Ay, Dios mío, qué panorama estamos viviendo. Justo cuando uno pensaba que la Navidad estaría tranquila, ¡bum!, los vientos se mandan de paseo. Según el INM, varias partes de Costa Rica están sintiendo la brisa con ganas, y no precisamente de esas tranquilas para echarse en la hamaca, sino de esas que te levantan hasta los calcetines. Parece que los Reyes Magos trajeron consigo un buen golpe de viento.
Y ojo, que no hablamos de una brisita suave. Estamos hablando de rachas que superan los 70 kilómetros por hora. El cantón fronterizo de La Cruz, allá en Guanacaste, ha sido de los más afectados, con 78,8 km/h registrados. ¡Imagínate intentar encender un fuego ahí! Luego le sigue Cerro de la Muerte, con 73,1 km/h, donde seguro los guardabosques andaban agarrándose bien fuerte. Y claro, el Volcán Irazú, que siempre tiene sus propios ritmos, también se sumó a la fiesta con vientos de considerable intensidad. Un brete para la fauna y flora de esos lugares, mándale hormitas.
Pero no solo las zonas altas están sufriendo. Las aerolíneas también tienen que estar atentas porque los aeropuertos Daniel Oduber en Liberia llegó a tener ráfagas de casi 60 km/h, y Juan Santamaría en Alajuela, rozando los 52,6 km/h. Imagínate el susto que pudieron haber pasado algunos pasajeros durante los despeges y aterrizajes. Es como si el clima estuviera diciendo: '¡Eh, yo también tengo mi opinión!'
Además, otras comunidades, como Barrio Aranjéz, Piedades de Santa Ana (donde vivo, ¡qué sal!), los alrededores de la Universidad para la Paz, en Ciudad Colón, Santa Rosa y Pinilla en Guanacaste, Cartago, Manga Rica y Sardinal, también experimentaron vientos significativos, rondando entre los 41 y 47 km/h. Un verdadero revuelto, diay… uno ya ni sabe cómo amarrarle los pantalones al perro.
Ahora, el INM nos dice que esto va a seguir así por lo menos hasta mañana. Van a mantener estas condiciones ventosas y con pocas nubes, eh. Lo bueno es que no esperan lluvias torrenciales, pero con estos vientos, uno anda medio alerta. Podrían llegar a superar los 25 y 50 km/h en general, aunque en zonas montañosas y en el norte de Guanacaste, prepárense porque dicen que podrían alcanzar hasta los 80 km/h. ¡Qué carga!
Esto me hace pensar en lo vulnerables que somos ante el clima. Estos fenómenos climáticos extremos, cada vez más frecuentes, nos recuerdan que tenemos que tomar cartas en el asunto con respecto al cambio climático. No es un juego, amigos. Tenemos que empezar a hacer cosas diferentes para cuidar nuestro planeta, porque si no, ¡nos vamos a quedar sin playas y sin brisas agradables en unos años! Y eso sería una verdadera torta.
Personalmente, creo que es importante que todos estemos informados y preparados para enfrentar estos cambios. Asegurémonos de revisar puertas y ventanas, sujetar objetos que puedan volar con el viento y evitar salir innecesariamente durante las ráfagas más fuertes. Y por supuesto, estar atentos a las indicaciones del INM. ¡Más vale prevenir que lamentar, como dicen por ahí! Además, aprovechar para darle mantenimiento a nuestras antenas parabólicas, que con estos vientos pueden acabar volando a otro mundo.
Así que ya saben, ¡manténganse informados y cuídense mucho! Con este clima, uno nunca sabe qué puede pasar. Ahora les pregunto, ¿ustedes creen que deberíamos considerar seriamente invertir más recursos en sistemas de alerta temprana y medidas de adaptación al cambio climático, o seguimos esperando a que el agua nos llegue al cuello?
Y ojo, que no hablamos de una brisita suave. Estamos hablando de rachas que superan los 70 kilómetros por hora. El cantón fronterizo de La Cruz, allá en Guanacaste, ha sido de los más afectados, con 78,8 km/h registrados. ¡Imagínate intentar encender un fuego ahí! Luego le sigue Cerro de la Muerte, con 73,1 km/h, donde seguro los guardabosques andaban agarrándose bien fuerte. Y claro, el Volcán Irazú, que siempre tiene sus propios ritmos, también se sumó a la fiesta con vientos de considerable intensidad. Un brete para la fauna y flora de esos lugares, mándale hormitas.
Pero no solo las zonas altas están sufriendo. Las aerolíneas también tienen que estar atentas porque los aeropuertos Daniel Oduber en Liberia llegó a tener ráfagas de casi 60 km/h, y Juan Santamaría en Alajuela, rozando los 52,6 km/h. Imagínate el susto que pudieron haber pasado algunos pasajeros durante los despeges y aterrizajes. Es como si el clima estuviera diciendo: '¡Eh, yo también tengo mi opinión!'
Además, otras comunidades, como Barrio Aranjéz, Piedades de Santa Ana (donde vivo, ¡qué sal!), los alrededores de la Universidad para la Paz, en Ciudad Colón, Santa Rosa y Pinilla en Guanacaste, Cartago, Manga Rica y Sardinal, también experimentaron vientos significativos, rondando entre los 41 y 47 km/h. Un verdadero revuelto, diay… uno ya ni sabe cómo amarrarle los pantalones al perro.
Ahora, el INM nos dice que esto va a seguir así por lo menos hasta mañana. Van a mantener estas condiciones ventosas y con pocas nubes, eh. Lo bueno es que no esperan lluvias torrenciales, pero con estos vientos, uno anda medio alerta. Podrían llegar a superar los 25 y 50 km/h en general, aunque en zonas montañosas y en el norte de Guanacaste, prepárense porque dicen que podrían alcanzar hasta los 80 km/h. ¡Qué carga!
Esto me hace pensar en lo vulnerables que somos ante el clima. Estos fenómenos climáticos extremos, cada vez más frecuentes, nos recuerdan que tenemos que tomar cartas en el asunto con respecto al cambio climático. No es un juego, amigos. Tenemos que empezar a hacer cosas diferentes para cuidar nuestro planeta, porque si no, ¡nos vamos a quedar sin playas y sin brisas agradables en unos años! Y eso sería una verdadera torta.
Personalmente, creo que es importante que todos estemos informados y preparados para enfrentar estos cambios. Asegurémonos de revisar puertas y ventanas, sujetar objetos que puedan volar con el viento y evitar salir innecesariamente durante las ráfagas más fuertes. Y por supuesto, estar atentos a las indicaciones del INM. ¡Más vale prevenir que lamentar, como dicen por ahí! Además, aprovechar para darle mantenimiento a nuestras antenas parabólicas, que con estos vientos pueden acabar volando a otro mundo.
Así que ya saben, ¡manténganse informados y cuídense mucho! Con este clima, uno nunca sabe qué puede pasar. Ahora les pregunto, ¿ustedes creen que deberíamos considerar seriamente invertir más recursos en sistemas de alerta temprana y medidas de adaptación al cambio climático, o seguimos esperando a que el agua nos llegue al cuello?