Maes, a veces entre tanto despiche político y presas que nos sacan canas verdes, uno necesita leer una noticia que le recuerde que no todo está perdido. Y diay, la de hoy es de esas que le arreglan a uno el día, la semana y hasta el mes. Resulta que este domingo, allá por las montañas de Sabalito de Coto Brus, un perrito se llevó el susto de su vida. Imagínense la escena: la familia paseando, el cachorro explorando como si no hubiera un mañana, y de un pronto a otro, ¡zúas! Se fue en un guindo de casi 25 metros. ¡Veinticinco metros! Eso es como caerse de un edificio de ocho pisos. Uno se imagina la angustia de los dueños, viendo a su compita peludo allá abajo, sin poder hacer nada. ¡Qué sal más fea!
Pero aquí es donde la vara se pone tuanis. Cuando la situación pintaba para tragedia, entraron en escena los meros meros, los que nunca fallan: el Cuerpo de Bomberos de Costa Rica. Los maes recibieron la alerta y no lo pensaron dos veces. Se metieron montaña adentro, casi tres kilómetros, hasta llegar a la zona del desastre, por la catarata Kamakiri. Y no crean que era un terrenito plano y fácil. El reporte dice que era una zona de acceso complicadísimo, de esas donde uno da un mal paso y termina haciéndole compañía al perrito. Aquí es donde uno ve el nivel de preparación que tienen estos profesionales. No es solo subirse al camión con la sirena a todo volumen; es tener la condición física, el conocimiento técnico y, sobre todo, los pantalones para enfrentar un brete así.
Y el rescate en sí, ¡qué nivel! Esto no fue de tirar una mecate y jalar. No, señor. Los Bomberos montaron todo un sistema de cuerdas para hacer un rescate vertical. O sea, uno de ellos se tuvo que guindar y bajar por la pared del barranco, asegurado solo por sus compañeros y un montón de equipo especializado. ¡Eso sí es tener vocación! Se mandaron una maniobra digna de una película de acción, todo para salvar una vida, sin importar que fuera de cuatro patas. ¡Qué carga de rescatistas tenemos en este país! Este tipo de profesionalismo, esa dedicación para ejecutar una operación tan compleja en un lugar tan hostil, es algo que de verdad merece un aplauso de pie. No es cualquier chunche, es un brete que requiere precisión milimétrica y una confianza ciega en el equipo.
Al final, como en las buenas historias, todo salió a cachete. El bombero descendió, aseguró al cachorro, y con la ayuda del equipo en la superficie, lo subieron sano y salvo. La mejor parte, obviamente, fue ver al perrito reencontrarse con su familia. Según el reporte oficial, el animalito no sufrió heridas graves, más allá del susto monumental que seguro se llevó. Esa imagen del peludo, moviendo la cola, de vuelta con sus humanos, es la que hace que todo el esfuerzo, el riesgo y el despliegue de recursos valga la pena. Es un recordatorio de que la empatía y el deber van más allá de nuestra propia especie, y eso, en los tiempos que corren, es algo increíblemente valioso.
Historias como esta son las que nos inflan el pecho de orgullo. Demuestran que en Costa Rica hay gente excepcional haciendo un brete silencioso pero fundamental todos los días. Así que la próxima vez que escuchen una sirena, piensen en estos maes, que lo mismo apagan un incendio que se guindan de un precipicio para salvar a un perrito. ¡Qué chiva que esta vara tuvo un final feliz! Ahora les pregunto a ustedes, comunidad del Foro: ¿Cuál es la historia de rescate (animal o humana) más impresionante que han conocido o de la que han sido testigos? ¡Cuenten sus historias para seguir con la buena vibra!
Pero aquí es donde la vara se pone tuanis. Cuando la situación pintaba para tragedia, entraron en escena los meros meros, los que nunca fallan: el Cuerpo de Bomberos de Costa Rica. Los maes recibieron la alerta y no lo pensaron dos veces. Se metieron montaña adentro, casi tres kilómetros, hasta llegar a la zona del desastre, por la catarata Kamakiri. Y no crean que era un terrenito plano y fácil. El reporte dice que era una zona de acceso complicadísimo, de esas donde uno da un mal paso y termina haciéndole compañía al perrito. Aquí es donde uno ve el nivel de preparación que tienen estos profesionales. No es solo subirse al camión con la sirena a todo volumen; es tener la condición física, el conocimiento técnico y, sobre todo, los pantalones para enfrentar un brete así.
Y el rescate en sí, ¡qué nivel! Esto no fue de tirar una mecate y jalar. No, señor. Los Bomberos montaron todo un sistema de cuerdas para hacer un rescate vertical. O sea, uno de ellos se tuvo que guindar y bajar por la pared del barranco, asegurado solo por sus compañeros y un montón de equipo especializado. ¡Eso sí es tener vocación! Se mandaron una maniobra digna de una película de acción, todo para salvar una vida, sin importar que fuera de cuatro patas. ¡Qué carga de rescatistas tenemos en este país! Este tipo de profesionalismo, esa dedicación para ejecutar una operación tan compleja en un lugar tan hostil, es algo que de verdad merece un aplauso de pie. No es cualquier chunche, es un brete que requiere precisión milimétrica y una confianza ciega en el equipo.
Al final, como en las buenas historias, todo salió a cachete. El bombero descendió, aseguró al cachorro, y con la ayuda del equipo en la superficie, lo subieron sano y salvo. La mejor parte, obviamente, fue ver al perrito reencontrarse con su familia. Según el reporte oficial, el animalito no sufrió heridas graves, más allá del susto monumental que seguro se llevó. Esa imagen del peludo, moviendo la cola, de vuelta con sus humanos, es la que hace que todo el esfuerzo, el riesgo y el despliegue de recursos valga la pena. Es un recordatorio de que la empatía y el deber van más allá de nuestra propia especie, y eso, en los tiempos que corren, es algo increíblemente valioso.
Historias como esta son las que nos inflan el pecho de orgullo. Demuestran que en Costa Rica hay gente excepcional haciendo un brete silencioso pero fundamental todos los días. Así que la próxima vez que escuchen una sirena, piensen en estos maes, que lo mismo apagan un incendio que se guindan de un precipicio para salvar a un perrito. ¡Qué chiva que esta vara tuvo un final feliz! Ahora les pregunto a ustedes, comunidad del Foro: ¿Cuál es la historia de rescate (animal o humana) más impresionante que han conocido o de la que han sido testigos? ¡Cuenten sus historias para seguir con la buena vibra!