¡Ay, Dios mío! Resulta que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) nos cayó con un balde de agua fría, o mejor dicho, con un 'sal' bien grande. Dicen que la productividad en Latinoamérica y el Caribe lleva estancada desde los años 80. ¡Osea, imagínate! Desde tiempos de Don Antonio Raya. Uno se queda pensando, ¿qué se ha hecho todo este tiempo?
Según el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo, esta situación está royendo el crecimiento económico de toda la región. Y no es pa' echarle tierra, porque la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dice que solo vamos a crecer un 2,2% en 2025. ¡Un poquito, chunche! Con eso, ¿cómo vamos a crear trabajos dignos para tanta gente buscando brete?
Y ahí va otra, que hasta da penita. Parece que muchos de los trabajos que se crean después de la pandemia son en la economía informal. ¡Qué torta! Un 95% en algunos países, dicen. Eso significa que muchísima gente está trabajando sin seguridad social, sin beneficios, a pura pata. Y ni hablar de las comunidades indígenas, donde el 85% trabaja en empleos informales. ¡Pobreza!
Las mujeres, fiu, ellas sí que llevan la peor parte. Realizan el 75% del trabajo de cuidado no remunerado – criando hijos, cuidando enfermos, haciendo mil cosas– y encima les pagan menos que a los hombres. ¡Qué injusticia! Les pagan 59 céntimos por cada dólar que le ganan a los varones. Esto ya quisiera que alguien se lo llevara al diablo.
Y ni olvidemos a los niños. A pesar de que hemos avanzado un poco, todavía hay 7,3 millones de menores de edad sufriendo de trabajo infantil en nuestra región. ¡Qué barbaridad! Ni siquiera les dejan disfrutar su infancia, tener una educación adecuada… Es un problema que nos concierne a todos, mándale freno a eso.
El desempleo juvenil sigue siendo un dolor de cabeza, superando el 25% en varios países. Y muchos jóvenes que logran empleo, se encuentran trabajando en la informalidad, sin contratos ni garantías. Todo esto sumado a una inflación que se come los salarios reales... ¡Qué nivel de precariedad! Una verdadera espina clavada en el corazón de muchos hogares ticos y latinoamericanos.
Pero, como dice el dicho, 'hay que darle'. A pesar de todo, América Latina y el Caribe seguimos siendo la región más desigual del mundo. Alrededor de 170 millones de personas viven en la pobreza, y 66 millones sufren pobreza extrema. El Presidente de República Dominicana, Luis Abinader, acertadamente señaló que el desarrollo no se mide solamente con el crecimiento económico, sino con la calidad de vida de la gente trabajadora, de aquellos que sudan la camiseta día tras día.
Así que ahora me pregunto, compañeros del Foro: ¿Qué medidas concretas creen ustedes que deberían implementar nuestros gobiernos para romper este círculo vicioso de estancamiento productivo, desigualdad y precariedad laboral? ¿Es posible construir un futuro más justo y próspero para todos en Latinoamérica y el Caribe, o estamos condenados a repetir siempre la misma historia?
Según el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo, esta situación está royendo el crecimiento económico de toda la región. Y no es pa' echarle tierra, porque la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dice que solo vamos a crecer un 2,2% en 2025. ¡Un poquito, chunche! Con eso, ¿cómo vamos a crear trabajos dignos para tanta gente buscando brete?
Y ahí va otra, que hasta da penita. Parece que muchos de los trabajos que se crean después de la pandemia son en la economía informal. ¡Qué torta! Un 95% en algunos países, dicen. Eso significa que muchísima gente está trabajando sin seguridad social, sin beneficios, a pura pata. Y ni hablar de las comunidades indígenas, donde el 85% trabaja en empleos informales. ¡Pobreza!
Las mujeres, fiu, ellas sí que llevan la peor parte. Realizan el 75% del trabajo de cuidado no remunerado – criando hijos, cuidando enfermos, haciendo mil cosas– y encima les pagan menos que a los hombres. ¡Qué injusticia! Les pagan 59 céntimos por cada dólar que le ganan a los varones. Esto ya quisiera que alguien se lo llevara al diablo.
Y ni olvidemos a los niños. A pesar de que hemos avanzado un poco, todavía hay 7,3 millones de menores de edad sufriendo de trabajo infantil en nuestra región. ¡Qué barbaridad! Ni siquiera les dejan disfrutar su infancia, tener una educación adecuada… Es un problema que nos concierne a todos, mándale freno a eso.
El desempleo juvenil sigue siendo un dolor de cabeza, superando el 25% en varios países. Y muchos jóvenes que logran empleo, se encuentran trabajando en la informalidad, sin contratos ni garantías. Todo esto sumado a una inflación que se come los salarios reales... ¡Qué nivel de precariedad! Una verdadera espina clavada en el corazón de muchos hogares ticos y latinoamericanos.
Pero, como dice el dicho, 'hay que darle'. A pesar de todo, América Latina y el Caribe seguimos siendo la región más desigual del mundo. Alrededor de 170 millones de personas viven en la pobreza, y 66 millones sufren pobreza extrema. El Presidente de República Dominicana, Luis Abinader, acertadamente señaló que el desarrollo no se mide solamente con el crecimiento económico, sino con la calidad de vida de la gente trabajadora, de aquellos que sudan la camiseta día tras día.
Así que ahora me pregunto, compañeros del Foro: ¿Qué medidas concretas creen ustedes que deberían implementar nuestros gobiernos para romper este círculo vicioso de estancamiento productivo, desigualdad y precariedad laboral? ¿Es posible construir un futuro más justo y próspero para todos en Latinoamérica y el Caribe, o estamos condenados a repetir siempre la misma historia?