¡Ay, dios mío, quién no ha llegado atrasado alguna vez! Ya sea a un compromiso familiar, una reunión en el brete, o peor aún, ¡una cita con el jefe! Pero resulta que, según un famoso psicólogo, la impuntualidad podría tener raíces más profundas de lo que pensábamos, y no necesariamente se trata de falta de ganas o ser un despistado. Resulta que hay un catch, chaval.
El doctor Gabor Maté, un tipo que sabe de esas cosas porque ha dedicado su vida a estudiar cómo los traumas infantiles nos persiguen hasta la edad adulta, dice que llegar tarde podría estar relacionado con nuestro desarrollo cerebral durante la niñez. Según él, si pasamos la infancia en ambientes cargados de estrés, nuestro cerebro podría haber desarrollado ciertas características que dificultan nuestra capacidad de administrar el tiempo. ¡Qué locura!
En una entrevista reciente en un podcast popular, Maté le soltó la bomba a Hasan Minhaj, preguntándole si quizás tenía TDAH. Y no, no se trataba de una simple ocurrencia. Él explica que el TDAH no es una cuestión genética, sino más bien un reflejo de cómo nuestro cerebro respondió a situaciones estresantes en la infancia. Imaginen, chavos, toda esa tensión que absorbemos de nuestros padres de chiquitos afectando directamente cómo percibimos el tiempo. ¡Una verdadera vara!
Para entenderlo mejor, Maté utiliza la analogía del desarrollo del cerebro infantil. Dice que el sentido del tiempo no nace con nosotros; se construye gradualmente a medida que nuestro cerebro madura. Pero si estamos expuestos a niveles altos de estrés durante esos años formativos, los circuitos cerebrales encargados de regular la atención y la percepción temporal pueden verse afectados. Es como si el cerebro se desconectara un poco para protegernos del exceso de información y emociones negativas. Totalmente comprensible, aunque un poquito complicado para mantenernos puntuales.
Ahora, volviendo a la charla con Minhaj, Maté soltó una frase que dejó al comediante boquiabierto: sugirió que probablemente Minhaj creció con padres que vivían bajo mucha presión. Y ahí vino la confirmación: el propio Minhaj admitió que era precisamente así. ¡Qué momento! Demostrando que incluso las figuras públicas pueden llevar consigo cicatrices emocionales invisibles. Una reflexión tremenda, vaya.
Gabor Maté no es ningún desconocido en esto del trauma y la salud mental. Con sus 81 años, este húngaro de nacimiento ha recorrido un camino increíble, marcado por experiencias difíciles desde la infancia, incluyendo la separación de su madre durante el Holocausto. Esta vivencia temprana moldeó su perspectiva y lo impulsó a investigar cómo los traumas impactan nuestras vidas adultas, manifestándose en diferentes formas, desde adicciones hasta... bueno, ¡impuntualidad!
Así que ya saben, chaval, la próxima vez que lleguen tarde, piénsenlo dos veces antes de culparse únicamente a sí mismos. Puede que haya factores mucho más complejos en juego, relacionados con experiencias tempranas y el ambiente familiar. Este enfoque compasivo de Maté nos invita a mirar más allá de las etiquetas de “mala organización” o “falta de disciplina”, y a considerar que detrás de cada comportamiento hay una historia, a veces dolorosa, que merece ser entendida. Además, deja de lado el juicio y echa un vistazo a la raíz del problema. ¡Eso sí que es ser un buen compañero!
¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que la impuntualidad puede estar relacionada con experiencias de la infancia? ¿Han identificado patrones similares en ustedes mismos o en personas cercanas? ¡Compartan sus reflexiones y cuenten sus experiencias en el foro! ¿Les ha pasado que llegaron tarde por algo que no es culpa suya?
El doctor Gabor Maté, un tipo que sabe de esas cosas porque ha dedicado su vida a estudiar cómo los traumas infantiles nos persiguen hasta la edad adulta, dice que llegar tarde podría estar relacionado con nuestro desarrollo cerebral durante la niñez. Según él, si pasamos la infancia en ambientes cargados de estrés, nuestro cerebro podría haber desarrollado ciertas características que dificultan nuestra capacidad de administrar el tiempo. ¡Qué locura!
En una entrevista reciente en un podcast popular, Maté le soltó la bomba a Hasan Minhaj, preguntándole si quizás tenía TDAH. Y no, no se trataba de una simple ocurrencia. Él explica que el TDAH no es una cuestión genética, sino más bien un reflejo de cómo nuestro cerebro respondió a situaciones estresantes en la infancia. Imaginen, chavos, toda esa tensión que absorbemos de nuestros padres de chiquitos afectando directamente cómo percibimos el tiempo. ¡Una verdadera vara!
Para entenderlo mejor, Maté utiliza la analogía del desarrollo del cerebro infantil. Dice que el sentido del tiempo no nace con nosotros; se construye gradualmente a medida que nuestro cerebro madura. Pero si estamos expuestos a niveles altos de estrés durante esos años formativos, los circuitos cerebrales encargados de regular la atención y la percepción temporal pueden verse afectados. Es como si el cerebro se desconectara un poco para protegernos del exceso de información y emociones negativas. Totalmente comprensible, aunque un poquito complicado para mantenernos puntuales.
Ahora, volviendo a la charla con Minhaj, Maté soltó una frase que dejó al comediante boquiabierto: sugirió que probablemente Minhaj creció con padres que vivían bajo mucha presión. Y ahí vino la confirmación: el propio Minhaj admitió que era precisamente así. ¡Qué momento! Demostrando que incluso las figuras públicas pueden llevar consigo cicatrices emocionales invisibles. Una reflexión tremenda, vaya.
Gabor Maté no es ningún desconocido en esto del trauma y la salud mental. Con sus 81 años, este húngaro de nacimiento ha recorrido un camino increíble, marcado por experiencias difíciles desde la infancia, incluyendo la separación de su madre durante el Holocausto. Esta vivencia temprana moldeó su perspectiva y lo impulsó a investigar cómo los traumas impactan nuestras vidas adultas, manifestándose en diferentes formas, desde adicciones hasta... bueno, ¡impuntualidad!
Así que ya saben, chaval, la próxima vez que lleguen tarde, piénsenlo dos veces antes de culparse únicamente a sí mismos. Puede que haya factores mucho más complejos en juego, relacionados con experiencias tempranas y el ambiente familiar. Este enfoque compasivo de Maté nos invita a mirar más allá de las etiquetas de “mala organización” o “falta de disciplina”, y a considerar que detrás de cada comportamiento hay una historia, a veces dolorosa, que merece ser entendida. Además, deja de lado el juicio y echa un vistazo a la raíz del problema. ¡Eso sí que es ser un buen compañero!
¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que la impuntualidad puede estar relacionada con experiencias de la infancia? ¿Han identificado patrones similares en ustedes mismos o en personas cercanas? ¡Compartan sus reflexiones y cuenten sus experiencias en el foro! ¿Les ha pasado que llegaron tarde por algo que no es culpa suya?