¡Aguafiestas! Era casi seguro que íbamos a escuchar malas noticias sobre la economía, pero parece que esta vez nos tocó una sorpresa agradable. El IICE de la UCR, esos muchachos que siempre andan analizando qué onda con nuestro brete económico, sacaron unas proyecciones que le dan una luzcita al final del túnel. Ahora dicen que la economía va a crecer entre 4.33% y 4.58% este año, ¡eso sí es un respiro!
Para entender bien esto, hay que recordar que hace poco estaban con pronósticos más conservadores, digamos, medio salados. Pero resulta que el régimen especial, esa vaina de las zonas francas, ha estado dando mucha brisa. Este régimen, donde trabajan muchas empresas extranjeras, está creciendo a un ritmo impresionante, casi del 14.9%, ¡qué carga de crecimiento!
Ahora, pa’ ponerle orden a la casa, el llamado “régimen definitivo”, donde trabaja la gran mayoría de nosotros – campesinos, pequeños comerciantes, empleados públicos… toda esa vara–, no está creciendo tanto, apenas un 2.7%. Se supone que debería empezar a recuperar terreno, pero todavía hay una diferencia considerable entre cómo le va a unos y a otros. Parece que la recuperación económica aún no llega a todos lados por igual, ¿no?
Lo interesante es que el aumento en las exportaciones ha sido clave. Resulta que los productos que salen del país, especialmente los que vienen de las zonas francas, han crecido bastante, un 21.8% en comparación con el 2.6% del régimen definitivo. Eso significa que casi el 70% de todo lo que vendemos afuera proviene de esas zonas. ¡Un chunche considerable!
Y ojo, que esto sucede pese a los problemas con Estados Unidos y sus aranceles. Ahí es donde uno dice: ¡el mae se recontra esforzó! Porque con todas las trabas que pusieron, las zonas francas siguieron funcionando y contribuyendo al crecimiento. Hay que reconocer que estos negocios tienen agallas para seguir adelante.
Las cifras muestran que el régimen definitivo aportó 2.44 puntos porcentuales al crecimiento general, mientras que el régimen especial sumó 2.87 puntos. Claramente, el motor principal de la economía ahora mismo son las zonas francas. No sé si eso es bueno o malo a largo plazo, porque dependemos demasiado de un solo sector. Habrá que ver cómo evoluciona la cosa, ¿verdad?
Además, se nota que el sector agrícola y alimentario está perdiendo importancia en cuanto a exportaciones. Antes éramos conocidos por nuestros bananos, café y piñas, pero ahora las industrias manufactureras están tomando la posta. Esto podría tener implicaciones en nuestra identidad como país, ¿seremos solamente un centro de manufactura o lograremos diversificar nuestra economía?
En fin, parece que tenemos motivos para celebrar un poquito, aunque también hay que estar pendientes. Esta proyección al alza es una buena señal, pero no podemos bajar la guardia. ¡Qué vareta! Necesitamos que la economía siga creciendo para que todos podamos vivir mejor. Así que, mi gente, ¿ustedes creen que este crecimiento sostenido beneficiará a todos los hogares costarricenses o seguirá siendo un asunto principalmente de las zonas francas?
Para entender bien esto, hay que recordar que hace poco estaban con pronósticos más conservadores, digamos, medio salados. Pero resulta que el régimen especial, esa vaina de las zonas francas, ha estado dando mucha brisa. Este régimen, donde trabajan muchas empresas extranjeras, está creciendo a un ritmo impresionante, casi del 14.9%, ¡qué carga de crecimiento!
Ahora, pa’ ponerle orden a la casa, el llamado “régimen definitivo”, donde trabaja la gran mayoría de nosotros – campesinos, pequeños comerciantes, empleados públicos… toda esa vara–, no está creciendo tanto, apenas un 2.7%. Se supone que debería empezar a recuperar terreno, pero todavía hay una diferencia considerable entre cómo le va a unos y a otros. Parece que la recuperación económica aún no llega a todos lados por igual, ¿no?
Lo interesante es que el aumento en las exportaciones ha sido clave. Resulta que los productos que salen del país, especialmente los que vienen de las zonas francas, han crecido bastante, un 21.8% en comparación con el 2.6% del régimen definitivo. Eso significa que casi el 70% de todo lo que vendemos afuera proviene de esas zonas. ¡Un chunche considerable!
Y ojo, que esto sucede pese a los problemas con Estados Unidos y sus aranceles. Ahí es donde uno dice: ¡el mae se recontra esforzó! Porque con todas las trabas que pusieron, las zonas francas siguieron funcionando y contribuyendo al crecimiento. Hay que reconocer que estos negocios tienen agallas para seguir adelante.
Las cifras muestran que el régimen definitivo aportó 2.44 puntos porcentuales al crecimiento general, mientras que el régimen especial sumó 2.87 puntos. Claramente, el motor principal de la economía ahora mismo son las zonas francas. No sé si eso es bueno o malo a largo plazo, porque dependemos demasiado de un solo sector. Habrá que ver cómo evoluciona la cosa, ¿verdad?
Además, se nota que el sector agrícola y alimentario está perdiendo importancia en cuanto a exportaciones. Antes éramos conocidos por nuestros bananos, café y piñas, pero ahora las industrias manufactureras están tomando la posta. Esto podría tener implicaciones en nuestra identidad como país, ¿seremos solamente un centro de manufactura o lograremos diversificar nuestra economía?
En fin, parece que tenemos motivos para celebrar un poquito, aunque también hay que estar pendientes. Esta proyección al alza es una buena señal, pero no podemos bajar la guardia. ¡Qué vareta! Necesitamos que la economía siga creciendo para que todos podamos vivir mejor. Así que, mi gente, ¿ustedes creen que este crecimiento sostenido beneficiará a todos los hogares costarricenses o seguirá siendo un asunto principalmente de las zonas francas?
