¡Duro, duro! Resulta que los gringos anduvieron lanzando un misil Minuteman III, uno de esos grandotes que llevan ojivas, pa' que vean que todavía saben cómo hacerlo. Dicen que fue una prueba rutinaria, pero con Trump mandando a reactivar los ensayos nucleares, la cosa huele a despiche, ¿me entienden?
La prueba, identificada como GT 254, salió desde California, voló unos 6.750 kilómetros, prácticamente hasta tocar las nubes, y acabó dando en el blanco en un centro de pruebas en las Islas Marshall. Ahí, con radares y cacharros avanzados, midieron todo pa’ ver si el misil cumplió con lo que prometía. Según la Fuerza Aérea gringa, todo salió más o menos bien, aunque siempre hay margen de mejora, diay.
Pero aquí viene la vaina. Esto pasa justo después de que Donaldo Trump, hablando desde su plataforma Truth Social (sí, la suya propia), le dijo al Pentágono que reactivaran las pruebas de armamento nuclear porque Rusia anda haciendo sus propios experimentos. Claramente quieren mandar un mensaje al mundo de que todavía tienen la artillería pesada lista pa’ usarla, aunque digan que es pa’ “mantener la paz”. ¡Qué carga!
Pa ponerlos en contexto, el Minuteman III ya lleva ahí varios años, es como el abuelo de los misiles intercontinentales gringos. Tiene tres motores enormes, alcanza velocidades que ni imaginen y puede llevar varias ojivas, cada una más potente que la otra. Todavía tienen unos 400 operacionales escondidos en silos debajo tierra, vigilados día y noche por militares muy serios.
Ahora, analizando la movida, la verdad es que esto no es precisamente una novedad. Antes, cuando no había tanta tensión mundial, también hacían pruebas así. Pero el ambiente ahorita está diferente, ¿entienden? Hay mucha bronca entre Estados Unidos, Rusia y China, todos tratando de demostrar quién manda. Y los misiles nucleares, lamentablemente, siguen siendo parte de ese juego peligroso.
La prueba, identificada como GT 254, salió desde California, voló unos 6.750 kilómetros, prácticamente hasta tocar las nubes, y acabó dando en el blanco en un centro de pruebas en las Islas Marshall. Ahí, con radares y cacharros avanzados, midieron todo pa’ ver si el misil cumplió con lo que prometía. Según la Fuerza Aérea gringa, todo salió más o menos bien, aunque siempre hay margen de mejora, diay.
Pero aquí viene la vaina. Esto pasa justo después de que Donaldo Trump, hablando desde su plataforma Truth Social (sí, la suya propia), le dijo al Pentágono que reactivaran las pruebas de armamento nuclear porque Rusia anda haciendo sus propios experimentos. Claramente quieren mandar un mensaje al mundo de que todavía tienen la artillería pesada lista pa’ usarla, aunque digan que es pa’ “mantener la paz”. ¡Qué carga!
Pa ponerlos en contexto, el Minuteman III ya lleva ahí varios años, es como el abuelo de los misiles intercontinentales gringos. Tiene tres motores enormes, alcanza velocidades que ni imaginen y puede llevar varias ojivas, cada una más potente que la otra. Todavía tienen unos 400 operacionales escondidos en silos debajo tierra, vigilados día y noche por militares muy serios.
Ahora, analizando la movida, la verdad es que esto no es precisamente una novedad. Antes, cuando no había tanta tensión mundial, también hacían pruebas así. Pero el ambiente ahorita está diferente, ¿entienden? Hay mucha bronca entre Estados Unidos, Rusia y China, todos tratando de demostrar quién manda. Y los misiles nucleares, lamentablemente, siguen siendo parte de ese juego peligroso.