¡Imagínate!, compa. El dólar se fue pa’ abajo como si fuera pura agua bendita. El Banco Central confirmó que hoy llegó a ¢492,48, batiendo todos los récords que teníamos desde… ¡prepárate!… 2008. Sí, sí, hace rayitos de sol. Eso significa que a los que le enviamos billetes desde afuera, nos llega más colera, y a los que tenemos ahorros en dólares, pues ahí les vamos dando unos manotazos buscando dónde meterlos.
Para entender bien este brete, hay que recordar que la fluctuación del dólar siempre ha sido una vara importante en nuestra economía. Cuando baja, generalmente es bueno para importar cosas, porque te cuestan menos. Pero también puede afectar a sectores como el turismo, ya que el costo de viajar acá parece más barato para los extranjeros, aunque eso no necesariamente se traduce en más negocio para todos. El caso es que la cosa se puso interesante estos últimos días, y la gente andaba comentándolo en los autobuses y en los mercados. ¡Esto es pura conversación!
Según el Banco Central, en noviembre el dólar se desplomó ¢9,97. Una diferencia considerable, ¿eh? Y en la última sesión de noviembre se movieron casi 28 millones de dólares. De esos, seis millones fueron comprados directamente por el banco central para tratar de frenar la caída. Obviamente, no pudieron hacer milagros, porque la tendencia estaba clara: el dólar quería irse pa’ abajo. Muchos se preguntan si esto es sostenible a largo plazo o si es solo una calma chicha antes de la tormenta.
Carlos Valerín, analista financiero de mercado cambiario, nos echó un vistazo técnico a la cosa. Según él, estamos en una época clave del año, justo antes de los pagos de aguinaldo. “Estamos cerquita de diciembre, de pagaraguinaldo en el sector público el 5 de diciembre. Las transnacionales seguramente también van a empezar a sacar feria pronto. Se junta la necesidad de convertir divisas para esos pagos con la quincena, y eso crea un flujo gigante que empuja el mercado hacia abajo”, nos explicó. En pocas palabras, la gente necesita colones para pagar las cositas navideñas, así que venden sus dólares y bajan el precio.
Pero ojo, no todo es fiesta. Algunos economistas advierten que una depreciación demasiado rápida del dólar podría tener efectos negativos en la inflación. Si las importaciones se vuelven más baratas, pero los precios internos siguen subiendo, la cosa se pone complicada. Además, una divisa débil puede desalentar la inversión extranjera, porque a nadie le gusta poner su plata en un lugar donde el valor cambia constantemente. Un poco de estabilidad nunca viene mal.
Ahora bien, ¿qué significa todo esto para el día a día del tico promedio? Pues básicamente, que comprar productos importados será un poquito más fácil. Podríamos ver alguna rebaja en algunos artículos, aunque no esperemos milagros, porque los comerciantes siempre buscarán mantener sus márgenes de ganancia. Lo importante es estar atentos a cómo evolucionan los precios y ajustar nuestros presupuestos en consecuencia. Como dicen por ahí, ¡hay que apañarse!
Por supuesto, toda esta situación genera incertidumbre. Hay quienes ven esta caída del dólar como una señal positiva para la economía nacional, mientras que otros temen que sea solo el principio de algo peor. La verdad es que solo el tiempo dirá cuál es el camino correcto. Mientras tanto, toca esperar y observar cómo reacciona el gobierno ante esta coyuntura y qué medidas tomará para proteger la economía del país. ¡Que no se nos vaya todo al traste!
Y ahora, para cerrar este panorama económico, me pregunto: ¿Crees que esta caída sostenida del dólar beneficiará realmente a la mayoría de los costarricenses o es solo una ilusión pasajera? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios y veamos qué piensa el Foro de Costa Rica sobre este asunto!
Para entender bien este brete, hay que recordar que la fluctuación del dólar siempre ha sido una vara importante en nuestra economía. Cuando baja, generalmente es bueno para importar cosas, porque te cuestan menos. Pero también puede afectar a sectores como el turismo, ya que el costo de viajar acá parece más barato para los extranjeros, aunque eso no necesariamente se traduce en más negocio para todos. El caso es que la cosa se puso interesante estos últimos días, y la gente andaba comentándolo en los autobuses y en los mercados. ¡Esto es pura conversación!
Según el Banco Central, en noviembre el dólar se desplomó ¢9,97. Una diferencia considerable, ¿eh? Y en la última sesión de noviembre se movieron casi 28 millones de dólares. De esos, seis millones fueron comprados directamente por el banco central para tratar de frenar la caída. Obviamente, no pudieron hacer milagros, porque la tendencia estaba clara: el dólar quería irse pa’ abajo. Muchos se preguntan si esto es sostenible a largo plazo o si es solo una calma chicha antes de la tormenta.
Carlos Valerín, analista financiero de mercado cambiario, nos echó un vistazo técnico a la cosa. Según él, estamos en una época clave del año, justo antes de los pagos de aguinaldo. “Estamos cerquita de diciembre, de pagaraguinaldo en el sector público el 5 de diciembre. Las transnacionales seguramente también van a empezar a sacar feria pronto. Se junta la necesidad de convertir divisas para esos pagos con la quincena, y eso crea un flujo gigante que empuja el mercado hacia abajo”, nos explicó. En pocas palabras, la gente necesita colones para pagar las cositas navideñas, así que venden sus dólares y bajan el precio.
Pero ojo, no todo es fiesta. Algunos economistas advierten que una depreciación demasiado rápida del dólar podría tener efectos negativos en la inflación. Si las importaciones se vuelven más baratas, pero los precios internos siguen subiendo, la cosa se pone complicada. Además, una divisa débil puede desalentar la inversión extranjera, porque a nadie le gusta poner su plata en un lugar donde el valor cambia constantemente. Un poco de estabilidad nunca viene mal.
Ahora bien, ¿qué significa todo esto para el día a día del tico promedio? Pues básicamente, que comprar productos importados será un poquito más fácil. Podríamos ver alguna rebaja en algunos artículos, aunque no esperemos milagros, porque los comerciantes siempre buscarán mantener sus márgenes de ganancia. Lo importante es estar atentos a cómo evolucionan los precios y ajustar nuestros presupuestos en consecuencia. Como dicen por ahí, ¡hay que apañarse!
Por supuesto, toda esta situación genera incertidumbre. Hay quienes ven esta caída del dólar como una señal positiva para la economía nacional, mientras que otros temen que sea solo el principio de algo peor. La verdad es que solo el tiempo dirá cuál es el camino correcto. Mientras tanto, toca esperar y observar cómo reacciona el gobierno ante esta coyuntura y qué medidas tomará para proteger la economía del país. ¡Que no se nos vaya todo al traste!
Y ahora, para cerrar este panorama económico, me pregunto: ¿Crees que esta caída sostenida del dólar beneficiará realmente a la mayoría de los costarricenses o es solo una ilusión pasajera? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios y veamos qué piensa el Foro de Costa Rica sobre este asunto!
