Es un pretexto para reunirnos, para reírnos, para comer un buen gallito con chicharrón y para olvidarnos, aunque sea por unas horas, de tanta bronca y problema que nos aqueja día tras día. Imagínate quitarle eso al pueblo… ¡qué despiche!
Además, Cañero aprovechó la oportunidad para defender a esos campesinos que tanto critican algunos sectores urbanos. Dijo que no hay nada de malo en que alguien que ha trabajado duro quiera presumir sus logros y disfrutar de los frutos de su esfuerzo. “Si un mae se compra un caballo con el sudor de su frente, ¿quién le va a decir que no puede exhibirlo? Mejor que se preocupen por otros temas, por ejemplo, cómo vamos a combatir la inseguridad o cómo vamos a mejorar la educación”, sentenció con firmeza.
Cañero, además, hizo referencia a la ola de noticias negativas que nos azota últimamente: crímenes, corrupción, escándalos... Un panorama bastante gris. Por eso, enfatizó que es aún más importante mantener vivos estos espacios de esparcimiento y de sana convivencia. “En medio de tanto despecho, necesitamos un respiro, un momento para olvidar las penas y recordar quiénes somos”, concluyó, recordando tiempos mejores y prometiendo seguir luchando por nuestras tradiciones.
Con todo esto dicho, me pregunto: ¿Estamos perdiendo nuestras tradiciones por querer parecernos demasiado modernos o creen que el Tope Nacional tiene un valor cultural invaluable que merece ser preservado? ¡Déjenme saber su opinión en los comentarios, mi gente! Venga a debatir, pero con respeto, ¡que aquí no queremos tortas!
