Maes, agárrense porque la política tica nunca decepciona con sus varas. Resulta que si usted tiene alma verdiblanca y sueña con calentar una silla en Cuesta de Moras, más le vale tener la billetera bien forrada. El Partido Liberación Nacional (PLN) acaba de anunciar, con bombos y platillos, el inicio de sus inscripciones para diputaciones. ¿El pequeño detalle? Un "módico" peaje de ₡600,000 colones. Así como lo leen. Seiscientas rojitas para que su nombre siquiera entre en la tómbola de la Asamblea Nacional que se viene este sábado. Una cifra que, para bien o para mal, pone sobre la mesa el eterno debate: ¿cuánto cuesta realmente la democracia en este país?
La cúpula liberacionista, por supuesto, lo pinta como un trámite más. Miguel Guillén, el secretario general, sale a decir que será una "Asamblea Nacional histórica", la más grande y representativa, con delegados de todos los cantones. Un discurso muy bonito, muy unificador, que busca proyectar fuerza y organización. La vara es que mientras hablan de representación cantonal y bases sólidas, le están poniendo un portillo de entrada a la participación que no cualquiera puede cruzar. Es fácil hablar de inclusión cuando el primer filtro es económico. No es un secreto que armar una campaña cuesta plata, pero ponerle precio a la aspiración inicial se siente... distinto. Es como si el partido te dijera: "Demuéstrenos su compromiso, pero con un SINPE de por medio".
Y aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. Mientras el PLN se prepara para este magno evento y ratificar la fórmula de Álvaro Ramos, tienen un incendio de tamaño épico en el patio trasero. Hablemos de San Ramón. Diay, es que lo de la Asamblea Cantonal de los poetas ya pasó de ser un problema a una comedia de enredos. Van por ¡10 intentos y 17 convocatorias! y simplemente no logran ponerse de acuerdo. Es un despiche monumental que tiene al propio Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) jalándoles las orejas, con la amenaza real de dejarlos sin deuda política. ¡Imagínense el tamaño de la torta! El partido que se vende como el más organizado y con mayor estructura del país, no puede ni organizar una reunión en un cantón.
La ironía es casi poética. Por un lado, cobran ₡600 mil para garantizar, supongo, un proceso ordenado y con gente "seria" a nivel nacional. Por el otro, demuestran una incapacidad alarmante para resolver un conflicto interno que ya parece un culebrón. Esta disonancia es lo que genera tanta desconfianza. ¿Cómo pueden garantizar un gobierno estable si no pueden gestionar una asamblea cantonal? La advertencia del TSE no es un juego; si la plata de la contribución estatal se les va al traste, el golpe sería durísimo, no solo financiero sino también para su imagen. Están contra la pared, con el tiempo encima, y la novela de San Ramón sigue sin capítulo final.
Al final, la jugada del PLN deja más preguntas que respuestas. La cuota de inscripción puede verse como un filtro necesario para evitar candidaturas faranduleras o como una barrera elitista que aleja a líderes comunitarios valiosos pero sin recursos. El contraste con el desorden de San Ramón solo añade leña al fuego, pintando la imagen de un partido con prioridades extrañas. Mientras se celebra la "histórica" Asamblea Nacional este sábado, muchos nos quedaremos pensando en esa dualidad: la de la chequera y la del caos. Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Esos ₡600 mil son un filtro justo para asegurar candidatos serios o simplemente una barrera para que solo la gente con plata se meta en la vara? ¿Se justifica o se les fue la mano?
La cúpula liberacionista, por supuesto, lo pinta como un trámite más. Miguel Guillén, el secretario general, sale a decir que será una "Asamblea Nacional histórica", la más grande y representativa, con delegados de todos los cantones. Un discurso muy bonito, muy unificador, que busca proyectar fuerza y organización. La vara es que mientras hablan de representación cantonal y bases sólidas, le están poniendo un portillo de entrada a la participación que no cualquiera puede cruzar. Es fácil hablar de inclusión cuando el primer filtro es económico. No es un secreto que armar una campaña cuesta plata, pero ponerle precio a la aspiración inicial se siente... distinto. Es como si el partido te dijera: "Demuéstrenos su compromiso, pero con un SINPE de por medio".
Y aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. Mientras el PLN se prepara para este magno evento y ratificar la fórmula de Álvaro Ramos, tienen un incendio de tamaño épico en el patio trasero. Hablemos de San Ramón. Diay, es que lo de la Asamblea Cantonal de los poetas ya pasó de ser un problema a una comedia de enredos. Van por ¡10 intentos y 17 convocatorias! y simplemente no logran ponerse de acuerdo. Es un despiche monumental que tiene al propio Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) jalándoles las orejas, con la amenaza real de dejarlos sin deuda política. ¡Imagínense el tamaño de la torta! El partido que se vende como el más organizado y con mayor estructura del país, no puede ni organizar una reunión en un cantón.
La ironía es casi poética. Por un lado, cobran ₡600 mil para garantizar, supongo, un proceso ordenado y con gente "seria" a nivel nacional. Por el otro, demuestran una incapacidad alarmante para resolver un conflicto interno que ya parece un culebrón. Esta disonancia es lo que genera tanta desconfianza. ¿Cómo pueden garantizar un gobierno estable si no pueden gestionar una asamblea cantonal? La advertencia del TSE no es un juego; si la plata de la contribución estatal se les va al traste, el golpe sería durísimo, no solo financiero sino también para su imagen. Están contra la pared, con el tiempo encima, y la novela de San Ramón sigue sin capítulo final.
Al final, la jugada del PLN deja más preguntas que respuestas. La cuota de inscripción puede verse como un filtro necesario para evitar candidaturas faranduleras o como una barrera elitista que aleja a líderes comunitarios valiosos pero sin recursos. El contraste con el desorden de San Ramón solo añade leña al fuego, pintando la imagen de un partido con prioridades extrañas. Mientras se celebra la "histórica" Asamblea Nacional este sábado, muchos nos quedaremos pensando en esa dualidad: la de la chequera y la del caos. Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Esos ₡600 mil son un filtro justo para asegurar candidatos serios o simplemente una barrera para que solo la gente con plata se meta en la vara? ¿Se justifica o se les fue la mano?