¡Ay, Dios mío, qué vaina! Las conversaciones sobre cómo cuidar nuestro planeta animalito están candela en Samarcanda, Uzbekistán. Resulta que más de 180 países se juntaron para hablar de si proteger más tiguerones, si quitarle trabas a unos guanacos perdidos o, ¡aguántense!, si podemos vender los cuernos de los rinocerontes... sí, eso mismo escuchaste.
Esta movida, que lleva medio siglo, se llama CITES, que significa Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres. Un nombre largo pa’ un brete, pero básicamente buscan regular el negocio de animales y plantitas en peligro de extinción. Imagínate, controlan el movimiento de ¡más de 36 mil especies! Una locura, ¿eh?
Y ahora, en esta reunión, hay propuestas de todo tipo. Algunos quieren darle más protección a unas anguilas que le gustan tanto a los asiáticos, otros quieren aflojarle la mano a las jirafas… Pero lo que realmente está dando qué hablar es la idea de poder vender los cuernos de rinoceronte y el marfil de elefante. ¡Eso sí que es polémica!
¿Por qué querrían hacer eso, te preguntas? Pues algunos gobiernos dicen que necesitan la plata para invertir en conservación. Argumentan que si pueden vender esas cositas, tendrán dinero pa' cuidar a los animales y sus hogares. Suena lindo en teoría, pero muchos expertos advierten que esto podría abrir la puerta al mercado negro. Como decía mi abu, 'con mucho cuidado con esas aguas turbias'.
Un gringo, Matt Collis, que trabaja en una organización de bienestar animal, dice que si empiezan a vender legalmente estos productos, los pendejos del hampa van a lavar su mercancía ilegal en esos mercados de Asia. ¡Imagínate el daño que puede causar! Ya tienen suficientes problemas allá, diay.
Sin embargo, un país llamado Namibia defiende la propuesta a capa y espada. Dicen que necesitan esa lana para evitar que los rinocerontes desaparezcan, que les roben su territorio y que sus poblaciones se debiliten. Un brete, la necesidad que tienen de mantenerlos ahí, ¿verdad?
Además, la discusión está prendidísima con los tiburones. Quieren proteger siete especies, incluyendo al tiburón oceánico blanco, el más famoso de todos. Eso sí que sería una noticia chiva, porque esos señores están en peligro crítico. Ahora, imagínate explicarle a tu hijo que ya no verás National Geographic mostrando esos colosos nadando libres… Qué pena.
En fin, parece que este debate va a estar candela por un buen rato. Al final del día, la pregunta es esta: ¿Deberíamos permitir la venta de cuernos de rinocerontes y marfil de elefantes, aunque eso signifique arriesgarnos a impulsar el comercio ilegal? ¿Se va a poner fin a esta torta o vamos a seguir viendo cómo nuestros animalesitos se van al traste? Déjanos tu opinión en los comentarios, ¡queremos saber qué piensas tú!
Esta movida, que lleva medio siglo, se llama CITES, que significa Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres. Un nombre largo pa’ un brete, pero básicamente buscan regular el negocio de animales y plantitas en peligro de extinción. Imagínate, controlan el movimiento de ¡más de 36 mil especies! Una locura, ¿eh?
Y ahora, en esta reunión, hay propuestas de todo tipo. Algunos quieren darle más protección a unas anguilas que le gustan tanto a los asiáticos, otros quieren aflojarle la mano a las jirafas… Pero lo que realmente está dando qué hablar es la idea de poder vender los cuernos de rinoceronte y el marfil de elefante. ¡Eso sí que es polémica!
¿Por qué querrían hacer eso, te preguntas? Pues algunos gobiernos dicen que necesitan la plata para invertir en conservación. Argumentan que si pueden vender esas cositas, tendrán dinero pa' cuidar a los animales y sus hogares. Suena lindo en teoría, pero muchos expertos advierten que esto podría abrir la puerta al mercado negro. Como decía mi abu, 'con mucho cuidado con esas aguas turbias'.
Un gringo, Matt Collis, que trabaja en una organización de bienestar animal, dice que si empiezan a vender legalmente estos productos, los pendejos del hampa van a lavar su mercancía ilegal en esos mercados de Asia. ¡Imagínate el daño que puede causar! Ya tienen suficientes problemas allá, diay.
Sin embargo, un país llamado Namibia defiende la propuesta a capa y espada. Dicen que necesitan esa lana para evitar que los rinocerontes desaparezcan, que les roben su territorio y que sus poblaciones se debiliten. Un brete, la necesidad que tienen de mantenerlos ahí, ¿verdad?
Además, la discusión está prendidísima con los tiburones. Quieren proteger siete especies, incluyendo al tiburón oceánico blanco, el más famoso de todos. Eso sí que sería una noticia chiva, porque esos señores están en peligro crítico. Ahora, imagínate explicarle a tu hijo que ya no verás National Geographic mostrando esos colosos nadando libres… Qué pena.
En fin, parece que este debate va a estar candela por un buen rato. Al final del día, la pregunta es esta: ¿Deberíamos permitir la venta de cuernos de rinocerontes y marfil de elefantes, aunque eso signifique arriesgarnos a impulsar el comercio ilegal? ¿Se va a poner fin a esta torta o vamos a seguir viendo cómo nuestros animalesitos se van al traste? Déjanos tu opinión en los comentarios, ¡queremos saber qué piensas tú!
