¡Ay, Dios mío! Esto sí que es novela, pura novela. Resulta que los peruanos, con toda la bronca que tienen con la corrupción, andan buscando recuperar unos cuantos millones de dólares que anduvieron dando vueltas por acá, en nuestro querido suelo tico. Parece que el Primer Juzgado de Perú ha mandado un ‘exhorto’ –como decimos nosotros– a Costa Rica para que les devuelvan $6,6 millones más intereses. ¡Imagínense la torta!
Según Infobae, el trámite se basa en que esos fajos estaban congelados en Scotiabank, a nombre de una empresa llamada Ecostate Consulting S.A. y se relacionan directamente con casos de corrupción en Perú durante la época del expresidente Alejandro Toledo. Al parecer, el ‘exhorto’ pide que el dinero se transfiera a las cuentas del Estado peruano como parte de un juicio por colusión y lavado de activos. ¡Qué diay! Uno piensa que ya hemos visto de todo, pero siempre hay sorpresas.
Para respaldar su solicitud, los peruanos han adjuntado el Convenio de la ONU contra la Corrupción y están aplicando el principio de reciprocidad. Básicamente, nos están pidiendo que hagamos lo mismo que haríamos si estuvieran nuestros dólares metidos en algún banco allá. Lo que me da más pena es que esto esté dando tanto qué hablar. Unas veces en este lado, otras en el otro... la vida es dura, ¿verdad?
La vaina viene de atrás, desde el año 2013 y la trama Odebrecht, aquella que sacudió a medio continente. Se dice que Toledo recibió sobornos –coimas, pa' ponerlo claro– como parte de esa operación. Aunque él movió más lana, estos $6,6 millones fueron los que lograron ‘pescar’. La carretera Interoceánica Sur, conectando Perú con Brasil, fue el centro de todo este brete, y parece que el empresario israelí Josef Arieh Rapaport fue clave como intermediario. Después, se convirtió en ‘testigo de la corona’, echando leña al fuego y diciendo que el dinero era para que Toledo y su familia compraran propiedades y se libraran de deudas. ¡Menuda historia!
Y hablando de historias, recuerdan el apodo de “la plata de la suegra”? Ese fue el que le dieron al caso porque gran parte de los movimientos de dinero involucraban a la madre de Toledo y a un colaborador suyo en temas de seguridad. Al final, la investigación se fue a otros niveles, llegando hasta Estados Unidos, donde se alertó sobre el posible lavado de dinero en Costa Rica. ¡Menos mal que pudimos atrapar al menos un pedazo de la torta!
Oficialmente, se calcula que Toledo recibió unos $34 millones en comisiones ilegales, y de eso, aproximadamente $20 millones pasaron por nuestras tierras. Tras varios movimientos sospechosos, lograron confiscar los $6,6 millones y posteriormente solicitaron que permanecieran aquí de forma permanente, a través de un proceso legal en el Tribunal Contencioso Administrativo. Ya saben cómo va la cosa, papeleo y más papeleo… ¡qué brete!
Las consecuencias de este escándalo no solo afectaron a Toledo, sino también a su esposa, Eliane Karp, y a toda su familia. Imagínense la vergüenza que deben sentir. El expresidente ya enfrenta varias sentencias en Perú, incluyendo una reciente de 13 años de cárcel. Ahora, con esta petición de repatriación, la cosa se pone aún más complicada. Al final, todo sale a la luz, ¿no es cierto?
Definitivamente, este caso nos plantea preguntas importantes sobre nuestra reputación como país seguro para invertir y proteger bienes. ¿Cómo podemos fortalecer nuestros mecanismos de control para evitar que estas situaciones se repitan? ¿Creen que Costa Rica debería endurecer sus leyes contra el lavado de dinero y facilitar la cooperación internacional en casos de corrupción transnacional? ¡Compártanme sus opiniones en los comentarios!
Según Infobae, el trámite se basa en que esos fajos estaban congelados en Scotiabank, a nombre de una empresa llamada Ecostate Consulting S.A. y se relacionan directamente con casos de corrupción en Perú durante la época del expresidente Alejandro Toledo. Al parecer, el ‘exhorto’ pide que el dinero se transfiera a las cuentas del Estado peruano como parte de un juicio por colusión y lavado de activos. ¡Qué diay! Uno piensa que ya hemos visto de todo, pero siempre hay sorpresas.
Para respaldar su solicitud, los peruanos han adjuntado el Convenio de la ONU contra la Corrupción y están aplicando el principio de reciprocidad. Básicamente, nos están pidiendo que hagamos lo mismo que haríamos si estuvieran nuestros dólares metidos en algún banco allá. Lo que me da más pena es que esto esté dando tanto qué hablar. Unas veces en este lado, otras en el otro... la vida es dura, ¿verdad?
La vaina viene de atrás, desde el año 2013 y la trama Odebrecht, aquella que sacudió a medio continente. Se dice que Toledo recibió sobornos –coimas, pa' ponerlo claro– como parte de esa operación. Aunque él movió más lana, estos $6,6 millones fueron los que lograron ‘pescar’. La carretera Interoceánica Sur, conectando Perú con Brasil, fue el centro de todo este brete, y parece que el empresario israelí Josef Arieh Rapaport fue clave como intermediario. Después, se convirtió en ‘testigo de la corona’, echando leña al fuego y diciendo que el dinero era para que Toledo y su familia compraran propiedades y se libraran de deudas. ¡Menuda historia!
Y hablando de historias, recuerdan el apodo de “la plata de la suegra”? Ese fue el que le dieron al caso porque gran parte de los movimientos de dinero involucraban a la madre de Toledo y a un colaborador suyo en temas de seguridad. Al final, la investigación se fue a otros niveles, llegando hasta Estados Unidos, donde se alertó sobre el posible lavado de dinero en Costa Rica. ¡Menos mal que pudimos atrapar al menos un pedazo de la torta!
Oficialmente, se calcula que Toledo recibió unos $34 millones en comisiones ilegales, y de eso, aproximadamente $20 millones pasaron por nuestras tierras. Tras varios movimientos sospechosos, lograron confiscar los $6,6 millones y posteriormente solicitaron que permanecieran aquí de forma permanente, a través de un proceso legal en el Tribunal Contencioso Administrativo. Ya saben cómo va la cosa, papeleo y más papeleo… ¡qué brete!
Las consecuencias de este escándalo no solo afectaron a Toledo, sino también a su esposa, Eliane Karp, y a toda su familia. Imagínense la vergüenza que deben sentir. El expresidente ya enfrenta varias sentencias en Perú, incluyendo una reciente de 13 años de cárcel. Ahora, con esta petición de repatriación, la cosa se pone aún más complicada. Al final, todo sale a la luz, ¿no es cierto?
Definitivamente, este caso nos plantea preguntas importantes sobre nuestra reputación como país seguro para invertir y proteger bienes. ¿Cómo podemos fortalecer nuestros mecanismos de control para evitar que estas situaciones se repitan? ¿Creen que Costa Rica debería endurecer sus leyes contra el lavado de dinero y facilitar la cooperación internacional en casos de corrupción transnacional? ¡Compártanme sus opiniones en los comentarios!