¡Ay, Dios mío! Después de tanto tiempo esperando, parece que finalmente vamos viendo la luz al final del túnel para nuestro querido Cine Variedades. Este templo del séptimo arte, que lleva más de un siglo regalándonos emociones y recuerdos inolvidables, está resurgiendo de entre las cenizas gracias a un esfuerzo titánico. Ya saben, ese lugar que nos hacía sentir nostálgicos viendo películas clásicas con palomitas de maíz recién hechas… ¡qué épocas!
El ministro de Cultura, Jorge Rodríguez, soltó la bomba este martes: en los primeros días de diciembre, vamos a tener una pequeña probadita de cómo va quedando el Variedades. No será la gran inauguración, claro está, pero sí una oportunidad única para echarle un ojo al progreso de la obra y sentirnos orgullosos de que estamos rescatando un pedazo fundamental de nuestra identidad cultural. Agarrénse que esto promete, diay.
La idea es abrir un sector del lobby, ese espacio que queda un poquito adentro de la fachada, donde los trabajos ya están bastante avanzados. Así, quienes aprovechen las posadas navideñas (del 3 al 12 de diciembre) podrán apreciar el cariño y dedicación que se le está poniendo a esta joya arquitectónica. Rodriguez recalcó, con toda razón, que esto es para que la gente se apropiese del espacio, lo cuide y evite que vándalos llenen las paredes de grafitis – porque, díganme, ¿quién quiere ver esas cosas en un lugar tan emblemático?
Pero no crean que ha sido fácil, mi clave. El Variedades ha sufrido años de abandono; ¡una torta monumental! Diez años enteros arrastrando el pie, acumulando problemas que parecían insuperables. Antes de empezar la restauración, el techo estaba podrido hasta las cachas, afectando directamente al interior de la sala, y la fachada, ¡pues se estaba yendo al traste!, inclinándose peligrosamente. Un brete verdaderamente complicado, señores.
Y ni hablar de los trabajos que han tenido que hacer. Desde reposicionar estructuras de madera que estaban pidiendo raja, hasta decapado de paredes y aplicación de materiales retardantes de fuego para cumplir con todas las normas. Además, están restaurando forros de metal troquelado y aislando termicamente las paredes para que la experiencia en la sala sea la mejor posible. A todo esto, se estima que cuando esté listo, el Variedades tendrá unas 300 butacas distribuidas en dos niveles, con el tercer nivel dedicado exclusivamente a proyecciones. ¡Eso sí que es nivel!
Ahora bien, hablando de plata, el gobierno ya ha invertido alrededor de ¢350 millones en este proyecto – ¢150 millones el año pasado y más de ¢200 millones este año. Y para el próximo año, necesitarán unos ¢650 millones adicionales. Lynder Sánchez, el director de Patrimonio Cultural, dijo que restaurar el Variedades no es solo recuperar un edificio, sino también traer de vuelta un pedazo de la historia josefina, un lugar que vio pasar momentos culturales importantísimos desde finales del siglo XIX. Un tesoro, vaya.
Raciel del Toro, jefe del Centro Costarricense de Producción Cinematográfica, ya tiene claro cuál será el enfoque una vez que el Variedades vuelva a estar operativo: apoyar y promover la producción audiovisual nacional y regional. Festivales de cine, eventos especiales... ¡será un hervidero de talento y creatividad! Esto es vital para fortalecer nuestra industria cinematográfica y mostrarle al mundo lo que somos capaces de crear nosotros, los ticos. Que viva el cine nacional, diay.
En fin, un proyecto que nos da esperanza y demuestra que aún podemos valorar nuestro patrimonio cultural. Pero me pregunto, ¿cree usted que el Cine Variedades logrará convertirse en un punto neurálgico de la vida cultural josefina, atrayendo a nuevas generaciones y manteniendo vivo el legado de nuestros artistas, o se quedará como otro proyecto gubernamental más, olvidado con el paso del tiempo? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!
El ministro de Cultura, Jorge Rodríguez, soltó la bomba este martes: en los primeros días de diciembre, vamos a tener una pequeña probadita de cómo va quedando el Variedades. No será la gran inauguración, claro está, pero sí una oportunidad única para echarle un ojo al progreso de la obra y sentirnos orgullosos de que estamos rescatando un pedazo fundamental de nuestra identidad cultural. Agarrénse que esto promete, diay.
La idea es abrir un sector del lobby, ese espacio que queda un poquito adentro de la fachada, donde los trabajos ya están bastante avanzados. Así, quienes aprovechen las posadas navideñas (del 3 al 12 de diciembre) podrán apreciar el cariño y dedicación que se le está poniendo a esta joya arquitectónica. Rodriguez recalcó, con toda razón, que esto es para que la gente se apropiese del espacio, lo cuide y evite que vándalos llenen las paredes de grafitis – porque, díganme, ¿quién quiere ver esas cosas en un lugar tan emblemático?
Pero no crean que ha sido fácil, mi clave. El Variedades ha sufrido años de abandono; ¡una torta monumental! Diez años enteros arrastrando el pie, acumulando problemas que parecían insuperables. Antes de empezar la restauración, el techo estaba podrido hasta las cachas, afectando directamente al interior de la sala, y la fachada, ¡pues se estaba yendo al traste!, inclinándose peligrosamente. Un brete verdaderamente complicado, señores.
Y ni hablar de los trabajos que han tenido que hacer. Desde reposicionar estructuras de madera que estaban pidiendo raja, hasta decapado de paredes y aplicación de materiales retardantes de fuego para cumplir con todas las normas. Además, están restaurando forros de metal troquelado y aislando termicamente las paredes para que la experiencia en la sala sea la mejor posible. A todo esto, se estima que cuando esté listo, el Variedades tendrá unas 300 butacas distribuidas en dos niveles, con el tercer nivel dedicado exclusivamente a proyecciones. ¡Eso sí que es nivel!
Ahora bien, hablando de plata, el gobierno ya ha invertido alrededor de ¢350 millones en este proyecto – ¢150 millones el año pasado y más de ¢200 millones este año. Y para el próximo año, necesitarán unos ¢650 millones adicionales. Lynder Sánchez, el director de Patrimonio Cultural, dijo que restaurar el Variedades no es solo recuperar un edificio, sino también traer de vuelta un pedazo de la historia josefina, un lugar que vio pasar momentos culturales importantísimos desde finales del siglo XIX. Un tesoro, vaya.
Raciel del Toro, jefe del Centro Costarricense de Producción Cinematográfica, ya tiene claro cuál será el enfoque una vez que el Variedades vuelva a estar operativo: apoyar y promover la producción audiovisual nacional y regional. Festivales de cine, eventos especiales... ¡será un hervidero de talento y creatividad! Esto es vital para fortalecer nuestra industria cinematográfica y mostrarle al mundo lo que somos capaces de crear nosotros, los ticos. Que viva el cine nacional, diay.
En fin, un proyecto que nos da esperanza y demuestra que aún podemos valorar nuestro patrimonio cultural. Pero me pregunto, ¿cree usted que el Cine Variedades logrará convertirse en un punto neurálgico de la vida cultural josefina, atrayendo a nuevas generaciones y manteniendo vivo el legado de nuestros artistas, o se quedará como otro proyecto gubernamental más, olvidado con el paso del tiempo? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!
